Coahuilenses en CDMX: historias de angustia, crisis y solidaridad

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Coahuilenses en CDMX: historias de angustia, crisis y solidaridad

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Coahuilenses radicados en la Ciudad de México o que se encontraban allá por cuestiones de trabajo, externaron a VANGUARDIA sus vivencias durante el temblor que volvió a sentirse ayer en la capital del País

Exactamente a 32 años del terremoto del 19 de septiembre de 1985 y en pleno Día Nacional de Protección Civil que llenó de simulacros al País, coahuilenses y saltillenses vivieron  la realidad de un sismo magnitud 7.1 en el centro político y financiero de la nación.

Relataron que literalmente corrieron por sus vidas, que se guarecieron en donde pudieron, que vieron tambalearse edificios a su lado, que temblaban del miedo, de cómo les fue difícil mantenerse en pie y hasta agradecieron de poder contar su experiencia a través de estas páginas, pues algunos llegaron a pensar que no saldrían con vida.

Y no podía faltar su solidaridad y casta en momentos como éste, pues varios de ellos desde ayer se preparaban para ofrecer su ayuda.

Al principio yo pensé que era una explosión, se oyó un tronido y luego se sintió como que se asentó el edificio, empezaron más tronidos y fue cuando dije ‘está temblando’”
María Elena García Flores, saltillense

Del simulacro… a la realidad
Antes del movimiento de tierra, la saltillense María Elena García Flores y demás personal habían concluido en su oficina, precisamente, un simulacro de sismo, que nunca imaginó que pasaría de la teoría a la realidad en cuestión de minutos.

“Acabábamos de subir a la oficina en el tercer piso, todo muy bien el simulacro, en orden la gente, al principio yo pensé que era una explosión, se oyó un tronido y luego se sintió como que se asentó el edificio, empezaron más tronidos y fue cuando dije ‘está temblando’”.

García Flores aseguró que fue imposible repetir el simulacro, el movimiento era demasiado fuerte.

“Fue tan fuerte el movimiento que no pude bajar ni un escalón. Primero pensé en mis hijas, dónde estaban, luego veo a mi secretaria tirada en el piso y a otra compañera”, contó la saltillense, quien al momento de la plática se encontraba en un supermercado con sus hijas, adquiriendo artículos para donar a los damnificados.

Al concluir el sismo y luego de abandonar el inmueble, situado en Viaducto y Tlalpan, en el trayecto a su casa en Huixquilucan, vio con tristeza el caos, con edificios caídos, gasolineras y tiendas cerradas, cajeros sin funcionar y  grupos de gente caminando por falta de transporte.

“Fue una travesía complicada de unas tres horas y media, cuando normalmente un día con tráfico hago una hora y 15 cuando mucho”, señaló.

Sin embargo, con sentimientos encontrados, contó que se sintió feliz de ver la solidaridad de la gente.

“El supermercado está lleno, toda la gente está comprando no para abastecerse ellos, sino para ayudar y eso la verdad te mueve mucho el corazón… es cuando ves la casta del mexicano su corazón y su solidaridad, ¡hay gente hasta en pijama comprando! pero todos estamos en lo mismo”, relató.

Empezó a temblar, nos salimos al camellón y vimos mucha gente corriendo, llorando, llena de pánico, unos se tropezaban con otros, era difícil mantenerte en pie”
Jaiziel Hernández

Era difícil mantenerse en pie
A Jaiziel Hernández también le tocó el temblor cuando se encontraba en una junta de trabajo en la colonia Roma.

“Empezó a temblar, nos salimos al camellón y vimos mucha gente corriendo, llorando, llena de pánico, unos se tropezaban con otros, era difícil mantenerte en pie, como que te tambaleabas.

“Al terminar el temblor a lo lejos veíamos columnas de humo o de tierra,  la gente empezó a gritar que había una fuga de gas, corría para todos lados, era un pánico generalizado”, contó.

 

Estábamos en el Tribunal Electoral, era la una y tantito de la tarde cuando se vino el temblor. Íbamos Javier (Guerrero), Lucho (Salinas), Memo (Anaya), un servidor y unos abogados”
Armando Guadiana, empresario

Guadiana vivió el sismo de 1985
Por cuestiones de su actividad empresarial, también políticas, el empresario Armando Guadiana se encontraba ayer en la capital del País, donde le tocó vivir el sismo de ayer.

“Estábamos en el Tribunal Electoral, era la una y tantito de la tarde cuando se vino el temblor. Íbamos Javier (Guerrero), Lucho (Salinas), Memo (Anaya), un servidor y unos abogados.

“Y nada más les dije vámonos al marco de la puerta, pero se movía bastante fuerte… a mí ya me había tocado el temblor aquí en la Ciudad de México del 19 de septiembre del 85 y hoy (ayer) me vuelve a tocar”, narró.

El empresario, quien también había acudido a una conferencia con su homólogo Alfonso Romo un día antes, señaló que se encontraban en el cuarto piso del Trife, de donde posteriormente fueron desalojados hacia el jardín de inmueble.

Volteo haca arriba y veo el sexto piso, no sé si eran las escaleras o el piso, y se empezaron a caer pedazos de mármol o no sé que sea… te juro que pensé que no íbamos a salir”
Silvia Garza Galván, senadora

Pensé que ya no la contaba
La senadora Silvia Garza Galván pensó que ya no la contaba, cuando al momento de sismo salió, junto con todo el personal  y demás legisladores, de sus oficinas en el Senado para abandonar el inmueble, en el que quedaron atrapados en el quinto piso.

“Cuando intentamos bajar ya estaba colapsadas las escaleras, entonces nos dicen péguense a la pared, pero muchos no podían porque estaba brincando bien feo. Oigo luego un crujido bien horrible arriba de mí.

“Volteo acá arriba y veo el sexto piso, no sé si eran las escaleras o el piso, y se empezaron a caer pedazos de mármol o no sé que sea… te juro que pensé que no íbamos a salir”, narró la legisladora.

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Es una sensación y un miedo espantosos de correr por tu vida y que no sabes si lo lograrás o no”
Verónica Villa

Corrió por su vida
Verónica Villa, saltillense que también vive en la capital del País, refirió la experiencia como una sensación y un miedo espantosos, en la que sintió que nunca iba a terminar de bajar las escaleras del edificio de departamentos donde vive en un segundo piso.

Expresó que se le hizo eterna esa carrera hacia el exterior del edificio en la que iba con sus dos hijas pequeñas, una de ellas sorprendida cuando se estaba bañando, por lo que salió envuelta en una toalla.

“Es una sensación y un miedo espantosos de correr por tu vida y que no sabes si lo lograrás o no, y a como han ido transcurriendo las horas y ves la magnitud de lo que sucedió, pues súper agradecida de estarlo contando aquí”.

Villa dijo que hoy saldrá a ayudar “porque eso es lo que nos corresponde ahorita, estar listas para ir a ayudar  a la gente y todos darnos una mano”.

Nos bajamos del Uber y olía a gas, y luego a dos cuadras de mi oficina se cayó un edificio, sí estuvo fuerte”
Onésimo Flores, saltillense

Un edificio se tambaleó a lado
Al momento del movimiento, que según los que saben fue trepidatorio, el saltillense Onésimo Flores se trasladaba rumbo a su oficina a bordo de una unidad Uber, en la colonia Roma.

“No (me encontraba en el interior de un edificio), pero sí me tocó que se cayeran un par de farolas, un edificio se tambaleó a lado, íbamos en un Uber, creo que un edificio se cayó a unas cuadras.

“Nos bajamos del Uber y olía a gas, y luego a dos cuadras de mi oficina se cayó un edificio, sí estuvo fuerte”, señaló.

Flores, incluso, a través de una amiga propietaria de una ferretera, consiguió palas y cascos para entregar a las cuadrillas que se encontraban en ese momento trabajando en la remoción de escombros.

“Hay mucha gente en la calle ayudando, pero también mucha gente en la calle asustada”, expresó.

Añadió que también evacuaron a los niños de la escuela, por lo que regresó a su casa caminando.

“Caminé por la Condesa, caminé por la Roma, caminé por Tacubaya… sí se veían varios edificios dañados, fachadas caídas y mucha gente en la calle muy asustados”, abundó.

Flores mencionó que gente de su oficina le comentó que no había habido daños mayores, sólo la caída de algunas tazas, pero que no ha regresado al edificio, el que aparentemente no tuvo dificultades serias.

Temblaba del miedo
Gaby Frías, saltillense radicada en la Ciudad de México, narró que al momento del movimiento de tierra se encontraba en el gimnasio del edificio de departamentos en el que vive, en Interlomas.

“Sentí como que el piso se empezó a mover, dije en mi mente ‘está temblando’, esto fue en cuestión de segundos, y en eso levanté  la cabeza y empecé a ver todas las teles moviéndose, el gimnasio todo es de cristal, todos los aparatos se estaban moviendo.

“Hay una alberca afuera y vi cómo el agua se movía y  le grité a Daniela (una amiga) ¡está temblando!, y se bajó en un segundo de la bici, dejó el celular ahí tirado, salimos corriendo al jardín, yo estaba de veras temblando y me tiré al zacate hasta que los de seguridad nos evacuaron a todos”, contó.

Agradeció a Dios porque  en su caso la situación no fue tan grave, pues aunque la catalogó como una fea experiencia, vio por la televisión el sufrimiento de mucha gente en otras partes de la capital.

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Los cuadros de mi oficina se cayeron, los escritorios se movían de un lado a otro, la luz iba y venía, parecía de película, lo único era nada más agarrarte y rezar”
José Refugio Sandoval, diputado

Parecía de película
El lagunero José Refugio Sandoval también narró como toda su oficina se empezó a mover y caían al piso muchos objetos.

“Muy asustado, estaba en la Cámara (de Diputados), en mi oficina, se empezó a mover fuerte, la gente que ayuda como brigadista en el piso de nosotros inmediatamente nos pidieron que nos moviéramos, nos pegamos a una columna.

“Se te hace eterno, los cuadros de mi oficina se cayeron, los escritorios se movían de un lado a otro, la luz iba y venía, parecía de película, lo único era nada más agarrarte y rezar”, expresó el legislador lagunero.

Indicó que no se dio ni cuenta de cuánto duro el sismo, pero que de regreso a su departamento, vio en el camino incendios, derrumbes y otros daños causados por el terremoto.