Cáncer institucional

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Cáncer institucional

El principal problema del planeta nadie lo menciona. No es la contaminación, o la sobrepoblación, o la falta de agua potable. Son las millones de empresas y gobiernos fuera de control. Suponemos que trabajan para servir, pero la verdad es que adquieren sus propios fines y nos imponen su voluntad.
La gente cree en la bondad de las empresas o en los gobiernos como creer en Santa Clos. Es una especie de autoengaño. Son muy pocas empresas grandes que realmente hacen el bien sin generar efectos secundarios indeseados y hasta perniciosos. 
 
La lista de ejemplos la puedo armar en un instante. Basta asomarse a las noticias del viernes. El gobierno quiere revivir unas plantas chatarra. Ni el gobierno sabe lo que hace ni las plantas harán su trabajo. Luego tenemos que el ejército iraní tumbó un avión comercial y mató a 176 pasajeros de pasada. ¿Quién responderá por esto? Nadie. Seguramente el gobierno canadiense reclamará y los iraníes se harán locos, si no es que ya lo están.
 
Otra estructura antiquísisma como lo es el partido demócrata está en manos de una señora mandona y senil. Por sus pistolas ha detenido la resolución del impeachment. Además tienen tres años improductivos en la legislatura porque sufren el “Trump derangement syndrome”. Mientras, la bolsa de EUA batiendo récords. 
 
Todas estas grandes organizaciones —como lo es nuestro gobierno— están gobernadas por inercias nocivas. Cuando Andrés rompe alguna inercia, él cree que está en control del gobierno, pero existen otras miles de inercias que nunca atiende y sólo se van empeorando. En el caso del Seguro Popular, lo está reemplazando con aire. No hay nada, no hay estructura, ni reglas. Es un engaño.
 
Ni el gobierno de San Pedro se salva del descontrol institucional. Van a quitar mupis… para volverlos a poner. O sea, ¿queremos contaminación visual o no? Para una persona es muy fácil decidir, para un gobierno es toda un complicación y normalmente las organizaciones toman la ruta del mayor esfuerzo y el mayor daño. Suponemos que tenemos buenos policías porque quitaron unos y pusieron otros. Pero no sé si vean un patrón o un mismo estilo.
 
El descontrol institucional es como un cáncer. Chupa recursos y se multiplica en todas direcciones. Que yo sepa nadie estudia el fenómeno “oncología organizacional”, o algo así. La verdad es que los presidentes, gobernadores, alcaldes y grandes directores de empresas, aprovechan sus nombramientos para “hacer lo suyo” y salen antes de que haya tiempo de notar su fracaso. Por eso el chiste de las tres cartas al sucesor. 
 
Las computadoras deberían ser nuestras aliadas (del hombre de la calle) para evitar ser víctimas de los cánceres institucionales. Pero no. Las grandes telefónicas  y los grandes bancos, pueden ahora rápidamente idear esquemas para sacarnos dinero. Te venden un “jingle”, o un dizque “seguro para el teléfono” a través de una llamada telefónica que ni cuenta te das. Al rato, la computadora te está cargando mensualmente una cantidad que no será muy grande pero son millones de usuarios pagando. Como el avión derribado, ¿quién responde? ¿Slim? ¿El consejo de nuestro único banco mexicano? No creo.
 
Nuestro gobierno dice que él nos defiende de éstos cánceres, pero sólo produce más cáncer y nos cobra por ello. Son las megaburocracias como el INE, o la CONDUSEF, IFETEL, COFECE, etcétera. Grandes sueldos, grandes oficinas, grandes frustraciones. O sea el mal gobierno, nos obliga a mantener burocracias que sólo aparentan servirnos pero hacen más impenetrable el problema. Una jurisprudencia auto-incriminaba a la Suprema Corte que reconocía a juicio de amparo como “atenuante del descontento social”. 
 
Otras partes del gobierno simplemente se alían con nuestros enemigos. Cuando el señor presidente ordena no perseguir delincuentes, ya caímos en el cáncer colectivo extremo. Y no hay manera de detenerlo porque el señor no entiende nada de nada. Con su ayuda nuestros cárteles son el tumor campeón a nivel planeta.