¿Cómo quieren sus parques? Deberán preguntarles a los futuros votantes

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¿Cómo quieren sus parques? Deberán preguntarles a los futuros votantes

ESMIRNA BARRERA

Estamos pasando por un momento dramático sobre la percepción sobre nosotros mismos y sobre los demás. Nuestras ideas sobre el pueblo o ciudad en la que vivimos están cambiando, ahora son otros problemas los que deberemos atender y de una manera distinta y racional.

No podemos actuar “en automático” como cuando sales de tu casa y por transitar mucho una misma vía, para llegar a un lugar, la tomabas y de pronto te dabas cuenta que ese no era el camino. Debemos evitar las inercias de la vida que nos hacen repetir acciones en las que se pierde tiempo y energía, sin olvidar lo verdaderamente trascendente

Hoy una pandemia recorre el planeta y nos ha estigmatizado, nos hemos alejado del contacto físico, pero lo retomaremos pues, aunque el COVID-19 sigue ocasionando muerte y dolor, llegará el momento en que nos liberaremos de este peligro.

Más que nunca será importante mirar y escuchar a las personas ciñéndonos a los hechos, no a los dogmas. Esta nueva mirada irá cambiando nuestra percepción de las religiones, de las querencias partidistas en la política, de lo que no es bueno para nuestra vida.

Escuchar a las personas no es fácil, sobre todo cuando estamos acostumbrados sólo a escucharnos a nosotros mismos, cuando no hay nada mejor que saber lo que piensan las personas que nos rodean.

Los que tienen carreras políticas deben estar sufriendo mucho ahora que quisieran andar caminando las calles de los lugares que quieren gobernar; en el ensimismamiento confunden nombres y razones de ser de instituciones que están en vilo y que deberían ser consideradas de manera prioritaria, como las que buscan apoyar a niños con cáncer. Los aspirantes a posiciones de elección popular deben involucrarse con lo que quieren los electores, ya no podrán llenarlos de promesas.

Los que en este momento detentan el poder ya no pueden tomar decisiones ligeras, deben preguntar antes que hacer. Cuando quieran hacer mejoras en comunidades deberán privilegiar los espacios públicos; cuando construyan algún edificio deberán preguntar a las comunidades aledañas si están de acuerdo. Las cosas cambiaron, la vida tiene un mayor valor, las personas tenemos más información, no permitiremos el dejar hacer, dejar pasar.

Hoy que el sol y el aire son tan preciados para la salud y que pronto disfrutaremos sin esa segunda piel obligatoria que son los cubre bocas; hoy que la compañía humana en libertad se extraña, hay que reforzar nuestra observación y escucha de las personas.

Las ciudades que queremos deben planificarse a escala humana con menos obras para los vehículos, ya que en algunos lugares utilizan el 61 por ciento del espacio libre.

“En las ciudades se deben reconciliar las necesidades más inmediatas”, declaró el jueves pasado el gran urbanista madrileño José María Ezquiaga, una de ellas es la naturalización, “una estrategia activa de construcción de un nuevo paisaje urbano”, es decir, incorporar naturaleza a lo construido: jardines verticales, corredores y cubiertas verdes.

Está demostrado que la democracia se propicia más en ciudades en los que hay lugares para la convivencia, lo que será una práctica inmediata en la postpandemia. Los que tienen aspiraciones políticas deberán preguntar cómo quieren sus parques los futuros votantes.