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Científicos aprenden sistema para “borrar” ciertos recuerdos
Nuestros recuerdos dependen de una memoria, entendida coloquialmente como un sistema de grabación que guarda de manera relativa los hechos que nos han ocurrido; pero es más bien una recreación de lo que hemos experimentado para ayudarnos a sobrevivir.
Ahora, un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia y la Universidad McGill en EU publicó un artículo en la revista “Current Biology” en el que demostraron que es posible borrar de manera selectiva distintas memorias almacenadas en la misma neurona.
Para esto, los investigadores emplearon babosas marina del género aplysia quienes tiene grandes neuronas en las que se puede observar con facilidad la memoria en acción.
El cerebro crea memorias duraderas fortaleciendo las conexiones entre neuronas. Tanto las memorias asociativas, que nos permiten recordar, y las no asociativas, comparten propiedades. Esto hace pensar a científicos que no es posible destruir una de las memorias sin dañar la otra, ya que comparten el mismo mecanismo que las mantiene.
Ante esta hipótesis, los autores del estudio estimularon a dos neuronas sensoriales conectadas a una neurona motora. Una de las neuronas se estimuló para inducir una memoria asociativa y la otra no asociativa.
Analizando la fuerza de dichas conexiones, descubrieron que los distintos tipos de memoria asociadas a distintos estímulos se mantenían gracias a dos variantes de una proteína. Por tanto, los científicos lograron borrar un tipo de memoria son afectar a la otra bloqueando la proteína adecuada.
También se observó que es posible borrar memorias concretas bloqueando las moléculas que sirven para producir dichas proteínas o evitar que desaparezcan. Los responsables del estudio creen que esta información puede ser utilizada para diseñar enfoques farmacólogos para personas que sufran de algún estrés postraumático.
Solo el tiempo podrá decir cómo se pondrá en uso estos conocimientos sin llegar a afectar negativamente la vida de un ser humano, ya que los seres humanos tenemos versiones similares de las proteínas que forman y mantienen sus memorias.
Con información de El País.