Breviario coahuilteco

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Breviario coahuilteco

PRIMERO. “Ora sí, violín de rancho, ya te agarró un profesor”. Nos llegó el reporte trimestral de seguridad T1-2021 elaborado por Data Int, en el que aparece que Coahuila es el segundo estado con menor violencia en el País, sólo por detrás de Yucatán.

Se está sintiendo la labor de Fernando de las Fuentes como encargado por ministerio de ley de la Seguridad Pública en Coahuila, en tan sólo cinco meses de hacerse cargo de la responsabilidad ha logrado más que su antecesor, quien en tres años de modorra en la función sólo tuvo pleitos e insidias en contra del secretario de Seguridad y los índices de criminalidad en el estado eran mayores que en Tamaulipas, Sonora, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Durango y San Luis Potosí.

Demostrada su capacidad en la investigación de los delitos, como en el lamentable asesinato de la maestra de Saltillo, resuelto en menos de 48 horas, ¿cuánto tiempo hubiera tardado el anterior secretario en resolverlo?

De aquí surge un temor fundado: cuando se haga cargo de la seguridad municipal de Saltillo, presumida hoy por el príncipe desencantado (caído en gracia) Manolín I, como la mejor ciudad para vivir en el País. ¡Tengo miedo!

SEGUNDO. “Tan seguro como en bragueta de fraile”. Insiste el obispo Hilario González, en el seguimiento de las dos auditorías, una interna y otra externa, en la situación financiera de la Diócesis de Saltillo.

Resulta que unas semanas antes de que Raúl Vera dejara su función, las oficinas de la Diócesis sufrieron dos rarísimos robos en los que lo único que se llevaron fueron documentos, estados de cuenta y las chequeras de las cuentas bancarias. Claramente se trató de un par de autorrobos tendientes a ocultarle al nuevo obispo información financiera que pudiera resultar comprometedora para los que ya se iban.

Cientos de comprobantes de viajes al extranjero, cooperaciones con ONGs fantasmas y otras radicales, subsidios a grupos de acción política y hasta publicidad para nominarse como candidato al Nobel, de repente se extraviaron y todos esos gastos pagados con el diezmo que los católicos de la Diócesis desembolsan para el sostenimiento de la Iglesia y no para una vida dispendiosa, como la que se daba el obispo Vera.

Un estilo distinto el de este otro obispo sí católico, González, se notó en las pláticas cuaresmales que llenaron de paz y aliento a los creyentes, y no los discursos políticos del nativo de Acámbaro que parecía ordenado sacerdote por la Universidad Patrice Lumumba de Moscú.

TERCERO. “Agua mansa, en piedra dura, a la larga cavadura”. El asunto de los desaparecidos en Coahuila es un pendiente que llevan los últimos cuatro gobiernos, esto inició en 2006 y no ha tenido sosiego. Por más figuras viaticadas (Morera, Bachelet) que han traído tanto la mafia de la M como este gerente de negocios de la marca, no se ha logrado borrar la imagen de un gobierno cómplice y omisivo.

Bueno, hasta fue creado un instituto de investigación que anda más despistado y ha localizado más fósiles de dinosaurios que de ejecutados, porque los asesores del gobierno local los llevan a donde no hay restos, y hoy día, en la desesperación, agentes del gobierno llegaron a retirar las fotografías de desaparecidos que la FUNDEC-FUNDEM había colocado en los árboles de la Plaza de Armas. Una vergüenza ante el cinismo y la insensibilidad de los funcionarios, y critican al peje.

CUARTO. “Aquí la más chimuela mastica fierro”. Noticias del entrampado IEC, de la afamada Gaby, la de Moreira, indican que el consejero Silva se negó a aprobar la Cuenta Pública 2020.

En su alegato, muy válido, cuestionó el gasto de ese Instituto en el nuevo edificio debido a que la calidad de los materiales no corresponde a su elevado costo.

Un proceso raro este del IEC ya que, en 2019, que fue convocada la construcción, se presentó solamente un licitador cuya propuesta tenía un costo de 74 millones de pesos, el terreno ubicado en las torrecillas era propiedad de súper Jericó y su familia. Dice Gaby de Moreira que esta inversión se hizo porque pagan 3 millones de pesos al año en rentas. ¡Ups! Entonces el nuevo edificio equivale a 24 años de estas, más el costo del terreno. De plano un negocio redondo, ya que de la obra siempre sobra.