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Catón por Catón y otras voces, un homenaje al cronista de Saltillo
Este viernes, el escritor Armando Fuentes Aguirre Catón recibió el grado de Doctor Honoris Causa por parte de la Universidad Autónoma de Coahuila, por su trayectoria como docente, directivo del Ateneo Fuente, y fundador de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.
El hombre de palabras reconoció vivir para ellas al redactarlas día con día, y aunque aseguró no tener las suficientes para agradecer a la universidad, VANGUARDIA recoge algunas opiniones acerca del escritor saltillense, publicadas por la UA de C, a propósito de su nombramiento, empezando (como debe ser) por el mismo homenajeado.
Armando Fuentes Aguirre, Catón
Si hay un personaje que quintaescencia el espíritu de la cultura coahuilense, este es sin duda Armando Fuentes Aguirre, Catón. No solo por su extraordinaria popularidad, sino porque en él se acrisolan muchos de los rasgos que mejor nos definen: la alta cultura puesta al servicio no de la academia, sino de la gente; la añoranza del pasado, pero también la opinión informada acerca de nuestro futuro; la multiplicidad de intereses: desde la crítica social hasta el servicio público, desde la filantropía y la educación superior hasta la música, la literatura, el teatro; la poesía como elemento casual pero constante a lo largo de la vida; y, por supuesto, ante todo y sobre todo, el humor: la risa que todo lo cura, todo lo subvierte, todo lo precisa.
– Tomado de Los caminos del juglar. Un paseo por la vida de Armando Fuentes Aguirre, Catón, 2009.
Enrique Krauze
(Historiador y escritor mexicano)
Tengo una muy mala opinión de lo que este hombre significa en el periodismo y en la vida pública de México. Leo sus diversas columnas, y tienen el don del apotegma moral de la tradición griega y latina., pero también de la parábola cristiana. Por otro lado, es un pícaro humorista, un contador de anécdotas y un agudo crítico de la vida pública. Al mismo tiempo, también ha escrito libros muy estimables de la historia de México. Diariamente es una presencia que mueve a la reflexión, a la sonrisa, y con un sentido moral de respeto a la tradición liberal. Es un hombre que tiene inteligencia, cultura y corazón.
Miguel Sabido
(Dramaturgo y poeta mexicano)
Catón es toda una institución de rigor académico, de amor a Coahuila y de sentido del humor. Es una figura nacional que ha convertido su columna en la más importante de toda la República. Cuando él habla de sus cuatro lectores podríamos hablar de sus cuatro millones de lectores. Usa sabiamente el humor para decir la verdad, muchas veces desgarradora, sobre este país tan lastimado. Su talento es variado y amplio: va desde la sátira política hasta la reflexión filosófica. Su vastísima cultura sostiene un andamiaje intelectual de enorme solidez. Para mí, el nombre de Armando Fuentes Aguirre es muy respetable. En el fondo no hay un escritor tan serio como él.
Fernanda Familiar
(Periodista y comunicadora mexicana)
Catón hace periodismo y literatura. Sus textos, sobre todo sus crónicas, están impregnados de poética en el sentido más aristotélico posible. Tiene un estilo característico que ya trascendió en la historia del país, una voz única que reconocemos. Entre sus frases, una se me quedó grabada en la memoria. Catón decía: “Tengo gente que me ama a pesar de mis defectos, y a la que amo a pesar de mis defectos”. Tener una honestidad tal en materia de nuestras debilidades es un ejercicio de valentía. Debemos celebrar que existan personas como Catón, que saben querer y darse a querer.
Horacio Franco
(Músico y director de orquesta mexicano)
Catón acaba de cumplir 80 años, pero sigue pensando como un joven. Escribe como si tuviera 30 años, y eso a mí se me hace totalmente liberador. Es un periodista muy respetado y querido. Yo lo comparo con Vivaldi: escribe muy ligero y piensa muy profundo. Eso lo ha llevado a ser un personaje de la política y del pensamiento crítico actual mexicano. Es un hombre de su tiempo, un humanista. ¡Y además nos hace reír!
Diana María Galindo Teissier
(Presidenta de Fundación Vanguardia)
Armando siempre tiene algo con qué sorprendernos. No sé de otro autor que trabaje los siete días de la semana y publique cuatro columnas. Es exitosísimo en todo el país. “¿Conoces a Catón?”, me preguntan. Se embelesan cuando les digo que sí. Lo tienen en una gran estima en todas pares. Es un personaje. Es el juglar de Saltillo. Va a pasar mucho tiempo sin que se dé otro igual.
Esperanza Dávila Sota
(Historia y escritora saltillense)
Desde la dirección del Ateneo Fuente, Armando Fuentes Aguirre contribuyó poderosamente a dar vida y realidad al concepto de la autonomía. Su magnetismo de orador incomparable se volvía más solemne y eficaz en aquellas ocasiones en las que debía emprender acciones históricas para consolidar la nueva condición universitaria. Su profunda y reconocida vocación periodística los llevó a fundar, en 1980, la Escuela de Ciencias de la Comunicación, que también dirigió en sus primeros tiempos. Sembró a manos llenas el espíritu ateneísta. Aún hoy se recuerda su discurso en la ceremonia de graduación de bachilleres en 1976: “No hay tal cosa como un ‘ex ateneitsa’. Quien en el Ateneo ha estado ya es ateneísta para siempre”.
César Costa
(Cantante, actor y productor mexicano)
Definir a Catón es difícil, porque tiene muchas facetas. Posee un estupendo sentido del humor, que es una característica de la inteligencia, pero es un historiador muy serio. Por ello, es un hombre universal, un maestro en muchos sentidos. Hacen falta en la sociedad mexicana personas que tengan su universalidad y su actitud ante la vida.
Julián Herbert
(Escritor, músico y promotor cultural mexicano)
Armando Fuentes Aguirre fue actor. Ha sido también, en sentido tanto literal como metafórico, un torero dispuesto a plantar cara al toro; un periodista que modificó para siempre la práctica de este oficio entre los mexicanos; un humorista que se mueve cómodamente entre de la picardía popular a la sátira política, y de esta al candor que emana de la vida familiar; un artífice de movilizaciones universitarias: un profesor memorable; un conferencista nato; un conversador agudo; un filántropo discreto; el epítome de los editorialistas para la mayoría de los editores de los periódicos y –algo que se dice poco– un prosista que marcó el estilo nacional con su oído adiestrado con la poesía de los Siglos de Oro y su voluntad expresiva internada en el corazón de la cábula dicción popular. Es un personaje impredecible, un hombre cuya humildad es rebasada por el apasionamiento, una compañía de actores en un solo organismo, una feliz sucesión de avatares. Es el columnista más leído de México. (él ha dicho que quisiera ser el columnista más querido de México, y probablemente lo sea); un hombre de su tiempo y de su pueblo; un personaje que es patrimonio indiscutible de la cultura nacional.