Carcinoma basocelular, desapercibido pero mortal

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Carcinoma basocelular, desapercibido pero mortal

De cara al buen tiempo, protegerse del sol y acudir al dermatólogo evita desarrollar este cáncer que empieza como una simple mancha

El melanoma es el cáncer de piel más conocido y agresivo, pero mucho menos frecuente que el carcinoma; los dos comparten el principal factor de riesgo: la radiación ultravioleta del sol.
 
“Los dermatólogos estamos muy sensibilizados no solo con el melanoma, sino también con el carcinoma basocelular y queremos ahondar en las campañas de prevención para los dos tipos de cáncer de piel, que consisten, fundamentalmente, en evitar la exposición solar”, explica el doctor Pedro Redondo, coordinador del Grupo Español de Dermatología Quirúrgica, Láser y Oncología Cutánea de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), en un encuentro organizado por los laboratorios Roche.
 
El carcinoma que se origina en la capa basal de la piel se localiza en las zonas del cuerpo expuestas a la luz solar, en especial la cara, y suele aparecer a partir de los 50 ó 60 años. Frecuente en ancianos.
 
A diferencia del melanoma, se desarrolla muy lentamente y raramente genera metástasis por lo que es muy fácil erradicarlo cuando se encuentra en fases iniciales. Pero no por eso hay que descuidarse, si no se controla puede llegar a ser mortal sobre todo si se infiltra por las mucosas y orificios nasales y auditivos hasta la cavidad intracraneal.
 
Una mancha sospechosa
 
Aparece una mancha en la cara, en el escote o en cualquier parte del cuerpo donde el sol nos ha quemado, es posible que de forma reiterada desde hace años. Ya se sabe, la piel tiene memoria. Una mancha que debe alertarnos y llevarnos a la consulta del dermatólogo.
 
Los carcinomas basocelulares pueden ser de diferentes tipos y aspectos:
 
Carcinoma nodular: Es el más frecuente y las lesiones son lisas y de textura perlada
 
Superficial: La más benigna, es una placa eritematosa
 
Esclerodermiforme: Es el carcinoma más agresivo, infiltratante, son placas blanquecinas
 
Ulcus rodens: También agresivo, tiende a ulcerarse
 
Pigmentado: Es necesario hacer un diagnostico para diferenciarlo del melanoma
 
Tumor fibroepitelial de pingus: Rojizo, aparece sobre todo en el tronco.

Tratamientos
 
El crecimiento lento de los carcinomas permite aplicar diferentes tratamientos con buenos resultados. Consiguen mantenerlo a raya. Cuando las lesiones son superficiales se suele recurrir a :
 
Curitaje y electrocoagulación: Cuando se trata de lesiones de carcinoma basocelular de bajo riesgo como los tipos superficial o nodular. Raspar y cauterizar.
 
Crioterapia: Destruye localmente el tumor con nitrógeno líquido. Tumores sin complicaciones.
 
Terapia fotodinámica: Tratamiento emergente que aplica una sustancia fotosensibilizante y destruye las células de forma selectiva, pero no es eficaz para las formas más profundas.
 
Cirugía convencional: Permite el estudio histológico del tumor que confirma el diagnostico y consiste en la extirpación con márgenes del tumor.
 
Cirugía de Mohs: Cuando los tumores son recurrentes y en zonas de riesgo se practicar la cirugía de MOHS, controlada al microscopio extirpa el tumor por capas evitando el tejido sano. No es eficaz en tumores avanzados.
 
Carcinoma avanzado
 
Aunque en el 99% de los casos, el carcinoma basocelular se controla con los tratamientos citados, existe un ínfimo porcentaje en los que el tumor avanza y ya es no es operable. Su avance llega a destruir el cuero cabelludo, los huesos, el pabellón auricular, sobre todo en los tipos más agresivos que se infiltra en la cavidad intracraneal.
 
Cuando el tumor está localmente avanzado se producen tres situaciones:
 
Cuando hay pérdida del control quirúrgico: debido a que el tumor progresa en el interior del cráneo tras entrar por la órbita ocular, las fosas nasales o los oídos e invaden los nervios y el hueso.
 
Resistencia tras la radioterapia: operado, radian y vuelve a salir. Tumor incontrolable.
 
Cuando la cirugía es muy desproporcionada por la edad del paciente (sobre todo en ancianos) ante riesgo de complicaciones.
 
Esperanza ante los tratamientos antidiana
 
Ante estas formas de carcinoma basocelular localmente avanzado (que afecta a órganos sensoriales) o carcinoma metastásico que se extiende a huesos u otros órganos el abordaje pasa del dermatólogo al oncólogo que recurre a radioterapia y quimioterapia, aunque ahora ya aparecen nuevos tratamientos esperanzadores.
 
Dado que más del 90% de los carcinomas basales tiene alterada una vía molecular, la hedgehog, aparece así una diana para tratamientos dirigidos contra estos tumores avanzados, como es el caso del inhibidor vismodegib (medicamento Erivedge de Roche).
 
“Un fármaco con el que se puede conseguir una respuesta completa” y que consiste en la administración oral una vez al día que reduce el tamaño tumoral, explica el doctor Javier Medina del Servicio de Oncología del Hospital Virgen de la Salud de Toledo.
 
El impacto emocional
 
Y es que un carcinoma localmente avanzado produce en el paciente un gran impacto emocional al sufrir la desfiguración de la cara, que es la parte que mostramos y la principal herramienta de comunicación con los demás.
 
La doctora María Die Trill, directora del instituto de formación psicooncológia “Atrium” explica que la deformación facial conlleva sentimientos de vergüenza, aislamiento, falta de autoestima o alteración de la personalidad, además de secuelas emocionales como ansiedad, depresión, sentimiento de culpa…Un estado que en la mayoría de las ocasiones también sufren familiares y cuidadores.
 
La psicooncóloga considera necesario evaluar el estado emocional del paciente durante todo el proceso, promover la reintegración social, acompañerles en el duelo por la pérdida de su propia salud, facilitarle aceptar sus propias limitaciones o promover conductas de autocuidado ya que funciones cotidianas como peinarse o lavarse se ven alteradas.