Saltillo.- Luego de que VANGUARDIA publicará el descubrimiento de dos basureros clandestinos con residuos peligrosos en las faldas de la sierra localizados en el Cañón de San Lorenzo y al finalizar el bulevar Otilio González, la situación no ha cambiado... es más, ha empeorado. 

El hallazgo fue notificado, en su momento, a la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente en Coahuila (Propaec) y a la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa); los lugares continúan sin ser atendidos. 

Al lugar fueron arrojadas más partes de carros como defensas, llantas, aceite de motor, además de muebles viejos. Sin embargo, ahora también están siendo utilizados como cementerios de mascotas, pues en ambos sitios se localizaron cadáveres de perros y hasta incluso a uno le hicieron una “tumba” donde le colocaron una cruz. Los lugares tienen un olor desagradable debido a la putrefacción de los perros muertos. 

Emilio Darwich, titular de la Propaec, había asegurado que estos lugares serían revisados, sin embargo, no lo han hecho. Cabe mencionar que esta Procuraduría sólo cuenta con cinco inspectores para todo el estado, lo que es muy poco, pues no logran abarcar todos los municipios. 

Pese a que el peligro es latente pues hay desechos tóxicos como el aceite de motor, metales y plásticos, las autoridades han hecho caso omiso y ahora más personas están tirando sus desechos en el predio baldío. 

De acuerdo con el artículo 171 de la Ley General Del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, los involucrados en un tiradero clandestino podrían alcanzar una sanción económica de hasta 3.5 millones de pesos.