‘Chapulineo’, ¿práctica necesaria en la política?

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‘Chapulineo’, ¿práctica necesaria en la política?

El tiempo dirá si un político que se ha dedicado a brincar de puesto en puesto le resulta de beneficio a la sociedad, o si simplemente busca su beneficio particular.

 En algunos sectores de la sociedad coahuilense se despertó un cuestionamiento a integrantes de la  clase política, luego de que decidieran dejar su cargo en pro de ir por una nueva encomienda.

El debate puede partir desde dos aristas visibles: por un lado, ¿para qué quieren los integrantes de la clase política un puesto que al final de cuentas dejarán antes de que se cumpla el periodo para el que fueron elegidos?

Sin embargo, por otro lado, también pudiera apuntarse, al crear políticos de carrera que después de la experiencia de una encomienda, ¿están más preparados para un cargo de mayor calado al ya haber formado parte de una administración?

El debate puede resultar muy cargado hacia un lado: el “chapulineo” tiene una connotación negativa. Los políticos buscan fincar su carrera en medida de brincar de puesto en puesto, sin cumplir con lo prometido en campaña. 

Cuatro aspirantes –hasta ahora- a la gubernatura han decidido “chapulinear”. Luis Fernando Salazar y Miguel Riquelme, laguneros del PAN y PRI, respectivamente, han dejado ya su cargo para tener el margen de maniobra y enfocarse en sus pretensiones políticas sin ataduras de la autoridad electoral. 

Otros dos, Isidro López y Lenin Pérez han adelantado que en las próximas semanas oficializarán su salida de los Ayuntamientos de Saltillo y Acuña, respectivamente. 

Algunos de ellos durante la campaña que realizaron para acceder al puesto que hoy dejan o pretenden dejar, dentro de su oferta electoral, plantearon al electorado que sí cumplirían con el periodo de encargo en la administración pública. 

Pero, pasado el tiempo han decidido dejar de lado el planteamiento para ir por el pragmatismo de buscar nuevos horizontes políticos. No se puede dejar de lado que el incumplimiento de una promesa electoral como ésta, podría minar las nuevas aspiraciones.  

Ha habido quien –en realidad se percibe que una minoría- que esta situación con el “chapulineo” pudiera tener un apartado que resultara positivo. 

Quienes “chapulinean” vienen de tener un encargo público, han estado en las últimas fechas dentro de la vida política por lo que en el papel deberían de tener un mayor conocimiento de las problemáticas y, sobre todo, tener soluciones a la mano dentro de los caminos de burocracia en el aparato público. 

Ejemplifiquemos: no será lo mismo para alguien que no ha estado en esos menesteres durante los últimos años realizar un trámite para obtener recursos ante la Federación que alguien que ha tenido contacto con este tipo de actividades. 

En México, algunos personajes -principalmente de la clase política- que debiera haber funcionarios públicos de carrera, algo similar a lo que –en teoría- debiera ser el Servicio Exterior Mexicano, es decir, los profesionales del país en las diferentes representaciones consulares de México en el mundo.

El debate podría parecer cargado hacia la negativa del “chapulineo”, sin embargo, podría ser –no hay garantía de nada hasta ahora- que esto pudiera beneficiar. 

El  tiempo dirá si un político que se ha dedicado a brincar de puesto en puesto le resulta de beneficio a la sociedad, o si simplemente busca su beneficio particular. 

El factor Humberto
El nombre de Humberto Moreira puede despertar cualquier tipo de reacciones, pero en lo que se puede coincidir en que para nadie en Coahuila le resulta indiferente. 

Con la confirmación de parte del mismo exgobernador de Coahuila que aspira a una diputación local, la clase política y la sociedad vivió una escalada de opiniones. 

Más allá de la polarización que puede causar, lo cierto es que el también exlíder nacional del PRI le ha puesto sabor a la contienda de los comicios del próximo 4 de junio de 2017.

Iremos viendo qué rol jugará en los próximos meses dentro del ajedrez electoral.