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Checo Pérez sueña con el podio
Como todo piloto de Fórmula 1 que se respete, Sergio Checo Pérez comenzó su trayectoria en los go-karts, aunque después de cada competencia prefería bajarse de su monoplaza e ir a jugar fútbol en su natal Guadalajara, Jalisco, en el occidente de México. La promesa del automovilismo mexicano era un delantero letal, al igual que su hermano Antonio, quien compite en la NASCAR. Aunque su talento en las pistas llamó la atención del empresario mexicano Carlos Slim.
El dueño de América Móvil invirtió en el deporte a motor y creó la escudería de Teléfonos de México en 2002. Los chicos estrella eran Antonio y Sergio Pérez. “Cuando eran unos niños de ocho o 10 años eran demasiado rápidos y le ganaban a pilotos mexicanos muy buenos”, recuerda su papá, Antonio Pérez Garibay, un campeón de la Copa Marlboro en 1987. Los hermanos Pérez competían con adultos y para hacerlo debían cargar en sus vehículos un lastre de 45 kilogramos “y aun así ganaban”, dice su padre en una entrevista telefónica con EL PAÍS. Carlos Slim es el autor intelectual del proyecto Hermanos Pérez, aunque los reflectores se han enfocado en el Checo.
Con 15 años, el mexicano compitió en la Fórmula BMW en Alemania. Era 2005 y su padre sólo pudo pagarle un boleto de avión rumbo a la ciudad de Múnich. La empresa de Slim Helú le proporcionó el equipo y un lugar para vivir, un restaurante de comida mexicana llamado Mi casa, según recuerda su padre. En su segunda carrera subió al podio y sólo le superó su ahora compañero en Force India, el alemán Nico Hulkenberg.
Sergio Pérez rompió una sequía de 30 años en los que no había un piloto mexicano en el Mundial de Fórmula 1, tras la incursión de Héctor Rebaque. Su primer día en las pistas, en 2011 con Sauber, había sido de ensueño en el circuito Albert Park en Melbourne (Australia) al terminar en séptimo lugar; sin embargo, fue descalificado porque su alerón trasero no pasó la inspección.
El Checo se ha subido al podio en siete ocasiones, tres con Sauber y cuatro con Force India. En la actual temporada logró un tercer lugar en los Gran Premio de Europa y de Mónaco. Tras 18 fechas del Mundial de Fórmula 1, el mexicano se mantiene en la séptima posición. En la clasificación de constructoras, la escudería india se mantiene en la cuarta posición. El primero de ellos fue en el Gran Premio de Malasia en 2012, esa vez se situó en el segundo lugar y logró que su bandera estuviera en lo más alto tras 41 años de que su compatriota, Pedro Rodríguez, lo consiguiera en Holanda en 1971. A través de su cuenta de Twitter dedicó el triunfo a su familia, a Carlos Slim y, sobre todo, a Frida, su perrita que había muerto en esas fechas”.
El Checo es un amante de los perros. Creció junto con una pastora alemana llamada Camila. Cuando tenía cinco años jugaba con ella en un parque público, “era su portera, se ponían a jugar fútbol”, dice su padre. Hace una semana, durante el Gran Premio de Austin, Estados Unidos, murió su bulldog inglés, su “mejor amigo”, como lo describió en su cuenta de Instagram.
El señor Rodríguez Garibay sintetiza así a su hijo “es un chavo de 26 años, con una mentalidad de empresario de 60 porque se ha rodeado de puros tigres: Slim, Azcárraga, Carlos Hank González y, claro, de los presidentes Felipe Calderón, Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto”. Cada vez que el piloto mexicano trasciende, le cae una lluvia de felicitaciones de personajes políticos y de colegas en el deporte como el Chicharito Hernández.
Previo al Gran Premio en México, a Sergio Pérez le preguntaron sobre la posibilidad de verle en el podio, "seamos realistas, en condiciones normales, es imposible que eso pase", respondió. "Lo mejor sería asegurar mi séptimo lugar". El Checo busca redondear una gran temporada, a la espera de dar un salto a otra escudería. Aunque sus éxitos ya han vuelto a posicionar la Fórmula 1 en su país, desde los fervientes hasta los ocasiones aficionados.