BRASILIA.- Casi 24 años después de la destitución del presidente Fernando Collor de Mello, Brasil utiliza otra vez el instrumento más radical de su Constitución.

A las ocho y media de la mañana de ayer comenzó la maratoniana sesión decisiva del impeachment a Dilma Rousseff.

La inició el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, militante de la iglesia evangélica y acusado de corrupción en el Caso Petrobras: “Comienza la sesión bajo la protección de Dios”.

Durante dos días, hasta la votación del domingo, desfilarán por la tribuna los representantes de los 25 partidos políticos brasileños y buena parte de los 513 diputados. Todo apunta a que la presidenta tiene las de perder.

Durante estos dos días, Rousseff, reelegida hace solo 15 meses, vivirá una auténtica agonía política.

Parte del país ve con incomodidad y rechazo a una presidenta elegida por las urnas hace dos años encaminarse hacia la pérdida de su mandato. Pero, por otro lado, el 60% del país, a juzgar por un reciente sondeo de Folha de S. Paulo, apoya el proceso de impeachment.

Al contrario de lo que pasó en los tiempos de Collor, cuando en el país reinaba una unanimidad casi completa contra el presidente, la división casi por la mitad de Brasil crea un clima de incertidumbre sobre lo que pasará en los días siguientes a la votación, sea cual sea el resultado.

CON TODO EN CONTRA
Todos los expertos dan a Rousseff por perdedora. Hay periódicos que proporcionan ya el número de diputados que votará en contra de ella. Si la oposición suma el domingo, como parece probable, los 342 votos mínimos exigidos, el proceso cumplirá su fase crucial y seguirá al Senado. 

Suspende mensaje
> Dilma Rousseff, anunció un pronunciamiento en cadena nacional y lo canceló pocas horas después.
> El mensaje  ya grabado dura de ocho minutos y medio y en él Rousseff recalcaría que no existe justificación legal que ampare el proceso de destitución contra ella.
> Abogados aconsejaron no emitirlo pues hay la posibilidad de que su emisión suponga una ilegalidad.

Con información de agencias