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Carlos Leal, le pone sabor a su vida y a Masterchef
Carlos Leal, originario de Monterrey, Nuevo León, es uno de los concursantes más fuertes que aún quedan en la cocina de MasterChef México; además de ser uno de los favoritos del público, es un exitoso empresario cuyo sueño empezó mucho antes de salir en televisión. En exclusiva con VAGUARDIA, nos habló un poco acerca de su vida dentro y fuera de la cocina más famosa del momento
Carlos dice ser un hombre de familia, quien tuvo sus inicios en la cocina gracias a su madre y abuela, quienes le inculcaron el amor a la comida: “La cocina en el norte siempre ha sido muy limitada y por eso, desde pequeño siempre quise viajar y conocer; considero que tengo un estómago aventurero, siempre que iba a mercados probaba todo lo que había a mí paso y así me fui enamorando de la comida y los sabores”, platicó.
-¿Cómo comenzó tu aventura en la cocina?-
“Más grande empecé viajando por mis propios medios y me enamoré más de la gastronomía. Yo estudié la carrera de Estudios Internacionales pero siempre que llegaban los fines de semana yo quería juntar a mis amigos en la casa para cocinar; comencé a hacer degustaciones de vino y yo fui de los primeros aquí en el norte que empezó a atreverse a traer mezcal de Oaxaca y todo el mundo me decía: ‘Oye, se van a quedar ciegos’, pero yo le aposté a ese proyecto, que fue uno con los que inicié y pues eso es en parte el ‘background’ por así decirlo de mi vida”.
-¿Cómo te atreviste o porqué traer el mezcal de Oaxaca al norte?-
“Siempre me gustan las cosas diferentes y una vez hace como 20 años tuve la oportunidad de hacer un viaje a Oaxaca varias semanas y me enamoré, entre otras cosas, de los mezcales. El mezcal en ese entonces era considerado una bebida para las personas de clase menos privilegiada y estaba muy estigmatizado el consumo del destilado y cuando yo lo probé quedé encantado.
“En el viaje descubrí que el mezcal es una bebida muy rica, no solo de sabor, sino de riqueza y descubrí que había muchas variedades y que dependiendo de la zona y de la tierra había muchas diferencias; yo empecé a traérmelo en botellas recicladas y luego comencé a arrancar un proyecto de mezcales con otro más que se llamaba ‘Vino Sapiens’, ese ya lo vendí y era de distribuir vinos orgánicos”, relató.
-La empresa que más promocionas es ‘Compañía de Sales’, ¿de qué trata?-
“Sí, es el proyecto estrella y el que está mejor posicionado. Yo empezaba a hacer mis propias sales porque pues todo el mundo conocía la sal de gusano, que se consigue en los mercados pero no me gustaba la calidad ni el tipo de sal que utilizaban y yo empecé a buscar mis propios gusanos, mi propia sal de mar e hice mezclas, luego dije ‘hey, ¿por qué no hacer sal con otros insectos que también tienen muy buen sabor’ y empecé a experimentar con chapulín y con hormiga pero me sentía aún muy limitado e incluí en eso otros sabores que sentía les iban bien así que agregue más cosas como hoja santa, jengibre y más combinaciones de diferentes experiencias que a mí me encantan y las hacía para mí y mis amigos pero ya llegaba gente totalmente ‘random’ a preguntarme por la venta de mis sales. La gente comenzó a comprarme, se pasó la voz y le di una marca.
“Me gusta mucho diseñar, creo que soy creativo y todos a mis proyectos les hago personalmente los diseños, la marca, la imagen, la comunicación y soy ‘todólogo’. Entonces ‘Compañía de Sales’ creció y mi esposa me dijo que no las podía hacer en la casa porque tenía la mitad de la sala totalmente invadida y hubo amigos interesados en el proyecto así que los invité y creció. Al día de hoy la compañía ya está en Estados Unidos, Canadá y aquí (Nuevo León) tiene 400 puntos de venta: Vinoteca, La Europea, HEB, Walmart, Palacio de Hierro, Liverpool y lugarcitos chiquitos”, explicó y añadió que dicho proyecto tardó en llegar hasta dicho punto de cinco a seis años y claro, empezó en su casa muy empíricamente”.
-Por ahí podemos ver en tus redes sociales que también tienes vino, ¿eso cuándo surgió?-
“El proyecto del vino es uno al que me invitaron y es algo que siempre había tenido yo en mente. Estamos arrancando y explorando hacer vino en el Valle de Guadalupe; es un vino que se llama ‘Dodo’ y es una pequeña producción que ya está casi agotada la primera cosecha que hicimos. Siempre hay proyectos en pie y todo relacionado con la gastronomía”.
-Vamos un poquito más atrás ¿por qué te metiste a la gastronomía?-
“Me encanta lógicamente cocinar y yo pensé que a través de proyectos y productos es una manera de irme acercando a la gastronomía con mis locuras, las alquimias que he hecho y eso me ha dado, a pesar de ser un cocinero amateur, de conocer a grandes chefs de México y el mundo porque han invitado a mis proyectos a ferias internacionales, en eventos y muchas veces se dan de obsequios para invitados de gobierno, consulares, embajadores y demás. Me gusta que a pesar de que es algo local y que empezó en casa se convirtió en algo querido por la gente.
“En Saltillo también tenemos lógicamente, hay varios lugares como Vinoteca y en IlMercato, un centro gastronómico de restaurantes y panadería. Hay más distribuidores y ya no tengo tanto el control de saber en dónde están los productos pero me da mucho gusto que la gente los esté usando de una u otra manera para la mixología o la cocina”.
-Pese a que te consideras aficionado te encanta la cocina, ¿planeas alguna vez abrir tu propio restaurante?-
“Sí claro, todo está en mi plan maestro. El entrar a MasterChef es un escalón más a lo que quiero hacer: trascender y ser respetado como cocinero. No sé qué tipo de restaurante, me gusta todo tipo de cocina pero ya hay varias propuestas que quizá en el 2019 se pueda ver algo más concreto”.
-¿Cómo arrancó tu sueño de participar en el concurso?
“Me decidí entrar en año nuevo. Siempre en la cena de fin de año tenemos una dinámica en familia de que nos gusta apuntar todas las metas que queremos alcanzar, los sueños, los planes y de hecho vemos lo que escribimos el año pasado, entonces entre broma y broma se me ocurrió poner ese proyecto y el de vino, el de licores artesanales que tengo con Loyal y Febre y ahora que lo alcancé tuve que trabajar para tratar de lograrlo”.
-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te dieron tu mandil?-
“Me sentí muy emocionado y sabía que apenas iba a comenzar todo pese a que yo sentía que ya había sido mucho tiempo en el proceso y pues el mandil se oye fácil al inicio pero no lo es. Tuve los pies en la tierra, estuve serio y dedicado para hacer un buen papel”, relató sonriente”.
-Antes de la entrevista hice una pequeña encuesta y tanto tú como “El Chino” y Alí son de los favoritos ¿por qué consideras que muchos te ven como ‘su gallo’ en el programa?-
“Yo lo que quise hacer en el programa, y muchos compañeros, es ser nosotros mismos. Es bien importante que el que la gente crea que soy ‘un gallo’ o no para ellos es de que me ven verdadero en cuanto a que sí me gusta cocinar, explorar sabores, arriesgarme, que estoy enfocado a eso y nada más”.
-Fuera de cada domingo ¿reciben alguna especie de clases de cocina?-
“Tenemos oportunidad de que hay un chef y asesor gastronómico, Juan Arroyo, quien es un fregón, muy buen cocinero y él nos dedica ciertos días en los que aprovechamos en estudiar lo más que se pueda con él. Y siempre que hay oportunidad nosotros seguimos ensayando emplatados, experimentamos diferentes propuestas pero a la hora de la hora no sabes qué es lo que va a suceder.
“Cuando lo ves en la tele dices: ‘Ahhhh, nombre es bien fácil cocinar’ pero bueno, también es muy fácil ver al toro detrás de la barrera como dicen y pues ya teniendo los tiempos bien pesados, muchas veces eso es el reto en MasterChef, tener la mente muy abierta y estar preparado”.
-¿Cuál ha sido hasta ahora el reto más grande para ti en dicho programa?-
“Es estar con la cabeza limpia y mente sana para poder cocinar; todos los retos tienen su grado de complejidad, ya sea reto de campo o estar ahí esperando pero yo lo que descubrí es que cuando estoy de buen humor es cuando cocino mejor. Retos particulares muy interesantes fue el reto aquí en Monterrey porque las condiciones eran de mucho calor, muchas personas a quien servir y cociné cabrito que es una proteína muy difícil.
“También está el estereotipo de que todos los regios hacemos cabrito y pues conozco muy poca gente que lo haga. El haber hecho un cabrito y no de la manera tradicional, sino lo que quise fue darle el sabor estilo asado de puerco pero fue así como un ‘asado de cabrito’ y fue muy retador.
-¿Cuál es el compañero con el que más química tienes?-
“Con quien he cocinado hasta ahorita es con Genny, hay buen equipo; ella tiene su rol y yo el mío pero nos llevamos bien en la cocina. Con Willi, Miguel… Todos tienen sus particularidades como personas y de una u otra manera ellos tienen ciertas capacidades muy interesantes que a la hora de hacer equipo, cada uno trata de hacer equipo”, relató y añadió que los factores sorpresa y el tiempo muchas veces es lo que los desequilibra, además recordó que también el reto en El Chepe fue uno muy difícil por las condiciones de la pequeña cocina en los vagones”.
-¿Quién es el chef más estricto?-
“Benito definitivamente. Todos tienen también sus particularidades como personas y diferentes personalidades; a mí me gusta mucho la parte estricta porque así son las cocinas y lo que se ve en el programa es solo el uno por ciento”.