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Buscan justicia para niño muerto por la 'migra' de EU
NOGALES.- “No se vale que Estados Unidos meta la mano a México, mate a niños mexicanos y no se haga justicia. Siento que si yo perdiera el caso sería una burla para nuestro país”, lanza Araceli Rodríguez, cansada de tanto repetir la historia del asesinato de su hijo. Su lucha en busca de justicia no ha cesado desde que se enteró, una mañana de octubre de 2012 por las fotos que circularon en la prensa local, que su hijo José Antonio Elena Rodríguez había muerto a escasos metros del muro que divide a las ciudades de Nogales, la de Sonora y la de Arizona.
Desde 2010, más de 40 personas han sido asesinadas por agentes de la Patrulla Fronteriza. En más de la mitad de los casos los uniformados indicaron que se defendían de ataques con piedras. Al ser cuestionado sobre la proporcionalidad del uso de la fuerza entre rocas y balas, el vocero de la Border Patrol en el sector Tucson, Vicente Paco, respondió: “A mí no me dan piedras para enforzar (sic) la ley. A mí me dan las herramientas que traigo en mi cinto”, indicó mientras sostenía su cincho de cuero con pistola, lámpara, radio y bastón, en una postura de vaquero.
Caso histórico
A la fecha no se ha abierto una investigación que demande la extradición y presencia de Lonnie Swartz ante un juzgado mexicano, a pesar de que Estados Unidos está por llevar a cabo un juicio histórico en su contra, puesto que decidió sentarlo en la silla de acusados. El juicio será el 7 de noviembre en la corte de Tucson, Arizona.
Lo que hace al caso histórico no es sólo la odisea que pasaron Araceli, madre de José Antonio, y Taidé Rodriguez, ciudadana estadounidense y abuela del muchacho, para convencer a las autoridades de abrir una investigación contra un agente federal, sino que la evidencia pericial que se presentará ante el jurado en Tucson la exhibirá la Procuraduría General de la República. Fiscales mexicanos cruzarán la frontera y documentarán lo ocurrido la noche del 10 de octubre de 2012 en Nogales, Sonora.
CONTEXTO
José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años de edad el día de su asesinato, murió a causa de balas transfronterizas que salieron de un arma oficial estadounidense y que aterrizaron en territorio mexicano. El menor recibió, de acuerdo con la necropsia, al menos nueve disparos de bala en la cabeza y en la espalda.
El agente de la Patrulla Fronteriza que lo mató, Lonnie Swartz, descargó en dos ocasiones su arma la noche del 10 de octubre de 2012. Un total de 16 tiros cruzaron la frontera y cayeron sobre la avenida Internacional de Nogales, Sonora, muy cerca de La Capilla, el barrio en que creció y jugó desde niño José Antonio.