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Cambio climático, lo más grave apenas viene ¿cómo evitarlo?
El mundo hoy se piensa diferente, la pandemia por COVID-19 está modificando hábitos, costumbres, la forma de hacer las cosas y de planearlas. En cuestión ambiental, en una primera instancia se habló de beneficios, el desacelerar la dinámica social y económica hizo que la contaminación del aire bajara, que los centros turísticos no se inundaran de basura y que la biodiversidad de algunas zonas se hiciera visible.
Sin embargo, el aumento inminente de productos desechables, plásticos y unicel contrasta con las bellas imágenes de cielos despejados y calles con animales silvestres paseando. Además, la premura por continuar con trabajo y educación a distancia llevó al alza el consumo de dispositivos electrónicos. También esta situación dejó ver las profundas desigualdades en acceso a internet y computadoras, es evidente que falta mucho para lograr la universalización de estos servicios. La pandemia por coronavirus hace más profunda la desigualdad y acentúa la pobreza. Las cifras son lamentables. En México se estima que en 2020 hubo 102.6 millones de pobres y pobres extremos, que representa al 81% de la población mexicana, 20 millones más que en 2018.
El aumento de la pobreza en todo el mundo intensifica la gravedad y urgencia de atender viejos retos que quedan siempre pendientes. La desigualdad se hace más profunda y el cambio climático se convierte en el fenómeno que puede empeorar todo, y en este caso no es súbito y repentino como el coronavirus, esta amenaza se vislumbra desde finales de los años sesenta cuando las primeras investigaciones científicas demostraron que la Tierra no podía soportar los niveles de explotación.
Si ponemos en el mismo escenario mayores niveles de pobreza y cambio climático, el panorama no es nada alentador, pues la vulnerabilidad de millones de personas se acentúa con los impactos del calentamiento global. Huracanes, tormentas, heladas, sequías, inundaciones; distintos fenómenos naturales cada vez más extremos y frecuentes afectando directamente a millones de personas en zonas urbanas y rurales. También las condiciones para la producción de alimentos, bienes y servicios se encarecen e impacta a toda la sociedad.
El cambio climático nos ha dado muchos años de ventaja antes de encrudecer sus consecuencias, hoy el mundo piensa que la COVID-19 es la grande catástrofe de la modernidad, pero si no hacemos nada, el cambio climático puede empeorarlo todo.
Otros países como China, Estados Unidos, Francia ya están encabezando sus políticas de recuperación post-pandemia con una visión más “verde”, buscarán reducir emisiones de dióxido de carbono a través de energías renovables y una transición ecológica más acelerada.
La pandemia COVID-19, más allá de muertes, pobreza, tristeza y crisis nos debe dejar un buen aprendizaje. Nuestro país debe plantear una sólida estrategia de recuperación post-covid desde una visión sustentable, donde se impulse el crecimiento económico sin menoscabo del medio ambiente.