Camilo Lara, para bailar y reflexionar

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Camilo Lara, para bailar y reflexionar

El Instituto Mexicano del Sonido lanza nuevo disco antes de que acabe el mandato de Peña Nieto, pues para ellos la cumbia es mucho más que fiesta

Se apareció a mis espaldas con una gorra de Bart Simpson y una playera negra descolorida que decía “Instituto Mexicano del Sonido” en letras amarillas, escrito de forma continua varias veces hasta formar una pirámide invertida. Camilo Lara luego se sentó en una silla frente a mí con una sonrisa de niño y la misma timidez de uno. Parece que no se ha acostumbrado a las entrevistas, a pesar de tener más de 10 años con su proyecto musical que mezcla sonidos electrónicos, cumbia, salsa y cualquier ritmo que funcione para mover el cuerpo, de preferencia de noche en un lugar con luces de neón y mujeres hermosas. Si no fuera porque sabemos de eso que porta tan orgulloso en su playera y por la forma resuelta en que responde, pensaríamos que es su primera entrevista.

Casi se podría considerar que el Instituto Mexicano del Sonido, a estas alturas, ya hace honor a su nombre y es casi una dependencia oficial que representa muy bien a qué suena este país. Tan es así que Pixar escogió a Lara como el responsable de poner a bailar a todos los esqueletos del inframundo, en la pachanga de Ernesto de la Cruz que aparece en su homenaje mexicano animado: “Coco”. Eso quiere decir también que, en ese contexto, el músico está muerto. Afortunadamente, eso es sólo en la ficción, pues en el mundo de los vivos sigue haciendo música y ahora estrena “Disco Popular”, su primer álbum desde “Político” (2012), el cual se estrenó el día que Peña Nieto fue elegido presidente. No podía quedarse sin poner a bailar antes de que acabara el sexenio.

¿Por qué tu nuevo disco es un “disco popular”?
“En los últimos cuatro años, desde que salió el disco pasado, estuve en otros proyectos viajando por muchos lados, con el disco de Compass o con el disco de Mexrrissey. Entonces este disco como que empecé a encontrar puntos de encuentro entre los ritmos populares de Latinoamérica. Era un poco hacer una carta de amor a la cultura popular y encontrar que la pista de baile es bastante parecida en Jamaica, que en D.F., Panamá, al final hay ciertos puntos que las unen. Hacer el ‘Disco Popular’ era como pensar que podías ponerlos todos al mismo tiempo sonando en una cosa ahí medio babilónica”.

¿Te consideras popular?
“No sé si yo me considero popular o más bien a mí me gusta la música popular. Que siempre me ha gustado desde hace muchos años, en todo tipo, desde la cumbia, la música de barrio”.


Al mezclar tantos ritmos en tu música, ¿cuál es tu proceso creativo?
“Como que encuentro lo que me gusta y no es que trate de hacer una recopilación exacta. No es un trabajo antropológico, tomo lo que me gusta y lo que le queda a mi música. Nada más”.

Tenías bastantes años sin un disco como el Instituto, ¿qué te hizo querer volver?
“El otro disco salió cuando hubo cambio de gobierno. Me empecé a preocupar que ya estamos cerca del cambio de gobierno nuevo y todavía no tenía disco. La verdad es que se te pasa la vida, entre que lo tocas, luego me metí en otras historias, otros proyectos y pasa el tiempo. Nunca crees que sea tanto tiempo. Según yo iba a sacar un disco rápido, pero se metieron muchos proyectos en medio”.

¿Este disco es más de fiesta en comparación con aquel?
“Bueno, el disco pasado si le hubiera puesto otro nombre sería menos político. Lo que pasa es que toda la trama del disco era eso. En este todavía lo hay, pero a mí los discos políticos de baile me gustan muchísimo. Me gusta mucho The Clash, KLF, hay un subgénero de música de baile política militante que tiene cosas interesantes. Y me gusta la idea de que a través de un disco de baile puedas llegar a la misma conclusión que te puede llevar un disco de trova”.


¿La cumbia es para bailar y olvidarnos de nuestros problemas o debe tener algún mensaje?
“Podría ser ni una ni otra. Ni un total distractor, ni que sea un discurso político. Hay cosas que tácitamente las tienen y la cumbia es una expresión de calle. Más allá de eso me parece que la música popular, y es un poco el mensaje del disco, tiene que ser revalorada. El momento en que encontremos que las cosas de calle, de a pie, tengan el valor que merecen, se empieza a hacer cambios. Cuando te reconoces que puedes tener belleza sin tener que seguir estereotipos, que la música que oyes en la calle vale la pena, que la comida que comes en la calle es igual de buena que la del chef. Ahí empiezas a tener más empatía, empiezas a hacer más comunidad. Eso es lo importante y eso es política, para mí eso es más política que otras cosas. Si el baile y la cumbia es distracción, qué bueno”.

¿Si hicieras una canción para las próximas elecciones cómo sería?
“No bueno, de entrada no voy a hacer una canción para las próximas elecciones. Y si la hiciera… No, no la haría, olvídalo, ¿pa qué?”

En tu nuevo disco le dedicas una canción a tu “t-shirt de la Nasa”, ¿se puede hacer una canción de lo que sea?
“Pues lo estoy comprobando. Sí, ¿por qué no? Se ha cantado del amor, de las guerras, de las pasiones. Esta es una oda a alguien que estuvo muy cercano a mí muchos años, estuvo conmigo muchos años, no veo por qué no hacerle una canción. Hay un límite de canciones que un humano puede hacer, no sé qué limite pueda haber de temas que uno pueda explorar. No sé si lo hay, o si lo hay todavía no me llega el memorándum”.

Con tantos años en el Instituto Mexicano del Sonido, ¿crees que sí han llegado a convertirse en una institución de sonidos que sintetizan al país?
“Espero que no. Tampoco es el fin último. Siempre cuando uno empieza le pone los nombres más tontos a sus proyectos y así se llamó mi grupo. Me sigue gustando, pero creo que ahí fue el punto de partida y ya, después de tanto tiempo vas tratando de hacer otras cosas y explorando. Lo que sí tal vez sigo teniendo, en este nuevo disco, sigue buscando la raíz de la música popular, como los pasados, tal vez de otra forma y con otro acercamiento. Pero no sé si ya sea una institución o no, siento que todavía no, no sé”.

En la película de “Coco” estás muerto.
“Y estoy flaco” (risas)

¿Así te gustaría que fuera el más allá, como una fiesta donde tú estás tocando o cómo te lo imaginas? 
“Bueno sí, ¿a quién no? Sería el mejor de los escenarios posibles, el peor ni te cuento. Pero sí, es muy buen escenario”.

¿Crees que todavía se discrimina a la cumbia?
“Tú lo viste. Cuando era un escándalo que Los Ángeles Azules tocaran en el Vive Latino, era muy mal visto. Antes de eso tocar cumbia era súper mal visto, tocábamos en pequeños lugares. Siento que hemos tenido muchos problemas que son causados por los estereotipos de la televisión, prejuicios que tenemos por la sociedad clasemediera, muchas cosas. Pero creo que poco a poco se van rompiendo. Que en los comerciales salgan morenos y no salgan blancos, porque somos una sociedad morena, ese tipo de cosas. Aceptar que la comida de barrio es increíble, todo eso va a ir cambiando y poco a poco se van volviendo más accesibles”.

¿Ves ahora un mayor orgullo de ser mexicanos en la era de Donald Trump?
“Mucho tiene ver Trump, sin duda. La otra es a través de ciertas acciones de orgullo mexicano se rescatan estas cosas. Por ejemplo la cocina, el cine, el arte. Sólo toma uno o dos para darnos confianza de que tenemos un patrimonio increíble y valiosísimo. Es a través del arte, muchas de las cosas pasan por medio de pequeñas acciones”.

¿Y qué opinas de Trump?
“Opino exactamente lo mismo que opino de Peña Nieto. Que es una desgracia que hayamos llegado a este tipo de líderes en este mundo moderno. Es penoso que la sociedad tuvo que llegar a este nivel para darse cuenta que íbamos desde hace mucho rato por el lado equivocado de la derecha, es una pena. Se los dije hace dos salidas, muchachos”.