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¿Comer pasta le ayuda a tu figura?
Investigadores italianos afirman que existe una correlación entre las pastas y el peso sano. Antes de revolear los ojos, ten en cuenta que un estudio previo realizado en los Estados Unidos llegó a la misma conclusión.
El primer estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Chicago en 2012, descubrió que las personas que comen más frutas, pastas y arroz tienen menor cantidad de grasa corporal que aquellas que ingieren más proteínas de origen animal.
La investigación más reciente, publicada el 4 de julio en la revista Nutrition & Diabetes, descubrió que las personas que comen cantidades razonables de pastas tienen un mejor índice de masa corporal y cinturas más esbeltas.
La ingesta de pastas, según el informe, está asociada con la saludable dieta mediterránea, que es uno de los tres tipos de dieta patrocinados en las guías de alimentación del gobierno de los Estados Unidos. Es más probable que las personas que comen pastas también coman otros componentes básicos de la dieta mediterránea como cebollas, ajo, aceite de oliva y tomates cocidos. Al igual que el espárrago y la zanahoria, es más beneficioso comer el tomate cocinado porque así se liberan más nutrientes.
En un informe sobre ese estudio, la CNN destacó que las pastas, un alimento básico que los corredores de larga distancia comen la noche anterior a la carrera, perdió popularidad en los últimos años. Muchos estadounidenses consideran que las pastas no aportan nutrientes pero los italianos las consideran la base de la pirámide alimentaria.
De hecho, una porción de pastas aporta 6,7 gramos de proteína y pequeñas cantidades de calcio y potasio. Las pastas con harina integral enriquecida poseen hierro, vitaminas del grupo B y fibra, según CNN.
Otro mito relacionado con las pastas es que son de origen italiano. Mucha gente cree que provienen de China mientras que otros afirman que los etruscos las inventaron alrededor del año 400 AC.
En Estados Unidos, la popularidad de las pastas se debe a Thomas Jefferson. Se enamoró de ese plato, al que llamaba macaroni, cuando era embajador en Francia y se hizo llevar cajas enteras de pasta a su casa de Estados Unidos. También las hizo servir en la Casa Blanca cuando era presidente.
Por supuesto, Jefferson y los otros padres de la patria no se preocupaban por su silueta, al contrario del tercio de la población actual, que padece de obesidad. Los esbeltos italianos le agregan aceite de oliva en vez de manteca y queso.
Existe un método asegurado para server platos de pastas más sanos y no es precisamente servir pasta fría.
El programa de la televisión británica Trust Me I'm a Doctor tuvo mucha repercusión cuando midió el nivel de glucosa de 10 personas que habían comido pastas frescas, recalentadas o frías. El nivel de glucosa de la gente que comió pasta recalentada fue menor, por lo que los investigadores llegaron a la conclusión de que se digiere una cantidad menor.
Mientras no haya una investigación que abarque 10.000 personas en vez de 10, este método es más confiable: comprar pastas integrales y cocinarlas al dente (firmes, no blanda). James Hamblin escribió para The Atlantic: “Comer granos enteros, en vez de su endospermo blanco y almidonado, aumenta la posibilidad de gozar de buena salud.”