Por SANDRO POZZI

Nueva York.- Coca-Cola vuelve a actualizar los objetivos de recorte de costes en su plan estratégico, que será más intenso. Eso en la práctica se traducirá en el despido de 1.200 empleados. El ajuste, que afectará a un 1,2% de la plantilla global y que empezará a ejecutarse a partir del segundo semestre de este año, se anuncia en las vísperas de que James Quincey asuma el próximo lunes el cargo de consejero delegado.

El ajuste se anunció durante la presentación de los resultados trimestrales. La cifra de negocio de la multinacional de Atlanta se volvió a contraer un 11%, hasta los 9.120 millones de dólares. Estos ingresos le aportaron un beneficio de 1.180 millones, lo que en su caso representa una caída del 21% cuando se compara con el rendimiento de la compañía en los tres primeros meses de 2016.

Coca-Cola elevó en paralelo el objetivo de reducción de costes operativos que contempla en su plan de transformación, que fija ahora en 3.800 millones de dólares para el ejercicio 2019. Quincey, que ejerce como director de operaciones, argumenta que estos ajustes son necesarios para que la estructura de la compañía sea más pequeña, ágil y pueda responder más rápido a los cambios de tendencia.

El próximo consejero delegado insiste en que estos cambios estructurales buscan aprovechar todo el potencial de crecimiento de la compañía. Explicó, también, que esta caída del beneficio se explica por el proceso de desinversión en las embotelladoras, que espera esté completado para mediados de 2018. La idea es transferir esos empleos en las operaciones a las embotelladoras asociadas.