Campaña electoral española arranca con Podemos como protagonista

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Campaña electoral española arranca con Podemos como protagonista

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la entrevista con la periodista Ana Pastor (i) en el informativo de la noche de TVE. Foto EFE
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estatal), que realiza la encuesta electoral más importante del país, confirmó hoy que el partido de Pablo Iglesias supera ya en intención de voto al Partido Socialista (PSOE).

Podemos se ha convertido en la segunda fuerza política de España en el arranque de la campaña para las elecciones generales del 26 de junio, que son de facto una repetición de las del 20 de diciembre después de que, por primera vez en casi 40 años de democracia, ningún partido lograra formar Gobierno.

Pablo Iglesias y los suyos pasan a medirse de tú a tú con Mariano Rajoy y su Partido Popular (PP), que lideran las encuestas en la recta final hacia las urnas. "A quien hay que ganar las elecciones es al PP", dijo el número dos y director de campaña, Íñigo Errejón.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estatal), que realiza la encuesta electoral más importante del país, confirmó hoy lo que desde hace unos días avanzaban los institutos demoscópicos privados: el partido de Pablo Iglesias supera ya en intención de voto al Partido Socialista (PSOE).

Gracias a la alianza electoral que ha forjado junto a Izquierda Unida (IU) bajo el nombre de Unidos Podemos y a la suma de los partidos regionales de izquierdas con los que ya confluyó en los fallidos comicios de diciembre, la formación heredera del movimiento de los indignados logra un vuelco en el panorama preelectoral que, de confirmarse en las urnas, marcaría un hito.

Y es que, por primera vez desde las primeras elecciones democráticas, en 1977, el PSOE, un partido centenario, dejaría de ser la referencia de la izquierda, relegado por una formación con poco más de dos años. Ese escenario supondría con mucha probabilidad el fin político de Pedro Sánchez, cuestionado internamente desde que asumió el liderazgo en 2014.

El CIS otorga a Unidos Podemos un apoyo del 25,6 por ciento, que se traduciría en entre 88 y 92 de los 350 diputados del Congreso, justo por detrás del PP de Rajoy, con un respaldo del 29,2 por ciento y entre 118 y 121 escaños. Los socialistas obtendrían un 21,2 por ciento (78-80) y los liberales de Ciudadanos, la otra formación nueva, lograrían un 14,6 por ciento de apoyo (38-39).

Respecto a las elecciones de diciembre, todos caen en diputados excepto Podemos. El PP, aunque pierde escaños por el complicado sistema electoral español, aumenta en cinco décimas el respaldo. El voto de castigo por la corrupción y los recortes se ha desdibujado.

Esta es la foto fija de la línea de salida para las elecciones. Ahora hay por delante dos semanas de reñida campaña para mejorar posiciones. Un tercio de los votantes no tiene decidida su opción.

Muerto el bipartidismo en los comicios de diciembre, ser el más votado no garantizará ya el Gobierno tras la cita con las urnas del 26 de junio, en la que los expertos demoscópicos vaticinan una caída de la participación por el hartazgo ciudadano. La gran incógnita en el horizonte es pues quién pactará con quién tras los comicios para formar el Gobierno que antes no se logró armar.

Rajoy e Iglesias son los protagonistas del comienzo de una campaña polarizada -que oficialmente arranca esta medianoche (local)- en la que opacan al socialista Pedro Sánchez y al líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy. Foto EFE

Rajoy intenta combinar la seriedad del cargo de presidente, que desde diciembre ejerce en funciones, con una cercanía con la gente impensable durante años. Iglesias se presenta como abanderado de una nueva socialdemocracia, intentando suavizar una imagen populista e izquierdista que asusta en sectores que temen un Gobierno a la Syriza o a la venezolana en una España con elevado déficit público y un crecimiento aún por afianzar.

El líder de Podemos ha sustituido a Rajoy como blanco central de los ataques de Pedro Sánchez. Y también Rajoy dirige contra él los dardos más envenenados. Rivera, muleta del líder socialista en el fallido intento por ser investido en marzo, lucha ahora por evitar el voto útil que pide el PP para impedir gobernar a Podemos.

El próximo lunes por la noche se enfrentan los cuatro en el único debate electoral televisado que habrá entre ellos durante la campaña. En la anterior, Rajoy solo quiso debatir con Sánchez. Es máxima la expectación por ver el fuego cruzado.

Pedro Sánchez es el que peor lo tiene. Si realmente se cumple el "sorpasso", haga lo que haga, pierde. Permitir un Gobierno de Rajoy o apoyar uno de Iglesias haría al PSOE perder apoyos. Impedir la gobernabilidad, también. "Habrá una división interna otra vez, habrá una lucha interna contra él y probablemente lo tumbe", dice a dpa el politólogo Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y editor de la publicación especializada "Politikon".

"Es el PSOE el que tiene que elegir", lo reta ya Pablo Iglesias. Paradójicamente, el escenario menos malo para los socialistas puede ser que el bloque de derechas sume lo suficiente y no tenga que verse con la carga de tener que decidir entre Rajoy e Iglesias quién es el próximo presidente del Gobierno. Esa es la esperanza del líder del PP: que la suma con Ciudadanos sirva. Pero también que Rivera en ese caso no pida su cabeza por los escándalos de corrupción de los últimos cuatro años, como ya amagó con hacer.