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Cambian hipertensión
La Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología, tras varios años de estudios y observaciones, han decidido cambiar la definición clínica de hipertensión arterial.
Antes, eran hipertensos los que tenían una presión arterial mayor de 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg). Ahora entra en esa definición cualquier persona con valores de presión por encima de 130/80.
De esos números (130/80), la primera cifra es llamada ‘presión sistólica’, y la segunda ‘presión diastólica’. A partir de ahora se considerará hipertensión a cualquier medición en la que al menos uno de esos dos números esté por encima del valor señalado.
Incluso las personas dentro del nuevo rango pueden sufrir complicaciones cardiovasculares, en comparación con aquellas cuya presión sea normal (igual o menor de 120/80).
Las razones
Hasta ahora, tanto en Europa como en muchos lugares de América, se utilizan los parámetros 140/90 de presión sistólica y diastólica para diagnosticar la hipertensión. Pero esos valores de tensión arterial suelen provocar un sobreesfuerzo cardiaco que puede derivar en una insuficiencia coronaria o una angina de pecho.
La hipertensión está ligada a muchos problemas cardiovasculares, tales como arritmias, acumulación de grasa en las arterias e incluso a una obstrucción (trombosis), que puede derivar en infarto cardiaco o cerebral.
“Queremos ser francos con la gente”, dijo el cardiólogo estadounidense Paul K. Whelton, propiciador de las nuevas directrices. “Si una persona registra una presión de 130/80 ya tiene un aumento de riesgo cardiovascular. No significa que necesite medicación, pero es una luz ámbar de que debe reducir su presión arterial, mediante un estilo de vida más saludable.
Lo más efectivo para disminuir la incidencia de la enfermedad cardiovascular, según los expertos, es la prevención; lo que significa alejar los factores de riesgo, como el sedentarismo, el tabaquismo, el sobrepeso, la obesidad y el abuso de alcohol.
Las asociaciones de cardiología antes mencionadas, recomiendan ejercicio regular y una dieta basada en frutas, verduras, pescado y legumbres, con poca carne roja y bajo consumo de sal.
Los expertos recalcaron la importancia de hacer al menos dos mediciones de la presión en ocasiones diferentes, para garantizar un diagnóstico más confiable.
Con información de © Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados