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Cambios en muestra de Zapata: ‘Es un abuso de poder presidencial’
CDMX.-La polémica obra del artista Fabián Cháirez, La Revolución, no será retirada de la muestra “Emiliano. Zapata después de Zapata”, que se presenta en el Palacio de Bellas Artes, pero se colocará una cédula informativa con la posición de la familia del caudillo revolucionario y se retirará la publicidad oficial de la exposición con la imagen de la pieza que muestra al general desnudo, con tacones y sombrero rosa. Esta decisión, advierten artistas y críticos de arte, es lamentable, atenta contra la libertad creativa y es una imposición y abuso de poder de la Presidencia de la República.
El martes pasado, organizaciones campesinas tomaron el recinto, exigieron la quema de la pieza de Cháirez y agredieron física y verbalmente a un grupo de jóvenes activistas LGBTI que acudió al museo a defender la libertad creativa. Al día siguiente, Andrés Manuel López Obrador instruyó a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, que dialogara y consultara a la familia del revolucionario sobre la polémica.
Este jueves, a través de un comunicado, la Secretaría de Cultura y el INBAL informaron que sostuvieron un encuentro con 11 familiares, les ofrecieron un recorrido por la muestra y acordaron mantener la pieza y colocar a su lado una cédula informativa con la posición de la familia, donde quedará de manifiesto su desaprobación con esta interpretación. Además se acordó retirar de la difusión oficial de la Secretaría de Cultura y del INBAL la publicidad de la obra “La Revolución”, pero sí difundirán “por todos los medios a su disposición, la dignidad y el homenaje al general Emiliano Zapata”.
El curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Cuauhtémoc Medina, consideró que en los hechos, López Obrador permitió que un tercero, la familia Zapata, reescribiera la exposición. “Es un caso de abuso de poder presidencial que no solamente amenaza las libertades culturales y creativas, además derrumba la estructura de responsabilidades de los funcionarios culturales”.
Y añadió: “El Presidente desdijo la intervención de la directora del INBAL que actuó institucionalmente de manera correcta; le ordenó a la secretaria de Cultura que abusara de su poder para convertirse en una moderadora y que violentara la integridad de la exposición, y luego validó que un tercero reescriba la exposición”.
El también historiador del arte analizó las implicaciones del hecho: “Lo que hizo el Presidente abre la posibilidad a que cualquier desacuerdo cultural deje de ser materia del campo cultural y se vuelva un problema a contener, reprimir y erradicar por parte del aparato cultural. De modo que ahora, en lugar de un aparato de promoción artística, tenemos un aparato de contención y represión artística. Porque evitar que el desacuerdo emerja del campo cultural es tan grave como censurar las obras, es impedir los efectos que debe tener sobre la sociedad”.
Medina, finalmente, indicó que el llamado acuerdo es la autorización para que una familia —que sitúa su mérito en el pasado— altere la integridad de una exhibición, lo que implica que el Presidente se ha vuelto en el corrector de los contenidos de un producto cultural.
“Los antecedentes de esta práctica —usar textos para deformar las obras— están localizados en los momentos más totalitarios del siglo XX. Es una combinación de ignorancia y falta de claridad, y se puede volver muy peligroso. Es un momento muy trágico y este Presidente no sabe lo que está haciendo”, atajó.
EL DATO
Cuauhtémoc Medina, el curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), consideró que en los hechos, AMLO permitió que un tercero, la familia Zapata, reescribiera la muestra.