Usted está aquí
Clásicos revisitados, reinventados y desitengrados
PARIS.- La alta costura es la primera división de la moda, pero también algo parecido a un monumento nacional, parte integrante de ese “capital simbólico” de un país sobre el que teorizó Pierre Bourdieu. Tras su primer calentamiento de este domingo, París ha dado este lunes el arranque definitivo a su semana de la alta costura, último vestigio de una industria centenaria y construida a partir del trabajo artesano y la confección a medida. Aparecida a finales del siglo XIX, la practicaron cerca de 80 marcas hasta la posguerra europea y la exitosa irrupción del prêt-à-porter. Hoy solo quedan una docena de maisons capaces de cumplir las estrictas condiciones para obtener esa denominación, protegida jurídicamente por el Estado francés: tener base en París, diseñar piezas originales en talleres propios, contar con una plantilla de 20 empleados como mínimo y comprometerse a presentar dos colecciones al año de 25 modelos o más.
Fendi flota sobre la Fuente de Trevi
Karl Lagerfeld no es muy de aniversarios (“yo no miro hacia atrás”, ha comentado en alguna ocasión). Nadie lo diría a juzgar por el pedazo de celebración que ha preparado para conmemorar los 90 años de Fendi. La casa italiana especializada en piel y cuero que Lagerfeld dirige desde hace cinco décadas, celebró su cumpleaños con un espectacular desfile de Alta Costura en Roma. La Fontana de Trevi, recién restaurada gracias a un proyecto que ha costado 2,4 millones de dólares y que ha financiado la propia firma, se convirtió en una pasarela sobre la que las modelos del momento –cristal mediante– pudieron desfilar.
La colección: un cuento de hadas. Mangas acampandas, cortes imperio, apliques florales y vestidos de encaje fueron las claves de la colección. Por supuesto, todo adornado con piel como seña de la casa. Entre las piezas más especiales: una chaqueta de lince teñida de rosa, mosaicos de visón que llevaron más de 1.200 horas de trabajo o vestidos de punto con base de tul bordados con visón y flecos de cuero. Las modelos lucieron melena muy rizada y decorada con cintas de colores.
La flora y la fauna de Gaultier
Harto de la obligación de diseñar una quincena de colecciones anuales, Jean-Paul Gaultier decidió abandonar el prêt-à-porter en 2014. Desde entonces, el modisto francés da rienda suelta a su enardecida imaginación en sus colecciones de alta costura. La que presentó este miércoles en París estuvo inspirada en los tonos y las formas de la naturaleza, declinadas en distintas gamas de marrones y de verdes, en modelos que podían recordar a las cortezas de los árboles o a las cutículas de los insectos. Sus diseños contenían ecosistemas enteros. Las modelos emergían entre la hojarasca de los vestidos, caminando como si fueran reptiles o mantis religiosas, al ritmo del trip hop añejo y selvático de Massive Attack.
Gaultier firmó una colección teatral y opulenta, en la que predominaron el satén, la organza y la muselina, pero también el cuero y la piel. Desde la primera fila, Rossy de Palma acudió a apoyar a su amigo íntimo y diseñador fetiche. “Gaultier es un genio porque, en el fondo, sigue siendo como un niño. Su principal motivación es divertirse. La gloria y la celebridad no han alterado su curiosidad creativa, que sigue siendo infinita, igual que su simpatía. Hace treinta años que lo conozco y no ha cambiado en nada”, explicaba.
Alien Punk
Otro enfant terrible como John Galliano también presentó su nueva colección para Maison Margiela, siguiendo la línea que ha desarrollado desde su nombramiento al frente de la marca hace dos otoños. Con la excentricidad por bandera, el diseñador gibraltareño propuso una serie de siluetas experimentales que se distinguían por un sorprendente embrollo de ideas, en una línea más colorista que en sus últimas entregas. Capas superpuestas y nudos imposibles delineaban siluetas prácticamente inverosímiles, donde aparecían mangas inservibles y botas asimétricas, tricornios napoleónicos y hasta cascos de apicultor reconvertidos en velos. Su assemblage resultó tan punk como alienígena.
Igual que el influyente modisto belga que fundó esta influyente firma, Galliano se sitúa en la delgada línea que separa “el realismo y el surrealismo”, como la propia marca reconoció en la temporada pasada. También entiende la alta costura como un laboratorio de ideas inscrito en una vanguardia no necesariamente reñida con los imperativos comerciales: a finales de 2015, Maison Margiela registró un aumento del 30% en sus ingresos respecto al ejercicio anterior.
Romanticismo y sensualidad
Giambattista Valli presentó su nueva colección en otra de las alas del Grand Palais. Inspirada en el universo de la película El arca rusa, de Aleksandr Sokurov, estuvo marcada por la suntuosidad y extravagancia de minivestidos flotantes y voluminosos. El diseñador italiano es partidario de un romanticismo algo vetusto, pero no reñido con un pronunciadísimo erotismo.
Algunos modelos remiten a zarinas decimonónicas y princesas de civilizaciones lejanas. Otros, a las heroínas de sensualidad malsana de Elia Kazan (ahí estaban ciertas siluetas baby doll para demostrarlo). Los pasteles en rosa y azul se declinan en tejidos ligeros y vaporosos como el raso, la gasa, el tul y la organza. Algunas veces, con incrustaciones de piedras y cristales. Otras, en vestidos con mangas en globo y aspecto de milhojas y merengues.
Armani, elegancia noctámbula
Armani Privé, la línea de alta costura del modisto italiano, también ha presentado este martes su nueva colección en París. Recibidos con una ovación final, sus diseños han estado dominados por siluetas tubulares, estampados en jacquard y vistosos brocados. Los tops contaban con sugerentes transparencias y cortes que dejaban la espalda descubierta. Sobresalieron bodies bordados de manga larga que se extendían por los apéndices hasta transformarse en guantes. Pantalones de terciopelo convivían con vestidos que desprendían una elegancia noctámbula, buscando el equilibrio entre la sobriedad del negro y la ostentación.
El último de Dior en horfandad
Una marca histórica como Dior no se podía quedar atrás, la cuarta colección que diseña la pareja formada por Lucie Meier y Serge Ruffieux, directores transitorios del equipo creativo de la marca desde el adiós de Raf Simons el pasado otoño se encargaron de la presentación.
Como ya fue el caso en enero pasado, Meier y Ruffieux estructuraron su colección en torno al mítico tailleur bar, piedra fundacional del new look con el que Dior revolucionó la moda: una chaqueta pegada al cuerpo que minimizaba la cintura y acentuaba las curvas y una falda holgada hasta debajo de la rodilla, que cubría los muslos pero, a la vez, permitía un movimiento más libre. La nueva colección sigue sometiendo ese histórico modelo a siluetas novedosas e introduce tejidos plisados, telas cruzadas y materiales como la seda, la organza, el crêpe de lana o el astracán.
Circo de seda y terciopelo
Por su parte, el diseñador de Schiaparelli, Bertrand Guyon, también se ha inspirado en los archivos de la marca para presentar su nueva colección, un homenaje a la colección Circus que la fundadora de esta resucitada firma presentó en 1938. Mujeres que simulaban ser arlequines y trapecistas vistieron modelos de hombreras pronunciadas, que parecían debatirse entre los años cuarenta y los ochenta. Estampados coloristas y bordados de mariposas, repletos de transparencias y drapeados, convivieron con vestidos de inspiración cubista y surrealista, explotando la conocida vinculación de la marca respecto a las vanguardias y su genial excentricidad.
Vetements presenta 17 colaboraciones con otras marcas
El calendario oficial de la semana de la alta costura de París abrió el domingo por la noche con el nuevo desfile de Vetements, marca colectiva surgida del underground parisino y convertida en sensación internacional. Especialmente, desde que uno de sus diseñadores, Demna Gvasalia, fue escogido como nuevo director artístico de Balenciaga el pasado otoño.
Su nueva colección comprende 17 colaboraciones con marcas asequibles como Levi’s, Schott, Reebok, Eastpak, Dr Martens y Carhartt, además de hacerlo con otras de mayor pedigrí como Brioni, Comme des Garçons y Manolo Blahnik. Pese a esa proliferación de nombres, Vetements se mantuvo fiel a su peculiar identidad con una propuesta extragrande, desgarbada y unisex, formal e informal.
Reinas y princecitas
Elie Saab no decepcionó con una propuesta mágica y muy emotiva por la original idea de hacer desfilar a madres e hijas luciendo la versión infantil de los conjuntos de alta costura otoño-invierno 2016/2017.
En la colección adulta, escotes ultra pronunciados en uve hasta el ombligo, tejidos lujosos en mezclas de tweed y terciopelo con incrustaciones de lentejuelas y pedrería, mientras que los vestidos de niña parecían confeccionados para pequeñas princesas.
Una mujer con carácter que recordaba a las actrices que marcaron estilo en el cine, como Katharine Hepburn, Lauren Bacall y otras musas de la época.
Chanel y sus manos invisibles
A las discretas costureras que operan en la retaguardia de los ateliers de las grandes marcas los franceses las llaman petites mains. Sus minúsculas falanges logran convertir en realidad todo lo que surge de la retorcida imaginación de los modistos. Su trabajo es invisible, pero también fundamental. “Sin ellas, la alta costura no existiría”, ha reconocido Lagerfeld. El diseñador de Chanel quiso rendir un homenaje a las costureras que integran los cuatro talleres que le acompañan desde su llegada al frente de la marca francesa en 1983: dos dedicados a la sastrería (los llamados tailleur) y otros dos a la confección de los vestidos (que reciben el nombre de flou). Algunas de esas 70 mujeres llevan más de 25 años trabajando para Chanel. “Con Karl [Lagerfeld] estamos a gusto, por eso la mayoría no se marcha. Es un orgullo que hoy se nos preste atención”, decían dos de ellas al unísono, sin querer salir de un anonimato en el que dicen encontrarse a gusto.
Sobre ese escenario, Lagerfeld presentó una colección que partió de propuestas relativamente llevables para irse sofisticando a medida que avanzaba hacia el final. Como ya sucedió en su última colección de prêt-a-porter, el diseñador sigue reinventando el traje de tweed, esta vez la ha sometido a siluetas ligeramente novedosas, que delimitan chaquetas trapezoidales, pantalones en trompeta y faldas en forma de calabaza. Las hombreras tienen geometrías impropias, como ángulos rectos o en ochava.
Zuhair Murad y el reino de alfombras rojas
En sus creaciones de Alta Costura para el otoño, Murad propuso tonos beige, verdes, azules y berenjenas en modelos cargados de encajes y bordados.
El modisto rejuveneció esas apuestas tan propias de la realeza valiéndose de arriesgadas transparencias, pero también acortando los largos o añadiendo atrevidas aberturas en los laterales para lucir piernas.
La mayoría de los “looks” iban acompañados por sombreros de ala ancha que añadieron al estilismo un aire misterioso y bohemio, una tendencia que la pasarela recupera con frecuencia pues sus creativos saben que, en lo que a ventas se refiere, gusta y por tanto es una apuesta segura.
Valentino, el largo adiós de Chiuri
El tándem creativo formado por Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli también presentó este miércoles su colección para Valentino. En principio, debería ser la última firmada por Chiuri, al confirmarse su fichaje con Dior. Su colección final como dúo creativo consistió en una serie de diseños inspirados en la moda del periodo isabelino, repleto de siluetas estrictas y solemnes en las que predominaban gorgueras y cuellos cervantinos.
Las Princesas más ‘homeless’
Los diseñadores Viktor Horsting y Rolf Snoeren presentaron en París su propuesta de Alta Costura para el otoño e invierno 2016 apostando por el reciclaje de tejidos y prendas de temporadas pasadas.
“La colección reflexiona sobre el pasado, con elementos de confecciones anteriores en las que hemos trabajado durante 15 años y que hemos examinado y seleccionado cuidadosamente antes de volver a trabajarlas con amor para integrarlas en un nuevo estilo” dijo Snoeren.
La idea inicial toma la inspiración de los vagabundos del escritor Charles Dickens, de aquellos que pertenecen a ninguna parte y deambulan por la ciudad sin un destino.
Stephane Rolland se inspira en Palazuelo
El diseñador de alta costura Stephane Rolland, que mostró primera vez su colección para el invierno 2016-2017 en una presentación de carácter más intimista, ha encontrado la inspiración de esa muestra en el artista español Pablo Palazuelo.
“Viendo sus archivos encontré obras de Pablo Palazuelo, autor conocido en España pero no en Francia. Me pareció magnífico. Balenciaga utilizaba sus lienzos para hacer pañuelos y yo hago vestidos”, añadió en su presentación.
“Quiero que la gente se tome el tiempo necesario para ver, tocar y comprender la colección, cosa que no pasaría en un desfile. Aquí puedo tener el tiempo de explicar las cosas. En esta época la cosa más lujosa que tenemos es el tiempo”, añadió.
Con información de El País