Clara Luz y Keith Raniere

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Clara Luz y Keith Raniere

Primero un aviso parroquial: A partir de esta entrega y hasta la jornada electoral del próximo 6 de junio en este espacio no nos ocuparemos más del presidente López Obrador. Abordaré, preferente pero no exclusivamente, aspectos relacionados con el proceso electoral y deliberadamente excluiré de ese tema al titular del Ejecutivo Federal.

La razón es sencilla: el Presidente pretende convertir a esta elección en una discusión en torno a él y caer en ese juego implica dejar de lado los muchos aspectos relevantes del proceso electoral, particularmente los relativos a quienes, desde las distintas trincheras partidistas, pretenden nuestro voto. De ellas y ellos nos vamos a ocupar, porque son quienes sí están en la boleta.

Dicho lo anterior pasemos al primer tema: como casi cualquier otro proceso electoral, la ciudadanía está condenada -con algunos matices en ciertos casos- a elegir a la persona “menos peor” de entre el abanico de posibilidades a la vista. Y esto es así porque, como lo hemos señalado repetidamente aquí, padecemos una clase política de muy pobre nivel.

Un ejemplo relevante para documentar el pesimismo apareció en la semana al difundirse un video en el cual aparece la candidata morenista al gobierno de Nuevo León, Clara Luz Flores, conversando con el defenestrado líder de la secta NXIVM, Keith Raniere, recientemente condenado a 120 años de cárcel por habérsele encontrado culpable de diversos delitos.

No me interesa especular sobre los posibles nexos de la hoy morenista con la referida secta, ni me detendré a desmenuzar el “pecado” del cual le acusan hoy sus opositores: haber mentido cuando se le preguntó si conocía a Raniere. Me interesa poner el énfasis en el contenido de la conversación. Más específicamente, en cómo dicha conversación retrata a Clara Luz.

El video dura 80 minutos y conforme estos transcurren va quedando cada vez más claro el núcleo intelectual de la candidata: un núcleo absolutamente vacío en el cual no habitan ni siquiera las concepciones más elementales sobre la sociedad humana, las estructuras gubernamentales o las relaciones de poder.

La orfandad intelectual de Clara Luz Flores es realmente pasmosa. Las preguntas formuladas a quien, asumo, en ese momento veía como un “coach de alto nivel” son francamente de nivel párvulo; sus descripciones de la realidad social corresponden a los conocimientos de una adolescente y su dificultad para articular una idea simple es incomprensible.

Veamos un ejemplo: en el minuto 9 con 57, Clara Luz expresa su preocupación respecto de cómo en México la tecnología y/o la globalización -eso cree ella- está provocando un cambio en la estructura social llevándola de la verticalidad centrada en la figura paterna, a la horizontalidad.

Raniere no entiende la pregunta y, en beneficio de su interlocutora, plantea la posibilidad de “estar perdiendo” el sentido de lo dicho por ella a causa de la traducción -porque Clara Luz no habla inglés- y entonces ella “se explica”:

“Horizontal es que no reconocen (las personas jóvenes sobre todo) una figura de respeto en la familia. Con respeto me refiero al líder de la familia. Que en México siempre había sido el papá. Y con los cambios de la sociedad, que un factor es la globalización y otro factor es la incursión de las mujeres en la vida laboral… eso ha permitido, esos dos factores y algunos otros han permitido que no haya respeto. A eso le llamo horizontal.

“Respeto del ciudadano hacia la figura del papá en la familia y tampoco del gobierno. Porque hay una falta de valor… o sea… de reconocimiento de valor del político y del ciudadano”.

Raniere -quien quizá sigue sin entender- aprovecha para referirle una cita, atribuida a Sócrates, para ejemplificar cómo hace al menos 24 siglos se hacen afirmaciones respecto de la “mala conducta” de la juventud. Pero enseguida le lanza otra pregunta para entender el concepto de “respeto” del cual habla la candidata.

El significado de respeto explicado por ella es: “cuando sabes lo que siente (la persona a la cual debes respeto), o lo que le cuesta, o lo que ha vivido durante algún tiempo para llegar a ser lo que es. No invadir su… sus vivencias, para no agredirlo”.

Ese es el nivel de la conversación y entonces las “explicaciones” de Raniere se quedan en ese nivel: como si estuviera hablando con una niña de seis años a quien debe dirigirse con metáforas simples y términos básicos porque es incapaz de entender ideas complejas.

No pretendo con esto etiquetar a Clara Luz en relación con sus contrincantes o establecer un ranking entre ella y los demás. Tan solo pretendo llamar la atención respecto de cómo esta charla, desarrollada en un ambiente privado, retrata a nuestra clase política.

Clara Luz no es, al menos en mi opinión, mejor o peor a casi cualquier otro político de Nuevo León o cualquier parte de México. Su pobrismo intelectual se ubica más o menos en el mismo rango del resto. El punto es llamar la atención respecto de la ínfima calidad de los productos a la venta.

Pero el problema también somos los compradores: porque aún cuando la calidad de la mercancía no ha dejado de mermar, seguimos adquiriéndola.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx