Cap.2: Una loca, loca Navidad

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Cap.2: Una loca, loca Navidad

Tenemos que partir del hecho de que la era de la información, lejos de ser una época de iluminación y conocimiento compartido, nos ha sumido en un nuevo oscurantismo. Sí, ya lo hemos repetido ad náuseam.

Creo (y esto sólo es una convicción personal) que los gobiernos y sobre todo, los poderes hegemónicos mundiales, que son eminentemente empresariales, alientan esta saturación desde que se percataron de que el internet podía servir para la emancipación definitiva del hombre y que la ola informática era imparable, así que su única opción era cargarla más y más con chatarra e inmundicia, haciendo a la verdad imposible de discernir. Así como los océanos están repletos de oro, pero para conseguir un solo gramo hay que procesar 250 mil toneladas de agua.

Este año que sí necesitábamos información confiable, verificada y oportuna, nos dedicamos a esparcir irresponsablemente cualquier especulación que nos llegara vía redes sociales. Pero los medios informativos “profesionales” también han hecho su parte, desinformando y malinformando, a veces al servicio del oficialismo, otras en su insaciable hambre de “clics”. Esto en todo el mundo, ni crea que es privativo del subdesarrollo.

Como ya decíamos en la pasada entrega, la vacuna ya llegó, la vacuna ya está aquí, pero ahora resulta que estamos tan casados con nuestra particular versión de las cosas, que un importante segmento de la población no se piensa vacunar porque todo el conocimiento científico que han mamado vía smartphone les dice que no deben confiar en esta solución (“¡no les creas, es ciencia médica, se robarán tu alma!”).

¡Habrase visto semejante testarudez! Me recuerda a aquella parábola del tipo que en la inundación rechazó ser rescatado por una balsa, por un bote, y hasta por un helicóptero porque “Diosito me salvará”. Y allí se murió rezando el muy zopenco. Y ya en el Cielo, Diosito M.R. lo puso como lazo de cochino: “¡Si hasta te mandé un helicóptero, pendejo!”. 

Pos creo que así va a recibir el Señor a los Anti-Vax: “¡Pero si hasta les mandé una vacuna china para que la consiguieran allí mismo donde se compraban la ropa!”.

A simple vista pareciera ser un problema privativo de quienes no se piensan proteger con cualquiera de las vacunas anti-COVID desarrolladas. “Que se chinguen por güeyes”, “selección natural” y “así la fila será más corta”, son algunas de las reacciones que dicha actitud provoca.

Peeeeeero… resulta que no es tan sencillo. El éxito en la erradicación del virus en una escala comunitaria y global depende de que todos, o una amplia mayoría, recibamos inmunización. De poco servirá que la mitad de la población esté protegida, si la otra mitad sigue incubando el bicho y mutándolo en nuevas cepas (“¡el nuevo Corona-Virus, ahora, sabor chipotle!”).

Aunque sin duda, lo más, más, más, más triste de ponerle reparos a la vacuna, desde nuestro más improvisado criterio científico es que, al hacerlo, se pone uno en automático del lado de la otrora actriz y cantante, hoy en día portavoz de la conspiranoia, el ultra-derechismo reaccionario, la ignorancia más supina y el pensamiento retrógrado, imagen viva del movimiento #YaSiénteseSeñora, Ana Patricia Navidad Lara, A.K.A. Paty Navidad.

Eso debería ser razón suficiente para que cualquier persona medianamente consciente, con dos deditos de frente; cualquier individuo promedio con tantitos puntos de IQ por encima del senador Samuel García reparase y dijese: “¡Ah, caón! Se me hace que sí la ando deyectando medio recio”.

Debería bastar para cualquiera el saber que está militando en la misma legión que la diva telenovelera, elevada a reina del disparate, para motivar un punto de inflexión en el camino y luego el más humilde acto de contrición.

¡Aguas con la postura que asume en el debate de las vacunas! Le digo ¡aguas! porque una de dichas posturas es la de alguien que publicó esta perla de la ciencia ficción que le causaría envidia a Philip K. Dick o al mismísimo Asimov:

“La ERA de la Inteligencia Artificial y Transhumanismo llega con COVID-19, vacunas, implantes de microchips y tatuajes cuánticos que se activan a través del 5G, ondas de radiación electromagnética que nos controlará remotamente, seres humanos ciborgs, dictadura tecnócrata, N.O.M.”.- Paty Navidad. Abril 2020.

En serio que aguas con descubrirse un día correligionario de alguien que niega el cambio climático, que piensa que el coronavirus es un show mediático, que las vacunas son para esclavizarnos; que Trump era la mejor opción para EU, México y el mundo y que se asume una “soldado de Dios, de la verdad y de la luz”.

Y mire, ya sé que estoy incurriendo en un juicio o falacia ad hominem, es decir, estoy denostando a la persona en vez de demostrar o argumentar en favor de los beneficios de las vacunas.

Ya habrá tiempo para ello, le aseguro que todo son suspicacias infundadas, desde la conspiración de Bill Gates hasta aquello de que “es que estuvo lista demasiado rápido” (como si estuviésemos de verdad siempre pendientes y enterados de la metodología y los tiempos de desarrollo de los medicamentos; si lo más cerca que hemos estado de la ciencia fue la última vez que sintonizamos La Semana del Tiburón en Discovery).

Mire, es comprensible tener miedo, lo que no se vale es comprar pánico desinformativo, existiendo tantas fuentes de divulgación científica confiables. Y por supuesto, lo que es de plano inaceptable es convertirse en una versión genérica y nada suculenta de la señora Navidad.