Clavos y Modelos Educativos
Usted está aquí
Clavos y Modelos Educativos
Por curiosidad y por –digámoslo así- interés profesional he hojeado atentamente algunos documentos que tienen que ver con el “Nuevo Modelo Educativo” que la Secretaría de Educación Pública echa a andar a partir de este ciclo escolar.
Este “Nuevo Modelo” será implementado sucesivamente, a partir de este año escolar, en los ámbitos de la Educación Básica de nuestro país, esto es, de los primeros a los últimos grados de educación preescolar, primaria, secundaria y en aquello que los funcionarios llaman la “media superior”, o sea, la preparatoria.
Como todos los que puedan tomarse el tiempo de revisar estos documentos, veo un enorme trabajo detrás de ellos. No cabe duda: hay cientos de personas talentosas involucradas en esta tarea que ha venido llevándose a cabo desde hace ya años.
Sin embargo, creo que debemos entender todo esto como un “work in progress”. Sí, un trabajo en proceso; y añadiría que se trata de uno provisional, por mucho que el adjetivo pueda parecer demasiado exigente o alcance a herir algunas susceptibilidades. La educación es algo que no termina de cocinarse jamás.
En estos documentos oficiales -al margen del rollo excesivo- saltan a la vista demasiadas contradicciones, tácitas o expresas. Mencionaré sólo uno de estos documentos, que he leído con atención: el grueso volumen que incluye el texto “Plan y Programas de Estudio, Orientaciones Didácticas y Sugerencias de Evaluación”.
En realidad, el nombre completo del libro en cuestión es el siguiente: “Aprendizajes Clave para la Educación Integral”. Particularmente, el dedicado a: “Educación Primaria. 4º”. El volumen tiene, así, dos títulos. Al menos eso es lo que aparece en la portada. ¿O el primero es un subtítulo?
Esto pasa a un plano irrelevante cuando, después de unas palabras firmadas por Aurelio Nuño Mayer, leemos el primer párrafo de un texto introductorio llamado “Estimado docente de Educación Primaria, 4º”: “La Secretaría de Educación Pública comparte con Usted un gran objetivo: que todos los niños, niñas y jóvenes de México, sin importar su contexto, tengan una educación de calidad que les permita ser felices y tener éxito en la vida.”
¿Cómo? ¿”Ser felices y tener éxito en la vida”? Pero… ¿qué es eso? ¿”Ser felices” en un medio en el que la inequidad, la impunidad, la corrupción política, la manipulación, el desempleo y otros espectros han imperado en este país desde la Colonia?
¿”Tener éxito” en la tierra del doble o triple discurso, de la mentira, de la simulación? ¿”Tener éxito” en un país clasista, discriminatorio, intolerante? ¿A qué llama “éxito” la Secretaría de Educación Pública? ¿Qué entendemos, qué nos han hecho entender por “éxito” los imperios? ¿Y qué es eso de “la felicidad”?
Una y otra vez se habla en estos documentos oficiales de un currículo en que se privilegian “el trabajo colaborativo”, “las competencias”, la incursión en “las TIC” (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), “los aprendizajes esperados” y “la evaluación”, entre otras nociones tomadas de muy diversas fuentes, escuelas y corrientes pedagógicas.
En el discurso oficial puede llegar a sonar hasta apasionante y entusiasta, pero cuando uno regresa a la realidad real y se estrella contra la insoslayable verdad de nuestras circunstancias, descubre, por un lado, que este “Modelo” pareciera diseñado pensando en un país ultra desarrollado, y por otro, que al “puzzle” le faltan algunas piezas…
Por ejemplo: ¿por qué dedicar una sola sesión durante la semana a la Historia de México en el 4º grado de primaria? ¿Es la Historia una disciplina tan poco importante como para casi borrarla del currículo de la escuela primaria? ¿Por qué se la considera casi prescindible?
¿Nuestras escuelas públicas cuentan con aulas provistas de computadoras, cañón, conexión a Internet y demás como para incursionar grupal e individualmente en el mundo digital, el de las “TIC”?
Un ejemplo más, esta vez de carácter operativo: a partir del lunes 20 de agosto, los docentes de educación primaria tendrán que ofrecer “clubes” de diversa índole, además de trabajar las otras disciplinas, especialmente “Lengua Materna” y “Matemáticas”.
¿Fueron estos miles de profesores entrenados en la coordinación de “clubes” de esta naturaleza? Los mencionados documentos modernizadores insisten en la actualización y la profesionalización de los docentes: ¿qué oportunidades se les brindan para que ellos, los maestros, hagan efectiva esa aspiración institucional y en muchos casos personal?
Sé que estas dos últimas semanas los profesores de Educación Básica han trabajado a todo vapor, tratando de ponerse al tanto de las disposiciones de la SEP y de las –contradictorias- exigencias de este Nuevo Modelo Educativo. Con verdadera limpieza de ánimo me pregunto si las cosas siempre tienen que hacerse de esta triste manera en nuestro país.
Busco la palabra “competencia/s” en el Glosario del antes mencionado volumen “Aprendizajes Clave…”: no aparece.