¿Bloque Saltillo?

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¿Bloque Saltillo?

La base de un gobierno democrático debería ser el acceso al poder mediante elecciones libres y justas. En un escenario ideal, las elecciones deberían llevar a los representantes a enfocarse en el bien público. Sin embargo, el deseo de asegurar su futuro político y la perspectiva de reelección conduce a algunos a una rendición de cuentas que a veces puede ser una ficción.

Hay razones sistemáticas por las que cometen cierto tipo de errores una y otra vez. Una de ellas es su adicción al poder y la poderosa fuerza motivadora en este entorno es la presión por esa reelección, un tema vetado en México por casi un siglo. Sin embargo, hace algunos años se permitió regulada, aplicable sólo a alcaldes, diputados federales y locales. La premisa era clara, se permitía una sola reelección y hasta ahí.

Sin embargo, en Coahuila la ambición de seguir en el poder más allá de eso, los llevó a desafiar esa norma y de manera vergonzosa los magistrados del Tribunal Electoral del Estado aprobaron una segunda reelección de alcaldes. Para intentar dar legitimidad a esa aberración, el Tribunal local llamó a la opinión de “expertos” en la interpretación de la constitución y cuyas aptitudes con toda seguridad están siendo desaprovechadas por la Suprema Corte de Justicia o la Corte Penal Internacional y sin embargo están aquí, con minucias como las de Coahuila y dijeron que lo más recomendable era permitirla.

Pero el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación opinó lo contrario y dio marcha atrás a este atropello. Fin del asunto. Y aunque él aseguraba no estar persiguiendo una segunda reelección y no aparecía públicamente en los juicios electorales que dieron pie a esta vergüenza nacional, el alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez acusó recibo de la decisión del Tribunal Federal y declaró: “Nosotros trabajamos como un gran equipo ante las gestiones en contra en torno a la reelección que hacen a nivel federal”. En resumen, le dolió. 

Pero fue más allá al decir: “Hay la posibilidad de que amigos y compañeros que forman parte de este grupo político se unan a la contienda” y que la conformación del “Bloque Saltillo”, una vez conformado en su totalidad, podrá garantizar el triunfo total en el próximo proceso electoral.

Estoy seguro de que Riquelme escuchó como una llamada de atención eso del “Bloque Saltillo”. Y para ello aclaremos que el candidato del partido en el gobierno a la presidencia municipal de Saltillo será José María Fraustro, que ha transitado desde el montemayorismo hasta el gobierno actual y que no forma parte del grupo de Manolo Jiménez.

En ese mismo caso se encuentra Jericó Abramo, exalcalde de Saltillo y dos veces diputado federal, antagónico de los intereses políticos de Manolo al igual que Fernando de las Fuentes y Enrique Martínez Morales, que han llegado a posiciones en el gobierno estatal y que no juegan con el grupo del novel alcalde saltillense. En todo caso, estos cuatro políticos saltillenses observaron con atención la intentona sin éxito de Manolo de querer quedarse con todo y también sufrieron ataques que provenían del círculo operador que despacha desde la Presidencia Municipal.

¿Existe entonces ese “Bloque Saltillo”? La evidencia nos dice que no y que cada uno de estos actores juega por su lado. Que el grupo de Manolo Jiménez está integrado por sus funcionarios púbicos, algunos funcionarios estatales y que es apoyado por los hijos de algunos empresarios connotados de Saltillo, dirigentes de empresas en donde sus padres aún tienen la decisión final.

Partiendo de sus propias declaraciones, pudiéramos especular que, a excepción de Manolo, los otros actores políticos de Saltillo están jugando con un grupo que si existe y es el Grupo Laguna que encabeza Miguel Riquelme y al que le siguen Eduardo Olmos y Miguel Mery y Verónica Martínez, laguneros que encabezan por primera vez en la historia el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

El gobernador Riquelme pasó entonces de tener sólo una opción para su sucesión a contar con al menos 7 perfiles. Pero examinemos algo que no puede soslayarse: Los laguneros se tardaron 50 años en volver a despachar en Palacio de Gobierno. ¿Alguien en su sano juicio, cree que regresarán la candidatura y el poder a un saltillense seis años después?

@marcosduranf