Los imprevistos deben su nombre justamente a la imposibilidad de anticiparse a su ocurrencia. Porque si pudieran preverse dejarían justamente de ser imprevistos para ser eventos a los cuales podríamos anticiparnos programando la ruta precisa para reaccionar ante ellos.

En este sentido, si el “mega apagón” de ayer –que afectó a cuatro entidades de la República– fue un imprevisto, poco puede reprochársele a la Comisión Federal de Electricidad lo ocurrido y más bien habría que reconocerle a sus técnicos la rapidez y eficacia con la cual reaccionaron.

Pero para afirmar lo anterior antes deberíamos de contar con una explicación detallada por parte de la empresa paraestatal, que enumere las razones por las cuales se registró la “falla técnica” en la operación de la subestación “San Jerónimo”, ubicada en el vecino estado de Nuevo León.

La “falla” de la subestación, ¿era un evento imprevisible? ¿O se registró debido a un error humano en el mantenimiento de la misma o en la atención adecuada de alguna de las operaciones que demanda su funcionamiento cotidiano?

Resulta de la mayor relevancia que la Comisión Federal de Electricidad proporcione a la sociedad un informe pormenorizado de lo ocurrido ayer, pues tener claro el origen del problema es indispensable para prepararnos mejor frente a la posibilidad de que el éste se repita.

Esto es así, porque las afectaciones que provocó el “fallo” en la operación de la referida subestación no fueron menores, sino de una magnitud relevante y resultaría sumamente insano que un evento de este tipo se registrara de forma recurrente.

Incluso si se trató de un hecho imprevisible, averiguar las causas precisas que lo provocaron es crucial pues al menos resultaría posible evitar que las razones puntuales que provocaron el apagón de ayer vuelvan a presentarse y nos dejen sin suministro eléctrico una vez más.

Se haya tratado pues, de un hecho imprevisible, o de uno que pudo evitarse, diagnosticar sus causas constituye una obligación de los directivos de la Comisión Federal de Electricidad, de la misma forma que es su obligación transparentar el referido diagnóstico.

La transparencia en el diagnóstico, además, evitará que el vacío informativo se llene con especulaciones y que comience a surgir todo tipo de teorías respecto de las causas del “mega apagón”, justo como ocurrió ayer mismo en que diversas voces comenzaron a hacer circular el rumor de que el apagón podría prolongarse a lo largo de varios días.

Cabe esperar pues, que la CFE nos informe pronto –y de manera exhaustiva– sobre el diagnóstico del apagón, de tal suerte que todos tengamos la información oficial completa respecto del fenómeno y eso nos sirva para tener clara la forma adecuada de reaccionar en caso de que el fenómeno se repita, pero también frente a la posibilidad de que recibamos información falsa al respecto.