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Cataluña cierra la campaña electoral partida en dos
Barcelona, España.- Cataluña cierra la campaña electoral partida en dos: los que quieren la secesión de España y los que la rechazan. Pase lo que pase en las elecciones del domingo, el jefe del gobierno catalán, Artur Mas, ha ganado la batalla de presentarlas como un plebiscito de facto sobre la independencia.
La región se adentra en la jornada de reflexión del sábado tras una recta final de campaña marcada por la tensión, como mostró la guerra de banderas -secesionista y española- que en la fiesta patronal de Barcelona mantuvieron en el balcón del ayuntamiento un edil independentista y otro del Partido Popular de Mariano Rajoy.
La polarización se ha visto también en el lenguaje: en su penúltimo mitin, Artur Mas marcó la división con el "ellos" y "nosotros". El líder catalán ha logrado además evitar que la campaña se centrara en los casos de corrupción que salpican a Convergència, su partido.
Formalmente, las del domingo son unas elecciones anticipadas en las que 5.5 millones de catalanes de los 7.5 que tiene la región del noreste están llamados a votar el nuevo Parlamento autonómico, pero Mas las presenta como sustituto del referéndum de autodeterminación que el gobierno de Mariano Rajoy y el Tribunal Constitucional español le impidieron celebrar en noviembre del año pasado.
Si el independentismo logra mayoría absoluta en la cámara regional, aunque sea mínima y no alcance la mitad más uno de los votos, su plan es dirigir un gobierno de concertación que conduzca a la proclamación de la independencia en un plazo máximo de año y medio.
"Nadie va a romper España", asegura por su parte Rajoy, que en caso de necesidad confía en frenar la secesión con la reforma que permitirá al Tribunal Constitucional suspender a Artur Mas en el cargo y que aprobará el Parlamento español la semana que viene.
Los partidos no independentistas, alertando sobre los riesgos políticos y económicos de la secesión, han acabado asumiendo de facto el carácter plebiscitario de unos comicios que, echando mano de eufemismos, califican de "históricos", "determinantes" o incluso como "los más importantes de la historia democrática" de España.
Para movilizar a los suyos, han rescatado además a pesos pesados como el socialista Felipe González y el popular José María Aznar. Podemos ha mandado a su líder nacional, Pablo Iglesias, a hacer campaña por Catalunya Sí que es Pot, la plataforma de izquierdas en la que se inserta el partido revelación de la política española.
El ministro de Exteriores de Rajoy, José Manuel García-Margallo, protagonizó frente al independentista Oriol Junqueras el cara a cara televisivo más importante en campaña, un debate sobre el futuro de una Cataluña independiente dentro o fuera de la UE. Su frase, casi súplica, "que se os quiere mucho, que esto es muy antiguo: no rompamos", avala el carácter de plebiscito.
En el último video de campaña del PP, Rajoy y su vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, entre otros, expresan en catalán su amor por Cataluña. "Porque unidos ganamos", dice el presidente del gobierno. "Plantemos cara".
Destacados dirigentes europeos como Angela Merkel, David Cameron o el propio presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker, han apuntado que Cataluña quedaría fuera del bloque europeo y de la zona euro si se independizara. Y pese a ello, Artur Mas insiste en que la UE reconocerá y aceptará una Cataluña independiente.
Bancos y empresas señalizaron su intención de abandonar la región si se independiza y hay economistas que prevén importantes pérdidas económicas tanto para ella como para España en caso de secesión.
Los sondeos para el domingo los lidera Junts Pel Sí, la candidatura independentista unitaria de Mas, de la que además de su partido forman parte Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y personas procedentes de movimientos civiles secesionistas. La lista por Barcelona la cierra el ex entrenador del Barça Josep Guardiola.
En las encuestas se queda al borde de la mayoría absoluta, a la que sí llegaría con la CUP, el partido secesionista y antisistema de izquierdas que no quiso entrar en la candidatura unitaria. El problema de alcanzar las cifras con esta opción está para Mas en que la CUP no lo quiere como jefe de gobierno.
La participación, que se espera por encima de toda elección autonómica anterior, será clave el domingo. Expertos en demoscopia estiman que un 75 por ciento llevará a la derrota independentista. Al cierre de la campaña, cifran en medio millón los indecisos.
A la espera de los pasos que pueda dar Mas a partir de la mañana del lunes 28 de septiembre con los resultados electorales en la mano, las elecciones del domingo son el mayor desafío al Estado español en los 40 años de democracia.