Cienfuegos o cien fuegos

Usted está aquí

Cienfuegos o cien fuegos

Una mañana de esta semana desperté y me enteré de que el Gobierno de la República, en un esfuerzo encabezado por el presidente López Obrador y el secretario Ebrard, apoyados por prominentes miembros de su gabinete y equipo, decidieron enfocarse y actuar con urgencia y responsabilidad, activando su oficio negociador y actitudes políticas, para atender lo que verdaderamente es importante y urgente para los mexicanos. Me sentí mal de haber dudado todos estos meses ya que, finalmente, estaban empezando a cumplir su promesa de transformar a México; la refrescante noticia me hizo sentir orgulloso de mi gobierno que, por primera vez en décadas, tenía resultados tangibles en la atención decidida a los cien fuegos que tienen al País en situación de emergencia y alerta.

Pensé que el anuncio significaba que estaban atendiendo (y apagando) los 100 fuegos más relevantes para el País, entre los que seguro podemos encontrar estos cincuenta: 1) Falta de crecimiento. 2) Crisis de salud y más de 100 mil muertos por COVID. 3) Falta de seguridad. 4) Crimen Organizado. 5) Corrupción. 6) Pobreza y pobreza extrema. 7) Falta de infraestructura en carreteras, puertos, aeropuertos. 8) Educación. 9) Feminicidios. 10) Monopolios y oligopolios, públicos y privados. 11) Falta de apoyo a PYMES. 12) Nulas condiciones para inversión. 13) Devoluciones de IVA que no fluyen. 14) Personajes cuestionables en el gabinete. 15) Desempleo. 16) Pemex en quiebra técnica. 17) Aerolíneas en bancarrota. 18) Subempleo. 19) Problemas con el tratado de aguas con Estados Unidos. 20) Contrabando de armas desde Estados Unidos. 21) Competencia desleal de los chinos. 22) Multinacionales en México que no pagan impuestos. 23) Los factureros. 24) Contaminación ambiental. 25) Seguridad social en crisis. 26) Malas condiciones para hacer negocios. 27) Policías en distintos niveles que no se coordinan. 28) Estados sobre endeudados. 29) Municipios olvidados. 30) Riesgo en abasto de agua potable. 31) Negocios que quiebran por cierres parciales de la economía COVID. 32) Escuelas sin niños. 33) Escuelas sin maestros capacitados. 34) Escuelas sin instalaciones adecuadas. 35) Administración encerrada en México, sin visión global. 36) Lozoya. 37) Los 43. 38) Discriminación. 39) Tecnificación del campo. 40) Discriminación. 41) Apoyos a madres solteras. 42) Contrabando de mercancías. 43) Falta de drenaje en colonias populares. 44) Contaminación de playas y mares. 45) Promoción del turismo. 46) Protección de migrantes. 47) Negociación de concesiones mineras. 48) Libertad de expresión. 49) Política industrial inexistente. 50) Atención a región carbonífera y AHMSA. Y los otros cincuenta fuegos por apagar que en total suman cien, cien fuegos.

Pero no, me di cuenta de que lo que tenía la atención del Presidente y su equipo no eran los cien fuegos que consumen al País, sino un señor cuyo apellido suena igual, pero que se escribe sin espacio. El general Cienfuegos. De él se trató lo que podría ser la negociación política más grande de México desde la época de otro general, Santa Anna. Y pienso en Santa Anna porque los mexicanos hemos crecido bajo la filosofía del “piensa mal y acertarás” en lo que se refiere a lo que sus gobernantes hacen en su nombre, especialmente cuando se trata de “negociaciones” en lo oscurito con el vecino del norte. Pensar que existe una relación entre iguales o incluso razonablemente balanceada entre México y EU es ser inocente. Pensar que alguien con las cartas credenciales del presidente López Obrador tiene autoridad moral o poder de negociación sobre un gobierno de Estados Unidos, así sea un gobierno que va de salida, es ser pentonto.

Mucho se ha hablado acerca de qué fue lo que pasó en el caso del general Cienfuegos. Hay teorías de todo tipo que van de razonables –que incluyen un ángulo donde autoridades americanas corruptas pudieran salir raspadas–, hasta las cuatroteras que hablan de un AMLO infalible, el mejor negociador del mundo mundial. En realidad seguimos siendo un país bananero en el que las autoridades, civiles y militares, no son servidores de los ciudadanos, sino que los ciudadanos somos solamente un adorno que da forma a una nación que ellos manejan y usufructúan a su antojo, sin importar el color del partido o ideología que los llevó al poder. Lo más probable es que nunca sabremos qué fue lo que se negoció y qué es lo que cedimos, como País, los mexicanos. El caso Cienfuegos será otro motivo más de vergüenza para los mexicanos. Las casas de apuestas ya deben estar calculando la probabilidad de que el General enfrente un proceso serio y formal en México, entre 0.0001 y 0.0002 por ciento. Mientras, el País sigue en llamas, entre los otros cien fuegos reales que lo consumen cada día.

@josedenigris

josedenigris@yahoo.com