La mayoría de los restaurantes de Saltillo cumplen con los lineamientos sanitarios para evitar la transmisión y contagio de coronavirus en sus instalaciones. Pero las fondas y locales de venta de alimentos en algunas colonias y el Centro Histórico aún les falta tomar la temperatura de todos los clientes en la entrada.

En un recorrido hecho por VANGUARDIA por diversos restaurantes, de emprendedores locales y cadenas nacionales o multinacionales, pudimos comprobar el protocolo de limpieza y prevención que realizan en las instalaciones y mobiliario, así como para el cuidado del personal y los comensales.

El primer filtro se realiza en la entrada con la toma de temperatura mediante un escáner y la entrega de gel antibacterial a las personas. Solo se permite el acceso a quienes no presenten 37.5 grados centígrados o más.

Asimismo, el ingreso está limitado a clientes con cubrebocas y que no sean población de riesgo, como adultos mayores de 60 años, mujeres embarazadas, niños y personas con enfermedades crónicas.

Siguiendo los lineamientos emitidos por el Subcomité Técnico Regional Covid-19 Sureste, la capacidad de aforo de los establecimientos se reduce al 50 por ciento, por lo que algunos restaurantes quitaron mobiliario o ponen letreros de “reservado” en las mesas para evitar que estas sean ocupadas.

PERSONAL PERTRECHADO

Los empleados también portan cubrebocas y al inicio de la jornada les toman la temperatura para evitar que trabajen si tienen más de 37.5 grados centígrados.

En todos los casos, los restaurantes contaban con líquidos sanitizantes o desinfectantes para limpiar las mesas y sillas antes de que los clientes se sentaran y también después de usarlas.

También los menús eran desinfectados cada vez que eran entregados a un cliente.

HAY CLIENTES VIOLENTOS

Los gerentes explicaron que de acuerdo con las disposiciones emitidas por el Subcomité Técnico Regional Covid-19 Sureste, no se permite el ingreso a personas de grupos vulnerables, como adultos mayores, niños y mujeres embarazadas, además de clientes sin cubrebocas.

Aunque estas obligaciones las tienen por escrito en la entrada, han llegado comensales sin cubrebocas que exigen servicio y se molestan porque no pueden entrar al establecimiento.

Las quejas solo han quedado en palabras, pero algunos gerentes comentaron que no son pocas veces que los clientes reclaman y, en muy contadas ocasiones, se portan de manera hostil.