‘Chatanuga’, cómico del cine mexicano
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‘Chatanuga’, cómico del cine mexicano
Por: Luis Pablo Beauregard (El País)
El actor cómico Pedro Weber falleció la noche de 22 de marzo a los 82 años por una insuficiencia cardiaca y pulmonar. Su muerte se lleva parte de una época del cine que muchos mexicanos prefieren dejar en el olvido, pero que marcó la historia cinematográfica del País: el cine de ficheras.
Weber, conocido como “Chatanuga”, fue una de las principales figuras de un género incompatible con la corrección política de los tiempos actuales. Protagonizó más de un centenar de películas donde sus personajes eran hombres de clase baja con oficios populares que daban rienda suelta a la lujuria en tugurios y cabarets.
Weber, nacido en Jalisco en una acomodada familia de origen libanés (su padrino fue el expresidente Manuel Ávila Camacho), comenzó su carrera como cómico de carpa. El oficio de artista itinerante lo obligaba a viajar por todo el País. En Ciudad Juárez, Chihuahua, compartió el escenario con una orquesta que lo había deslumbrado con una interpretación de Glenn Miller.
-“¿Cómo se llama eso que acabas de tocar?”, preguntó al músico
-“Chatanooga Choo Choo”, le respondieron. Así nació el apodo que Weber se llevó a la tumba.
Los actores de carpa fueron durante mucho tiempo la cantera de donde el cine extraía a sus cómicos. Así comenzó Mario Moreno “Cantinflas”, Adalberto Martínez “Resortes” y Antonio Espino y Mora “Clavillazo”.
Weber debutó en el cine con “Dos Caballeros de Espada” (1964), una película de suspenso escrita por Carlos Enrique Taboada, uno de los pioneros del terror mexicano.
Diez años después, ya era un actor de reparto habitual en las comedias cargadas de machismo, homofobia, mujeres desnudas y albures. Sus papeles junto a los protagonistas del género marcaron una época y adormilaron la industria hasta su resurgimiento con el nuevo cine mexicano, a principios de los años noventa.
Chatanuga participó en “La Pulquería” (1981); “Los Rateros” (1989); “Adiós, Lagunilla, Adiós” (1984); “El Cafre” (1986) y “El Vampiro Teporocho” (1989). Interpretó papeles de vendedor de tamales, mecánico, albañil, comerciante informal y borracho de cantina. Las películas tenían como principal atractivo diálogos picantes de doble sentido y las estrellas femeninas de la época como Sasha Montenegro e Isela Vega.
Cuando el cine de ficheras comenzó a irse a pique, Weber encontró refugio en las telenovelas junto a muchos de sus colegas. Actuó en “Agujetas de Color de Rosa”, “El Privilegio de Amar” y, más recientemente, “Rebelde”.
En 2004 sus problemas de salud se agudizaron por su peso, que rebasó los 120 kilos. Las dolencias fueron aumentando con el tiempo, aunque nunca dejó de trabajar. “El retiro es para alguien que no sabe, que no se dedica a esto”, dijo a una reportera en 2014, después de un par de meses de inactividad debido a una enfermedad. Su último trabajo fue “En el Último trago “(2014), una comedia de un grupo de ancianos.