Caminar, ejercicio que ayuda a la salud... y al bolsillo
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Caminar, ejercicio que ayuda a la salud... y al bolsillo
Yo que presumo de caminar, de ser un reportero de a píe, tengo triglicéridos.
300 de triglicéridos, nomás.
Apenas y lo pude creer cuando, hace algunos meses, me hice un análisis de química sanguínea y me salió que tengo triglicéridos.
Que si era afecto a las grasas, me preguntó la nutrióloga en su consultorio.
No, le dije, si hay algo que más detesto en el mundo es el menudo de los domingos y la barbacoa.
Tampoco me gustan los dulces, la coca ni las galletas, el pan, una vez al mes, las carnitas de puerco, una vez al año.
Cerveza, un six, y a veces hasta menos, el fin de semana, “es mucha cerveza”, espetó la nutrióloga, “pos se aguanta”, le dije yo.
No sabe el golpe emocional, a mi orgullo, el shock que significó para mí que me dijeran: “andas con los triglicéridos altos”.
Pero más para mi salud: “Si no te cuidas, te puede dar pancreatitis”, remató mi doctor familiar.
Y que tenía que hacer, mínimo, media hora diaria de ejercicio, que agarrara mis tenis y me pusiera a caminar.
Pero si yo camino, y camino buenas distancias cuando reporteo en la calle.
Sí, pero que no era lo mismo trabajar que hacer ejercicio, me dijo la nutrióloga y que me pusiera a caminar, a caminar.
Dije yo: “¿y a qué horas?”. La mayor parte del tiempo que tengo de sobra durante el día, y que por cierto es poco, lo dedico a leer.
Hasta que hace varias noches se me ocurrió irme caminando del trabajo a mi casa, unas 25 cuadras.
Que maravilloso mundo descubrí: caminar Saltillo de noche por sus calles y callejones del centro.
Transpiré, me relajé y disfruté.
No es lo mismo ver la ciudad de día, que de noche.
Hoy cumplo 15 días con mis caminatas y no sabe qué bien me han hecho.
Me siento más ligero, menos estresado y con alegría de vivir, que por estos tiempos ya no es tan habitual en la gente.
Mire, no hay mal que por bien no venga.
Me ejercito y hasta me ahorro unos centavos del camión, ahora que aumentó la tarifa con lo del gasolinazo.
Me dice una compañera del trabajo: “Ándale, Peña, ahora si le vas a hacer honor a tu crónica”.
Saltillo de a pie.