Con sus relatos da cabida a temas marginales: la muerte y la homosexualidad

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Con sus relatos da cabida a temas marginales: la muerte y la homosexualidad

'Los arcoiris negros' es un libro en el que se narran 43 historias cuyo hilo conductor es la muerte. Foto: Cortesía Editorial De otro tipo
'Los arcoiris negros' es el libro reciente de Sergio Pérez Torres, autor originario de Monterrey en el que a través de 43 historias cortas habla de mortandad y clama por espacios para el amor gay

El título del libro de relatos cortos, del regiomontano Sergio Pérez Torres, es “Los arcoíris negros”, que evoca al símbolo homosexual, pero en oscuridad. Y es así, a través de 43 historias que él nos lleva a narraciones cuyo hilo conductor es la muerte y en el que emerge la subtrama de historias de amor gay.

VANGUARDIA tuvo oportunidad de entrevistar al autor para conocer más a fondo el trasfondo de su reciente publicación.

La muerte es el hilo conductor de los 43 relatos de 'Los arcoíris negros', ¿Por qué decidiste narrar en función de este tema?

La muerte es una de mis grandes obsesiones. Supongo de por algo también es uno de los temas universales en el arte y la literatura. Todos tenemos la certeza de conocerla algún día y al mismo tiempo nos abisma el misterio de no tener la certeza de lo que ocurre realmente.

Más allá del sentido de dolor o pérdida que nos deja a la muerte o el temor que nos inspira pensar en la propia, me parece que es importante ver las distintas maneras en las que se presenta, sus máscaras, su alcance al fin de una etapa de relación, un ciclo de estudios, una velada de ensueño, etc. Intento mostrar una serie de textos que, aunque cuenten una sola historia, sean capaces de funcionar individualmente porque abordan una visión única de la muerte en cada caso.

¿Tú eres el narrador de cada relato?

El protagonista, Santiago, es el que narra todos los relatos. Pero este alter ego es una excusa para poder contar varias de las historias que me conforman. No podría decir que 'Los arcoíris negros' es mi autobiografía, ya que cambié el nombre de los personajes, además de pulir algunos de los relatos con el fin de lograr una mayor tensión dramática, fluidez y riqueza. No esperaba quedarme en lo anecdótico sino trascender a lo literario, por eso hablaría más de autoficción.

¿Cómo es tu proceso creativo de escritura?

Me abstraigo mucho durante la escritura. No importa si es un lugar callado o hay ruido, puedo aislar mis pensamientos hasta que el hilo que quiero seguir se muestra. Cuando escribí mis libros de poesía, era más bien atribulado, doloroso en muchas maneras. Cambiar a la narrativa me permitió redescubrir una manera de abordar mi proceso creativo. Trazaba diagramas para el orden, escribía con conciencia de cómo iba a terminar la historia, pero al mismo tiempo me dejaba perder en el recorrido y lo mejor es que varias veces me descubrí riendo o sonriendo mientras recreaba los ambientes y los diálogos, aunque estuviera tratando algo escabroso como un suicidio, un asesinato o un aborto.

"...una boa constrictor en mi jardín del Edén", incluso en el momento de un nacimiento, está el elemento de mortandad. ¿Atravesabas una época complicada, oscura?

Desde mi nacimiento la muerte pareció mi signo del zodiaco. Me dieron a luz a los ocho meses porque estaba estrangulándome con el cordón umbilical. Supongo que nunca me ha gustado esperar y que siempre hago una entrada inesperada, sobretodo cuando es la primera vez.

Algunos de estos elementos que se acercan a lo gótico y a lo romántico, parten de una fascinación por el fallecimiento y sus implicaciones. La muerte siempre está asechándonos. Y no sólo de un modo amenazante, a veces lo hace con la paciencia de quien, literalmente, puede esperar toda la vida.

A la hora de escribir, ¿piensas en los lectores?

Sí. Creo que cuando publiqué mi primer libro no tenía esta capacidad, quería expresarme, quería un testimonio de mi forma de estar y ser en el mundo. Afortunadamente la autoexploración ha dado paso a otros descubrimientos, a conectar con los demás, leer el mundo, interpretar las realidades. Todo esto ha hecho que ahora sea un autor más interesado en el tratamiento del lenguaje y al mismo tiempo de lo que podría anidar en mis lectoras y lectores. Lo más importante no es lo que quiero decir sino cómo lo estoy diciendo.

Hay una subtrama en los relatos, historias de amor homosexual que irrumpen. ¿Es un reclamo de espacios para esta identidad amorosa?

Veo más una continuación entre el amor y la muerte. Según el psicoanálisis, hay dos pulsiones que logran tensionar al ser humano, el eros y el tánatos. Una parte creadora y otra destructora. Quizás el equilibro entre estas dos fuerzas que laten en nosotros son las que nos permiten lograr algo de equilibro.

Por otro lado, me parece que la diversidad sexual es cada vez más visibilizada en libros, canciones, series y películas. Es importante que también haya constancia de otros mundos más allá de los más habituales. No diría que esto es un reclamo sino un clamor.

¿Qué escritores están entre tus influencias?

Safo y Shakespeare siempre son importantes para mí, vuelvo a ellos y no dejo de redescubrirlos. Pero en “Los arcoíris negros” veo que hay dos influencias muy marcadas. En cuanto a la forma, está Alessandro Baricco, quien escribió su novela corta 'Seda' por medio de relatos cortos con un ambiente muy poético. En cuanto al tratamiento del fondo, está Sylvia Plath, autora de la novela “La campana de cristal”, en la que elabora una autoficción que están entre las más logradas en toda la literatura.

Sergio Pérez Torres, autor de 'Los arcoiris negros'./Foto: Anabel Palacios