Café Montaigne 206

Usted está aquí

Café Montaigne 206

“Lo que más hay que cuidar es el corazón”. Dice a la letra uno de los versículos, uno de los sabios consejos de Proverbios (4:23). Hartos comentarios me han llegado con un par de textos aquí publicados en este espacio de tertulia sabatina “Café Montaigne”. Los comentarios han tenido como columna vertebral eso llamado “amor” y mi enfoque al respecto. Y claro, lectores como usted el cual hoy me honra con su atención, me han pedido que complete la lista prometida de libros y autores que abordan esa enfermedad llamada “amor”.

Y también, piden sigan desmenuzando ese ardor, esa pasión a la cual los humanos no somos nada inmunes y si frágiles ante una pasión juvenil mal cuidada. Algunos títulos al azar son los siguientes: “El Amante” de Marguerite Duras, libro, novela, la cual recuerdo, fue llevada a la pantalla grande, al cine, con buen éxito. Una de las ocasiones anteriores cité aquí la obra del mago de Aracataca, Colombia, Gabriel García Márquez. Pues sí, casi toda su obra (toda, realmente) gira en torno a ese demonio llamado amor. Hay que abordar o volver a releer libros como “El Amor en los Tiempos del Cólera”, “Cien Años de Soledad”, “La Increíble y Triste historia de la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada”. “Memoria de mis Putas Tristes”, novela corta y perfecta, la cual a la vez, está inspirada o tiene punto de contacto con “El Palacio de las Bellas Durmientes” del Premio Nobel Yasunari Kawabata (1899-1972).

Otros títulos con su autor serían los siguientes de buena lectura: “Orgullo y Prejuicio” de Jane Austen, la tremenda “Ana Karenina” de Lev Tolstoi, “El Libro de los Amores Ridículos” de Milan Kundera y dos libros amorosos, pero emparentados con la más deliciosa pornografía: “Elogio de la Madrastra” y “Los Cuadernos de don Rigoberto” de Mario Vargas Llosa. “La Dama de las Camelias” de Alejandro Dumas, “Cumbres Borrascosas” de Emily Bronte… en fin, lo que sobran son buenos títulos de amor y su padecimiento, para soportar aún hoy con vacuna de por medio, esta maldita pandemia.

Hay cuento corto de tipo policiaco, es nada menos que de Georges Simenon, se titula “El Hombre en la Calle”. Corto e intenso. Librito enjuto de páginas, pero soberbio en su planteamiento, en su trama y todo lo que en nosotros los lectores, provoca. Se trata sencillamente de un asesinato en París que tiene que resolver el comisario más famoso de la historia, Maigret. Pero con el asesinato con arma de fuego, hay toda una trama oculta la cual bajo el genio de Georges Simenon, se resuelve o nos la resuelve hasta la última parte del texto memorable.

Y aquello se nos clarifica cuando sabemos que el presunto asesino al cual siguen por cuatro o cinco días el propio Maigret y sus sabuesos, no lo es tal, sino que el tipo se echa a cuestas dicho cadáver como un “sacrificio de amor”, como lo ha de finido Gabriel García Márquez alguna vez, para proteger al verdadero asesino: su esposa.

ESQUINA-BAJAN

Historia truculenta y espléndidamente bien contada por el genio de Simenon, pero la cual nos evidencia y me da por mi lado, pues, al decir en este espacio que el amor es un padecimiento, una enfermedad progresiva y mortal para quien la sufre. Como el protagonista del cuento de Simenon. Y he recordado este librito, este cuento del mago de la novela y cuento policiaco, porque di con esta obra por azar entre mis libros. El azar tiene mucho que ver en la formación de uno como lector y escritor. En ocasiones, todo conspira para encontrar los fragmentos faltantes de un puzle donde el destino y el tiempo nos llevan de la mano sin saber a dónde vamos a desembocar.

El mundo es un fragmento, un gran rompecabezas donde todos y todo va encontrando acomodo. Como en un gigantesco puzle, así anda uno no pocas veces, juntando fragmentos desperdigados para completar un rostro: el rostro de un personaje, el rostro de una tesis, el rostro de una vida matrimonial, el rostro e identidad de una familia, el rostro de nuestro escritor favorito. El librito cayó a mis pies desde la estantería alta de mi librero, cuando precisamente andaba bajando un título para ponerle en letra redonda su ficha en este texto.

De apenas 73 escuálidas páginas, el opúsculo es perfecto letra por letra y silencio tras silencio. Es un libro deslumbrante. Lo publicó Tusquets en España y el librito ya en mi mano, es la primera edición, 1994, impreso en Barcelona. ¿Por qué estoy impresionado y echo campanas al vuelo al cuadrar este puzle y encontrar piezas de un todo? Porque el opúsculo tiene un texto de Gabriel García Márquez titulado “El Mismo Cuento Distinto”, luego le sigue el cuento al cual he hecho referencia líneas arriba: “El Hombre en la Calle” de Georges Simenon.

Y en este libro, en un acto de prestidigitación literaria, a la vez, Maigret en un texto final, habla de un joven periodista el cual le trae con marcaje personal, Georges Sim, un alias de Georges Simenon. Sí, como una estructura de una cebolla o como aquel juguete ruso llamado madres dentro de madres. Un cuento de un cuento y a la vez se desdobla no con el personaje, sino con el tipo “real” (el comisario Jules Maigret) hablando de un escritor/periodista el cual le atosiga (Georges Sim/ Simenon). Todo ellos deletreados en el cuento del Gabo, quien habla maravillas de este texto. Pero ahora, con su relectura, amén de ser un texto policiaco perfecto, he notado ese gran final digamos, “oculto”: el personaje, por “sacrificio de amor”, se acusa asesino, cuando su esposa (infiel y presa de un frenesí erótico desbocado) es la verdadera criminal. Puf.

LETRAS MINÚSCULAS

¿Amor o enfermedad? Regresaré a este tema y al desierto, claro.