Casos como el del asesinato de un niño de 8 años han estremecido a Saltillo

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Casos como el del asesinato de un niño de 8 años han estremecido a Saltillo

Foto: Vanguardia/Omar Saucedo
Para recordar uno de los casos más terribles debemos remontarnos hasta el año 2009, cuando una mujer causó consternación después de que les roció gasolina a sus pequeños hijos, para prenderles fuego

El asesinato de un niño de ocho años en la colonia Nuevo Mirasierra a manos de su padre, y en pleno Día del Niño, abre la herida que por más de una década ha estado abierta entre la sociedad saltillense, por los casos donde padres de familia han terminado con la vida de sus hijos de manera premeditada.

Para recordar uno de los casos más terribles debemos remontarnos hasta el año 2009, cuando una mujer causó consternación después de que les roció gasolina a sus pequeños hijos, para prenderles fuego. Luego ella hizo lo mismo.

Un adeudo, un rompimiento amoroso y diferencias con el padre de sus hijos provocaron que Rocío Hernández tomara la decisión de atentar contra la vida de sus hijos Saúl y Fátima, en un domicilio ubicado en la esquina de Múzquiz y General Cepeda, en el centro de Saltillo.

Aquel 24 de marzo la niña de cinco años falleció camino al hospital, mientras que el niño de 11 y la madre murieron días después.

Según revelaron las autoridades, la mujer era mesera en un bar y “escort”, y se dijo que un ataque de esquizofrenia habría conducido a Rocío a cometer el aberrante hecho.

Otro caso similar tuvo lugar el 21 de noviembre del 2007, en la colonia Praderas.
 
Mónica Fabiola Amaya Aguillón, de 25 años, dejó a sus hijos en los brazos de la muerte y luego intentó acabar con su vida.

Los lamentables hechos ocurrieron en la casa marcada con el número 1074 del bulevar Eulalio Gutiérrez, casi esquina con la calle Alfalfa.

Mónica acostó a dormir a su bebé de un mes de nacido y a los niños Francisco Carlos y Javier Roberto Rentería Amaya, de seis y cinco años de edad. Luego metió dos calentadores al cuarto y dejó escapar el gas para intoxicar a los pequeños.

Ella escribió una nota pidiendo perdón y luego se cortó las venas y tomó medicamento, pero no falleció. Una fuerte deuda económica al parecer la tenía deprimida y con eso justificó su acto.