Caducado

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Caducado

3 de agosto 2019 dice la fecha en el frasco que saqué del fondo del refrigerador, aplicando técnicas contorsionistas para alcanzarlo.  Caducado.  Así como tantísimas decisiones, aficiones, pasatiempos, relaciones, creencias, y teléfonos celulares que ya no sirven para lo que fueron creados o pensados o diseñados.

En un momento de inspiración compré una pantalla para mi consultorio y está sin usar desde que no se trabaja en grupo presencial.  Una de tantas cosas que podría dejar hasta que las cosas vuelvan a la “normalidad”, o que podría ajustar y mover.  Ajustar y mover.  Hábitos, costumbres y todo aquello que ya no aplica a mi vida hoy.  Sé que tengo algunas ideas inflexibles que no me están resolviendo lo que realmente necesito.

No soy la misma persona que era hace…bueno, ni hace un par de días.  Justo he estado evaluando una situación y ya no la pienso igual.  Parece que no me hará bien sostener mi manera de proceder, la de siempre.  Es más, ni se puede porque las condiciones de entonces han dejado de existir.  Lo que requiero hoy dicta otra manera de estar.

Hablaba con un hombre ayer y él decía, “No me agrada la realidad de hoy.  En el mundo anteriormente…”  Y se escucha por allí a todas horas, “Es que antes de la pandemia…”  La ley de Darwin nos dice que sobrevive quien se adapta y colabora.  No habla de que nos tiene que gustar.  Entonces caducan modas, peinados, gustos, contratos, tiempos, y hasta conocimientos científicos.  ¡¿No les digo que en mi mundo de niña Plutón era planeta!?