Usted está aquí
¿Caminar o correr?
La fiebre del trote nos persigue por todas partes. La vida está llena de trotadores que hablan de los beneficios de practicar este deporte, de cómo les ha cambiado la existencia y de cómo son ahora mejores personas por el solo hecho de calzarse sus tenis y salir a correr por calles, parques y senderos.
El caso es que usted también lo ha intentado alguna vez pero, sinceramente, le fastidia: lo suyo no es llegar del trabajo a casa y ponerse unos pants; menos aún meterse en un gimnasio a sudar sobre una cinta en movimiento.
Pero con tanto trotador, ya estaba a punto de sumarse a la bola. Entonces se enteró de que ahora lo que se estila es caminar. Sí, tal como lo oye, caminar.
Lo llaman power walking, brisk walkingo o simplemente, walking. Pero la pregunta sigue siendo la misma,
¿qué resultará mejor para usted, correr o caminar?
el mejor aliado
Hoy en día hasta su caja de cereales sabe que la base de una vida sana es una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico.
Y numerosos estudios lo corroboran. En un artículo publicado en The Lancet, la prestigiosa revista médica británica, el doctor Chi Pang Wen asegura que la inactividad incrementa en 25 por ciento el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca, en 45 por ciento la mortalidad por enfermedad cardiovascular, y en 10 por ciento la incidencia de cáncer, diabetes e incluso depresión.
Más aún, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al sedentarismo como responsable de 6 por ciento de las muertes registradas en todo el planeta, lo que convierte a la inactividad física en la cuarta causa de muerte a nivel planetario.
En fin, queda claro que hay que moverse, pero ¿cuánto y con que intensidad? La OMS recomienda como mínimo 150 minutos semanales (30 minutos al día cinco días de la semana) de actividad aeróbica moderada.
Y caminar a paso ligero, cumple con el requisito de la OMS.
evidencias tangibles
Desde que se desató la fiebre del trote han sido muchos los expertos que se han dedicado a examinar cuáles son los efectos de una y otra actividad.
Y lo que se ha encontrado es que no todas las personas son aptas para correr, pero casi todas pueden practicar la caminata vigorosa.
Un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology (la Revista del Colegio
Americano de Cardiología) muestra que las personas que corren o trotan a ritmo acelerado por largos periodos, aumentan el riesgo de mortalidad hasta en 30 por ciento, en comparación con aquellas que practican la caminata.
En 2013, Hans Savelberg y sus compañeros de la Universidad de Maastrich, publicaron un artículo en la revista PLoS ONE en el que demostraban que las actividades físicas moderadas aportan mayores beneficios a la salud que la actividad física intensa.
Y según Toni Duart, entrenador personal, “caminar resulta adecuado para todo el mundo; de hecho, es la actividad física innata al ser humano, y por lo regular no tiene limitaciones de edad”.
Duart asegura que andar es la primera actividad recomendada por los médicos para acelerar la recupereación de personas convalecientes y para diabéticos, ya que ayuda a regular los niveles de glucosa.
De hecho, Paul T. Williams y Paul D. Thompson, de la Asociación Americana del Corazón, compararon los efectos de correr y caminar sobre la hipertensión, la diabetes y los altos niveles de colesterol.
Tras seis años y medio de seguimiento, concluyeron que, a igual gasto energético, correr reducía el riesgo de hipertensión en 4.2 por ciento, mientras que caminar lo reducía en 7.2 por ciento. En el caso de la diabetes, correr redujo el riesgo en 12.1 por ciento, frente a 13 por ciento de caminar. Y el riesgo de hipercolesterolemia se redujo 4.3 por ciento en los corredores y 7 por ciento en los caminadores..
Perfecto para novatos
“Caminar es la base y puede ser también la puerta de entrada a otras actividades físicas. Las personas que nunca han hecho ejercicio y las que están obesas o pasadas de peso, deben empezar por la caminata”, explica el entrenador Toni Duart.
El doctor Wen, en su artículo publicado en The Lancet, señala que para las personas que se inician, correr puede resultar doloroso, costoso y difícil de mantener a través del tiempo.
Para ellas, caminar es mucho más fácil, incluso más disfrutable, y es tan seguro que su práctica puede mantenerse durante meses o años. Por no hablar del alto riesgo de lesiones al que están expuestos los corredores.
Según un estudio publicado en British Journal of Sports Medicine (Revista Británica de Medicina Deportiva), uno de cada cuatro individuos (25.9 por ciento), que nunca se había ejercitado, sufrió lesiones a lo largo de un entrenamiento de ocho semanas diseñado para prepararse a una carrera de seis kilómetros y medio.
Al correr, nuestros músculos, tendones y articulaciones sufren un mayor impacto que al caminar. Y como señala Duart, “la probabilidad de sufrir lesiones mientras se camina es mucho menor que mientras se corre o se trota.
Habitualmente, las lesiones o molestias de los caminadores suelen derivar de un calzado poco adecuado o de algún problema muscular derivado de la inactividad física de la persona que comienza haciendo cinco kilómetros de caminata, cuando, a lo mejor, debería empezar por tres”.
Cuestión de tiempo
Cuando se trata de optimizar tiempo, los entrenadores coinciden en que correr gana: una carrera de cinco minutos proporciona los mismos beneficios que una caminata de 15; mientras que para igualar los beneficios de una carrera de 25 minutos, habría que caminar una hora y tres cuartos.
Pero los expertos recomiendan el trote o la carrera para las personas más jóvenes, con poco tiempo y que deseen realizar una actividad física más vigorosa.
Sin embargo, como recuerda Toni Duart, “la gente debe tener claro que, en cuanto a consumo calórico, se pueden quemar más calorías caminando, aunque hay que invertir más tiempo”.
Y caminar tiene dos ventajas adicionales. La primera, en palabras de Duart, es que “nos permite tener una comunicación con la persona que tenemos al lado. Y caminar también sirve de referencia natural en el ámbito deportivo para saber qué tan fuerte nos estamos ejerditando, sin necesidad de consultar un pulsómetro: si no puedo articular palabra, es porque me estoy ejercitando por encima de mis posibilidades”.
La segunda ventaja de la caminata tiene que ver con lo que el entrenador llama ‘la experiencia del descubrimiento: “caminar nos permite percibir mejor los detalles del entorno y sentir el momento de un modo que corriendo no se puede vivir, porque la mente está en el entrenamiento, en las pulsaciones y el ritmo…
“Por el contrario, caminar nos permite descubrir, sentir y disfrutar”.
apunte final
Cualquier actividad física es más positiva que quedarse sentado en el sofá. Pero es importante que el deporte o la actividad que elijamos se adapte a nosotros y, sobre todo, que nos agrade.
Los expertos dicen que lo suyo es caminar si se cumplen alguno de los siguientes requisitos:
-Usted quiere iniciarse en una actividad física que pueda practicar durante años, incluso por toda la vida.
-Ha sufrido alguna lesión, tiene sobrepeso o problemas en rodillas, articulaciones o espalda.
-Nunca ha hecho ejercicio en su vida y quiere empezar por algo sencillo que no duela ni lastime.
-No aspira a ser deportista de élite, pero su cuerpo le pide moverse.
-Le encanta disfrutar del entorno mientras se ejercita. (Malu Barnuevo/ © Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)