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Ciudades más verdes para enfrentar pandemias
Al inicio del 2020 no imaginábamos el gran cambio que experimentaría el mundo en pocos meses. De un día dejamos de movernos, de reunirnos, de acercarnos, usamos cubrebocas y desinfectamos todo, no queremos tocar nada. El COVID-19 nos encaró de forma violenta con la realidad riesgosa que hoy vivimos. Estamos pendientes de las cifras de contagios, hospitalizados y fallecidos. Hablar de picos y curvas se volvió cotidiano. Nos obligó a reconocer que vivimos en riesgo cada día.
Ahora nuestra atención está volcada al coronavirus, pero los problemas que enfrentamos en nuestras ciudades y los riesgos de salud y bienestar no se resumen a contagiarse de este virus. Hay otras pandemias que aniquilan a nivel mundial y no necesariamente se contagian, al menos no por virus. El 68% de la mortalidad mundial se debe a enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, la diabetes, los problemas respiratorios crónicos y los trastornos mentales, la gran mayoría relacionados con el estrés y la tensión. Los factores de riesgo vinculados a estos padecimientos tienen mucho que ver con la contaminación atmosférica y la inactividad física. Y en este sentido, la ciudad y sus espacios juegan un papel imprescindible para mitigar o agravar la problemática.
Las áreas verdes, los parques, los arroyos son espacios públicos que ofrecen soluciones integrales para la salud en las ciudades.
Brindan beneficios ambientales para controlar la contaminación, controlan el polvo y partículas del aire, disminuyen la contaminación acústica, son hogar y refugio de aves e insectos, embellecen el paisaje, contribuyen a la recarga de acuíferos, brindan sombra, regulan la temperatura, estos dos últimos aspectos son de suma importancia para contrarrestar el calentamiento, ya que mitigan las elevadas temperaturas.
Además, también generan beneficios sociales y económicos importantes. Constituyen incentivos y oportunidades para mejorar la salud a través del deporte y la activación física. Diversas investigaciones epidemiológicas comprueban que la existencia de espacios verdes en el entorno urbano contribuye a mejorar la salud mental, a reducir la depresión y el estrés, a bajar las tasas de morbilidad y mortalidad por diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.
En un panorama de grandes desafíos, las áreas verdes son imprescindibles para contruir una nueva normalidad, en la que podamos reducir los riesgos de salud y bienestar, así como los del cambio climático.
Es necesario repensar y ejecutar nuevos espacios verdes, ampliar y fortalecer los parques y jardines existentes. Como ciudadanos, tenemos la gran responsabilidad de promover el cuidado y procurar el mantenimiento y limpieza de nuestras plazas, parques y jardines. Con el trabajo de todos podemos hacer de nuestras ciudades espacios más verdes para vivir mejor.
Reconexión Natural
Gabriela De Valle