Campeonato de Cruz Azul con VAR incluido

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Campeonato de Cruz Azul con VAR incluido

La noche más alegre en la historia del Cruz Azul, mucho más que cualquiera de las otras ocho ocasiones en las que levantó el título de Liga. Fueron 23 años y cinco meses sin hacerlo, y apenas el segundo título en 41 años. El cetro post Guillermo Álvarez, Víctor Garcés, y el informante Alfredo Álvarez; la corona en medio del escándalo de corrupción en La Cooperativa. Claro que es el título de la 4T por la estrecha relación de Julio Scherer y Aguinaco Gómez Mont; ¡El título de Liga, por fin, el título de Liga!

Claro que este hecho histórico tuvo su alto grado de polémica, en la jugada del gol de Jonathan Rodríguez que le dio el campeonato a los cruzazulinos. Y es que, en el servicio de Yoshimar Yotún, Pol Fernández está en posición adelantada, corre en busca del balón, genera cierta distracción al jugador de Santos que viene detrás, y no se sancionó fuera de juego. El árbitro Fernando Hernández confió ciegamente en la gente del VAR, que —en revisión silenciosa— dio por buena la anotación, según los “expertos” y el hermano defensor del presidente de la Comisión de Árbitros, por no interferir en el “juego activo”, pero éste último es un concepto tan ambiguo como muchos otros que existen en el reglamento.

No es un detalle menor, por supuesto, aunque también hay que resaltar la manera en que Cruz Azul vino de atrás en el partido en el Estadio Azteca, luego de un primer tiempo terrible, en el que daba la impresión de que podía volver a fallar.

Cuando Santos empató el marcador global, apareció en todas las mentes cruzazulinas lo de siempre: la derrota cuando se debe ganar. Pero ahora hubo reacción, no cruzazulearon; al contrario, la timorata postura de Juan Reynoso no será recordada por lo bien que lo hicieron en el segundo tiempo, aprendiendo de los errores históricos, y fueron un vendaval. Se levantaron incluso de las estadísticas en contra, estadísticas que decían que —con Reynoso— el Cruz Azul no había ganado ninguno de los partidos que arrancó perdiendo. Y el domingo tampoco lo ganó, pero el empate y esa reacción fueron suficiente para el campeonato.

Sufriéndolo, de manera quirúrgica, apostando a lo mejor que saben hacer: a defender bien replegados y buscando el error del rival para ejecutarlos. Se han quitado el peso, las burlas, las humillaciones.

Antes de la final, Cruz Azul ganó el 68% de los puntos disputados en dos torneos completos y el cancelado por la pandemia. De 159 puntos disputados, ganó 108, algo que —para el futbol mexicano— es una barbaridad, una estadística que pocas veces se distingue. En ese mismo periodo, el Santos logró solamente el 50.3% de los puntos disputados, jugando 153 unidades y ganando 78 unidades, muy lejano a lo que fue Cruz Azul.

Esta estadística, que podría ser un tema menor, no lo es; el domingo, Cruz Azul —al levantar el título— solamente consolidó lo hecho en un año y medio, siendo el mejor y más efectivo club de la Liga MX. Un premio a la constancia, regularidad, algo que en México no es importante por el formato del campeonato.