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Claudia Piñeiro, una escritora de buenos encuentros detrás de las imágenes
Para Claudia Piñeiro, una de las autoras argentinas más traducidas, la clave de la escritura está en ser sorprendida por una imagen, alrededor de la cual danzan personajes, lugares y tramas que luego toman forma de novela.
"A mí siempre me aparecen las novelas como imágenes, tal vez detrás de ellas haya ideas, pero yo solo veo una foto y a partir de ahí comienzo a tirar de los hilos para ver qué hay dentro", confiesa en una entrevista con Efe la intelectual originaria de Buenos Aires.
Piñeiro visitó México para hablar de "Una suerte pequeña", una desgarradora obra asociada con el dolor de una madre que durante 20 años reflexiona sobre el amor en un mundo donde los niños están obligados a ser competitivos desde el jardín de infancia, y los mayores aborrecen el silencio y hacen juicios sobre todo.
"Esta vez me aparecieron dos imágenes, una de un auto frente a la barrera del ferrocarril en espera del tren, otra de una mujer que salía al balcón y encontraba excrementos de murciélago; durante un tiempo me pregunté cuál novela escribir primero, pero se trataba de la misma", explica.
María Elena Pujol, la protagonista de la obra, celebra su buena suerte aunque sea incompleta, pequeña. En un momento se ve envuelta en una tragedia y a partir de ahí desarrolla su vida entre la ciudad argentina de Temperley y la estadounidense de Boston, donde ocurre la escena final.
"Empecé a escribir en tercera persona para cuidarme de no caer en situaciones cursis, pero si no ponía a hablar al personaje no iba a llegar a los lugares que quería y la novela quedó en primera", explica.
Piñeiro leyó mucha literatura relacionada con el dolor, dejó que la imagen del auto frente al tren y la de la mujer en el balcón se acomodaran en su mente y a partir de ahí escribió una obra humana, con reflexiones sobre los comportamientos sociales de hoy en día.
La vida de Claudia es en sí misma tema para una historia de ficción. A inicios de los años 90 era contadora, viajaba en un avión a un inventario de tornillos y tuercas y leyó en un diario sobre un concurso de novela. Se presentó, entró entre las 10 finalistas y a partir de ahí tomó la escritura como profesión.
"Puedo escribir en cualquier lugar, en los aviones adelanto mucho, solo debo cargar bien la batería de la computadora porque tengo muy mala letra y trabajo en la laptop. Casi siempre sé cómo va a terminar la novela, pero la historia avanza mientras escribo", confiesa.
La obra de la argentina suele girar alrededor de situaciones humanas y ha sido reconocida con premios como el Clarín de Novela 2005 por "Las viudas de los jueves", el Liberaturpreis 2010 por "Elena sabe" y el Sor Juana Inés de la Cruz 2010 por "Las grietas de Jara".
Tiene una destacada trayectoria como escritora de teatro y también escribe cuentos, aunque ese género se le da poco.
"Me cuesta mucho porque yo me voy mucho por las ramas, aunque tengo algunos publicados; los grandes cuentistas como Alice Munro me gustan mucho, pero el cuento no me sale con naturalidad", admite.
Hace unos meses, Piñero fue sorprendida por una imagen. No da los detalles, pero ya encontró qué hay detrás de sus hilos, una novela ambientada en Argentina sobre un tema actual, una especie de sátira política que verá la luz en poco tiempo.
"Debo terminarla este año, tengo dos cábalas como escritora, una, ponerle apellidos catalanes a mis personajes principales, otra, acabar las novelas en años pares para publicar en los impares. Me toca 2017", dice.