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CO2, el borrador de calorías
Ruben Meerman y Andrew Brown
El mundo está obsesionado con las dietas de moda y con la pérdida de peso, sin embargo, muy pocos sabemos realmente cómo desaparece un kilogramo de grasa de nuestro cuerpo y de la balanza en la cual nos pesamos.
Ni siquiera los 150 médicos, dietistas y entrenadores personales que fueron entrevistados dieron una respuesta correcta. De hecho, casi todos ellos mostraron en sus respuestas una sorprendente brecha en lo que concierne a sus conocimientos sobre ese importante ingrediente de la nutrición.
La respuesta errónea más común fue creer que la grasa se convierte en energía. Si esto fuese así, se podría desencadenar un desastre universal, pues ese es el proceso que siguen las reacciones nucleares, si le aplicamos la famosa ecuación de Einstein (‘energía es igual a masa por la velocidad de la luz al cuadrado’), en las que una cantidad muy pequeña de masa puede dar lugar a una enorme cantidad de energía, lo que convertiría a cada uno de nosotros en bombas andantes.
El problema de esta idea es que viola la ley que todas las reacciones químicas obedecen: la Ley de Conservación de la Materia, que dice: ‘nada se crea ni se destruye, sólo se transforma’).
Sólo tres atinaron
También hubo especialistas que respondieron que la grasa se convierte en músculo, algo que es imposible. Y otros asumieron que escapa a través del colon.
Solo tres de los expertos entrevistados dieron con la respuesta correcta. Esto significa que el 98% de los profesionales de la salud que participaron en la encuesta no fueron capaces de explicar cómo funciona la pérdida de peso.
Entonces, si ninguna de las opciones que dieron es correcta —ni la energía, ni los músculos, ni el retrete—, ¿a dónde se va la grasa?
La sorprendente realidad
La respuesta correcta es que la grasa se convierte en dióxido de carbono y agua. El dióxido de carbono (CO2) lo exhalamos, y el agua se incorpora a la circulación corporal hasta que se pierde en la orina o en el sudor.
Así, por ejemplo, si se pierden 10 kg de grasa, 8.4 de esos kg salen por los pulmones y los 1.6 kg restantes se convierten en agua. En otras palabras, casi todo el peso que perdemos se exhala (exhalamos 200 gramos de dióxido de carbono cada noche).
Esto resulta sorprendente para muchos, pero la realidad es que casi todo lo que comemos sale de nosotros a través de los pulmones. Cada carbohidrato que digerimos y casi todas las grasas se convierten en dióxido de carbono y agua (sólo cierta cantidad se queda alojada en las células adiposas).
Lo mismo ocurre con el alcohol. Y las proteínas también comparten el mismo destino, a excepción de una pequeña parte de ellas que se convierte en urea y otros sólidos que se excretan disueltos en la orina.
El único alimento que llega al colon sin digerir e intacto es la fibra dietética (como la contenida en la avena y el frijol). Todo lo demás se absorbe en el torrente sanguíneo y en los órganos y, se queda allí hasta que lo vaporizamos como CO2.
Los kg que entran y los que salen
En la escuela, todos aprendemos que, según el primer principio de la termodinámica, la energía que entra, se acumula, se expulsa o ambas cosas.
Pero el concepto de energía es algo realmente confuso, incluso para los profesionales de la salud y los científicos que estudian la obesidad.
La razón por la que ganamos o perdemos peso es mucho menos misteriosa si hacemos un seguimiento de cada kilo de alimento que comemos, y no solo de eso que llamamos ‘calorías’.
Para poner un ejemplo concreto, veamos un caso real...
Según las últimas cifras del Gobierno de Australia, los habitantes de ese país consumen, en promedio, 3.5 kg de alimentos y bebidas cada día.
De ellos, 415 gramos son macronutrientes sólidos (carbohidratos proteínas y grasas), 23 gramos son fibra y los 3 kilos restantes son agua.
Lo que no se cuenta es que también inhalamos más de 600 gramos de oxígeno, y esta cifra también afecta a nuestras ‘llantitas’. Si ponemos 3.5 kg de comida y de agua en nuestro cuerpo, y le sumamos 600 gramos de oxígeno, habrá que sacar 4.1 kg del organismo o ganaremos peso. Y si la intención es perder peso habrá que sacar más de 4.1 kg. Pero, ¿cómo se consigue esto?
Los números de los australianos
Los 415 gramos de carbohidratos, grasas, y proteínas, más 30 gramos de alcohol que los australianos ingieren todos los días (junto con los 600 gramos de oxígeno), producirán exactamente 740 gramos de dióxido de carbono, más 280 gramos de agua y 35 gramos de urea y otros sólidos excretados en forma de orina.
Veamos los resultados:
La ingesta: 415 + 600 + 30 = 1045
Que producen: 740 gramos de CO2 + 280 gramos de agua + 35 gramos de urea = 1045 gramos
Nótese que la suma de lo consumido (1045) iguala la suma de lo producido (1045).
La tasa en reposo
La tasa metabólica en reposo —es decir, la velocidad a la que el cuerpo usa energía cuando la persona no se mueve— de un individuo promedio que pesa 75 kg, genera aproximadamente 590 gramos de dióxido de carbono por día.
Ninguna pastilla que pueda comprar en la farmacia aumentará esa cifra, no obstante, los audaces reclamos que podamos escuchar.
La buena noticia es que exhalamos 200 gramos de dióxido de carbono cada noche mientras dormimos, así que exhalamos un cuarto del objetivo diario incluso antes de salir de la cama.
Finalmente
Metabolizar 100 gramos de grasa consume 290 gramos de oxígeno y produce 280 gramos de dióxido de carbono y 110 gramos de agua. La comida que comemos no puede cambiar estas cifras. Por lo tanto, para perder 100 gramos de grasa, hay que exhalar 280 gramos de dióxido de carbono, además de lo que se produce al vaporizar toda comida, sin importar de qué se trate.
Cualquier dieta que suministre menos ‘combustible’ del que quemamos hará el truco, el problema es que con tantos conceptos erróneos acerca de cómo funciona la pérdida de peso, pocos saben que eso es lo que ocurrirá.
Ahora sabe por qué si ingiere tres kilos de comida, no pesa tres kilos más.
La realidad
La grasa se convierte en dióxido de carbono y agua. El dióxido de carbono (CO2) lo exhalamos, y el agua se incorpora a las células, tejidos y órganos del cuerpo, hasta que se pierde en la orina o en el sudor.
Por ejemplo
Si se pierden 10 kg de grasa, 8.4 de esos kg salen por los pulmones y los 1.6 kg restantes se convierten en agua.
Sorprendente
La realidad es que casi todo lo que comemos sale de nosotros a través de los pulmones.
Carbohidratos
Cada carbohidrato que digerimos y casi todas las grasas se convierten en dióxido de carbono y agua.
Imagínate todo lo que podrías hacer, ver, sentir y experimentar en una década más de vida. Y es algo que puedes lograr, según este estudio.
El hecho de que podrías llevar una vida más saludable cambiando determinados hábitos, seguramente no te llamará mucho la atención. Pero ¿y si supieras que esos cambios podrían añadirle a tu vida 12 o 14 años más?
Ese es el cálculo que acaba de hacer un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, después de analizar los historiales médicos de 120 mil personas consultadas en un lapso de 34 años.
Con este gran estudio los académicos midieron el impacto que esos cambios pueden tener sobre la ‘esperanza de vida’ y el riesgo de muerte prematura. Y los resultados fueron sorprendentes.
El estudio fue liderado por Maeir Stampfer, profesor de Epidemiología y Nutrición en la Escuela de Salud Pública, de la Universidad de Harvard.
Aunque la investigación se centró en Estados Unidos, según Stampfer los resultados son aplicables a gran parte del mundo occidental.
Adopta estas reglas:
Los cinco hábitos extraídos de esa investigación, que fue publicada en la revista Circulation (de la Asociación Americana del Corazón, fueron los siguientes:
1. No fume.
2. Mantenga un peso saludable, con un Índice de Masa corporal (IMC) entre 18.5 y 25. El IMC es igual al peso en kilogramos dividido entre la estatura en metros elevada al cuadrado.
O sea IMC = kilogramos/(estatura)2
Si usted pesa 70 kilogramos y mide 1.68 metros de estatura, su IMC = 70/(1.68)2 = 70/2.82 = 24.82 = O sea que, redondeando, su IMC sería = 25.
3. Adopte un plan de ejercicios regular y moderado de al menos 30 minutos al día.
4. Beba con moderación: no más de una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres (una bebida equivale a 150 mililitros de vino de mesa, a una lata de cerveza de 355 mililitros o a un caballito de 45 mililitros de bebidas destiladas).
5. Lleveuna dieta saludable y variada, baja en grasas saturadas, carne roja, sal y azúcar
Comparado con las personas del estudio que no siguieron ninguno de esos hábitos, los adultos que sí los siguieron tenían una esperanza de vida mayor de 14 años para las mujeres y 12 años para los hombres.
“Este estudio subraya la importancia de seguir hábitos saludables”, dijo uno de los investigadores.
(BBC Mundo)