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Bruselas se harta de Hungría, Polonia y la República Checa
"Han prometido mucho y no han hecho nada". Así de enfadado se mostró ayer el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, al hablar de los tres países a los que Bruselas acaba de abrir expediente sancionador por negarse a cumplir con sus compromisos en materia de acogida de refugiados.
Al griego se le agotó la paciencia. Lleva esperando casi dos años (la duración del programa) a que Polonia, Hungría y República Checa abran sus puertas, sin éxito. Es más, ni Varsovia ni Budapest han accedido a reubicar desde Grecia o Italia un solo asilado. Praga solo ha recibido a 12 y lleva desde el pasado agosto sin levantar sus barreras.
"Hemos utilizado todos los medios, el tiempo ha pasado y el plazo ha vencido. Estos tres países no han hecho nada", denunció antes de lanzar un aviso para navegantes. "La reubicación no es una elección, es una obligación moral y jurídica".
Harto del discurso eurófobo y ultranacionalista que esgrimen algunos Gobiernos centroeuropeos, Avramopoulos cargó contra la irresponsabilidad de sus dirigentes y les recordó que el reparto de refugiados es una cuestión de "solidaridad, respeto y responsabilidad", una decisión que adoptaron los 28 países miembros en septiembre del 2015, y por tanto "vinculante". Países como Hungría y Eslovaquia han recurrido ante la justicia europea para tumbar el programa y Bruselas alumbra lo que está por venir si se siguen resistiendo. "Voy a decirlo claramente: Europa no sirve solo para pedir fondos o garantizar la seguridad, Europa es compartir también en momentos difíciles".
A pesar de la frustración, el griego todavía guarda la esperanza de que los tres países comprendan la situación.Un escenario poco realista si se atiende a la retórica de sus líderes. Praga anunció que mantendrá el rechazo a las cuotas pese a la amenaza de sanciones.
De los 160.000 refugiados que debían ser reubicados desde Grecia e Italia, la UE solo ha conseguido hacerlo con 20.869 personas a escasos tres meses de que caduque el programa.
Con información de La Voz de Galicia