El 30 de mayo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que a partir del 10 de junio su Gobierno aplicaría 5% de aranceles a todos los bienes provenientes de México, aumentando el porcentaje gradualmente hasta llegar al 25% en octubre del presente año si nuestro Gobierno no tomaba medidas para reducir la migración ilegal en su país. Las amenazas del señor Trump no son nuevas, desde la campaña electoral rumbo a la Presidencia utilizó a México de forma negativa como parte de su discurso político. De entonces a la fecha ha ofendido y declarado sus intenciones de imponer aranceles, renegociar tratados, hacer que la industria automotriz norteamericana instalada en nuestro territorio se vaya a EU.

Por supuesto que de cumplirse las últimas amenazas del presidente norteamericano, la economía nacional sería gravemente afectada, al menos 900 mil personas se hubieran quedado sin empleo, según el Secretario de Relaciones Exteriores de México. Claramente existe una asimetría entre las dos naciones, sin embargo, al paso de los años se ha generado una interdependencia entre las economías, por lo que tomar medidas irresponsables traería afectaciones para ambas partes.

Tener claridad en esa interdependencia y el carácter para defender nuestra soberanía con dignidad fue lo determinante para que en negociaciones México ya no fuera como siempre, el perdedor. El primer elemento lo tuvimos cuando la delegación mexicana que fue a Washington a negociar un acuerdo que cancelara la aplicación de aranceles, encabezada por el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, lo puso sobre la mesa. El segundo aspecto lo encontramos en la carta de nuestro Presidente al mandatario norteamericano, Donald Trump.

La misiva del presidente Andrés Manuel López Obrador fue una respuesta inmediata y contundente luego de la amenaza para aplicar aranceles, un mensaje que generó respaldo amplio de la población mexicana porque por fin un mandatario mexicano no se doblegaba ante el extranjero, sino que defendía la dignidad, los principios y la soberanía.

Desde luego que en diplomacia es importante saber tus fortalezas y debilidades, cuáles son tus posibilidades como actor en una negociación, pero tener valor para nunca perder la dignidad es trascendental. “...Le propongo profundizar en el diálogo, buscar alternativas de fondo al problema migratorio y, por favor, recuerde que no me falta valor, que no soy cobarde ni timorato sino que actúo por principios…”, escribió AMLO a Trump. 

Finalmente el viernes pasado se anunció que ambos gobiernos habían llegado a un acuerdo y el sábado en el acto de unidad en defensa de la dignidad de México y a favor de la amistad con el pueblo de Estados Unidos, en Tijuana, Baja California, convocado por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, el Secretario de Relaciones Exteriores anunció: “No hay tarifas, Presidente y salimos con la dignidad intacta”, esa sola frase sintetiza el nuevo rumbo y papel que ahora toma nuestra nación en la región con la 4T, lo cual por supuesto es de celebrar. Acabaron los tiempos de la diplomacia vergonzosa de Vicente Fox con Fidel Castro, o humillante de Enrique Peña Nieto con Trump candidato.

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