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Coartan atención espiritual a reos del Cereso de Saltillo: Vera López
Saltillo.- Mientras en la mayoría de los hogares saltillenses las familias se reunían para el tradicional “recalentado navideño” el 25 de diciembre, otras ya se preparaban a ingresar al Centro Penitenciario Varonil de Saltillo con la intención de convivir unas horas con sus familiares internos.
Una crónica publicada en el portal de internet de la Diócesis de Saltillo, narra que madres, padres, hermanos e hijos; foráneos y no, hacían largas filas bajo el sol con la incertidumbre de saber cuáles de los artículos o alimentos que llevaban consigo serían confiscados por los custodios ya que, según los afectados, las reglas parecen cambiar cada semana.
“En medio de aquel ambiente tenso que parecía crecer con el ruido de los radioscomunicadores y las caras largas de los trabajadores a causa de los pesados turnos laborales, llegaron hasta el lugar el Obispo Raúl Vera López y el presbítero Robert Coogan, responsable de la Pastoral Penitenciaria”, se describe en el texto.
A su paso, algunas familias los reconocían y se acercaban a ellos para pedir su bendición o simplemente para saludar. Ambos escucharon el sentir de quienes los interceptaban, daban alguna palabra de aliento o acariciaban con una sonrisa los rostros tristes de quienes atraviesan el calvario de tener un familiar privado de su libertad.
Un hombre, quien se encargaba de la caseta de entrada a la explanada del Cereso, anunciaba la llegada de los sacerdotes a través de su aparato de comunicación; luego de un diálogo en claves con duración de 5 minutos accedieron a permitirles el acceso. Un custodio tomaba fotografías del Obispo de Saltillo y su equipo, lo hizo de principio a fin de la visita.
En recepción, como a todos los demás visitantes, se les solicitó su identificación e indicaron que debían seguir el protocolo de revisión por reglamento del lugar; al paso de 15 minutos se asignaron dos custodios para la visita especial quienes cabalmente siguieron la orden de los superiores de conducir monseñor Vera López y al padre Robert hasta la capilla del Cristo Preso, sin la oportunidad de detenerse un segundo para saludar a los internos y mucho menos tratar de acceder a otra área del reclusorio.
Visiblemente molesto, el pastor de la Diócesis de Saltillo encaró a quienes lo custodiaban. Exigió se respete el derecho de los internos de ejercer su libertad religiosa, al tiempo que de los radios se escuchaba de manera continua la orden de conducirlo directa y exclusivamente a la capilla, en la cual tendría lugar una celebración eucarística.
Sin embargo, Vera no perdió oportunidad para expresar su descontento, advirtió que no se quedaría callado y que denunciaría el hecho con las autoridades correspondientes. Todo lo anterior sucedió ante los ojos de quienes esperaban recibir un apretón de manos del responsable de la iglesia diocesana.
Al llegar al templo, agobiado por el trato recibido, Vera López advirtió a los guardias de seguridad, que es también un derecho que los presos tengan un ambiente propicio para la oración y de manera enérgica les pidió permanecer fuera del lugar durante el acto religioso para no interrumpirlo con el murmullo de sus radios.
Durante la ceremonia, a la que asistieron algunos internos acompañados de sus familias, el Obispo señaló la importancia de ejercer el derecho a la libertad religiosa, e invitó a los presentes a hacer el bien para así construir un nuevo mundo en donde exista la paz a la que tenemos derecho.
“Ustedes tienen dignidad, esa nadie se las quita. Tienen derecho a una vida digna; por eso estamos aquí, no nos pagan por venir, venimos porque sabemos que ustedes pueden ser personas útiles que anuncien allá afuera lo que Dios ha hecho por ustedes”, señaló.
“Estamos llamados a ser mensajeros del reino con la fuerza del Espíritu”, agregó. “Dios se hizo hombre para que los hombres tengamos a Dios habitando en nosotros. Cuando quiere coartar la libertad religiosa están cometiendo un delito”.
Fue en medio de la homilía cuando un grupo numeroso de internos ingresaron a la capilla para ocupar los lugares vacíos, permanecieron ahí durante un lapso de 10 minutos mientras el guardia encargado de las fotografías hacía su trabajo; cuando éste terminó su encomienda, con una seña nada discreta, indico a los internos salir del lugar y volver a sus actividades.
Al respecto el obispo Vera comentó: “Esto que acaba de suceder es una muestra de cómo se manipula la realidad que viven ustedes aquí para mostrarla allá afuera. Estas fotos son para decir que aquí se respeta la libertad religiosa, pero yo denunciaré que no es cierto, que les están coartando su derecho”.
Al final de la misa, la intención del prelado de visitar la clínica dentro del Cereso y el área de máxima seguridad, nuevamente se vio frenada argumentando que fue por órdenes superiores el motivo por el cual se denegó el acceso a otras áreas del lugar.