¿Cómo evitar perder la conexión real en un mundo virtualmente conectado?

Usted está aquí

¿Cómo evitar perder la conexión real en un mundo virtualmente conectado?

Las conversaciones en persona están siendo remplazadas por intercambios digitales / Archivo
Es irónico que la tecnología que facilita nuestra comunicación con cualquier persona en el mundo, en cierto modo debilita nuestra relación con quienes más cerca están.

A medida que el mundo se vuelve cada vez más tecnológico, también se vuelve cada vez menos conectado. Es irónico que la tecnología que facilita nuestra comunicación con cualquier persona en el mundo, en cierto modo debilita nuestra relación con quienes más cerca están.

Para muchos de nosotros, más allá de la edad, las conversaciones en persona están siendo remplazadas por intercambios digitales. Las conversaciones en el autobús, en la cola del mercado o en encuentros en la calle, están poco a poco desapareciendo.

Tales diálogos pueden parecer triviales y hasta insignificantes, pero sin ellos, vamos perdiendo aquel sentido de sociabilidad que solía ser la norma y que ahora se le ve como algo pasado de moda. Como resultado, paulatinamente nos privamos de la necesidad humana básica de forjar identidades comunes.

El secreto de vivir hasta los 100 años, tiene menos que ver con la dieta y el ejercicio y más con las interacciones cara a cara. / Archivo

Una conocida psicóloga recientemente explicó que el secreto de vivir hasta los 100 años, tiene menos que ver con la dieta y el ejercicio y más con las interacciones cara a cara. Los estudios muestran que las sencillas conversaciones diarias con otras personas influyen enormemente en la salud, la felicidad y la longevidad.

A veces alcanza con saludar a alguien al pasar o participar en encuentros sociales. Su familia quizá se beneficiaría al hacer los teléfonos a un lado para tener actividades recreativas o trabajar juntos en algún proyecto. Hablar en persona, en vez de por mensajes, nos da la oportunidad de sonreír, reaccionar y de trasmitir y percibir sentimientos.

Una madre quería que sus dos hijos adolescentes tuvieran más interacciones sociales, así que los inscribió en una clase de arte y en lecciones de tenis. Al menos por unas horas semanales, sus manos estaban muy ocupadas para usar el teléfono, y hablaban más con miembros de los grupos, reían e intercambiaban pareceres. En otras palabras, se conectaban.

Todos queremos ser relevantes, así que cuando hacemos el esfuerzo de hablar cara a cara, mostramos, mediante las acciones, que toda persona realmente importa.