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Blas de Otero, cien años del poeta que luchó contra el franquismo
Blas de Otero, el poeta que pidió "la paz y la palabra", que luchó contra el franquismo y luchó por la democracia, la voz de la llamada poesía social, hubiera cumplido mañana cien años, una fecha para recordar que, por encima de clasificaciones, fue un gran poeta que atravesó el siglo XX.
Así quedó de manifiesto en "Hojas de Madrid con la galerna", un libro inédito en prosa y verso que Blas de Otero (Bilbao, 1916) dejó sin editar, con los poemas en carpetas poco antes de morir en Madrid el 29 de junio de 1979, a los 63 años, y que Galaxia Gutemberg publicó en 2010 de la mano de la viuda del escritor, la profesora Sabina de la Cruz.
La mujer que el poeta bilbaíno conoció a los 45 años, y quien le cuidó y comprendió hasta los últimos días de su vida. Sabina de la Cruz hizo una tesis doctoral sobre el autor de "Canto espiritual", y es presidenta de la Fundación Blas de Otero, donde se custodia toda obra.
"Era el hombre más libre que he conocido en mi vida. Cuando alguien me dice que se plegó a una u otra doctrina del partido comunista, les digo que no, que se equivocan, que para Blas nunca hubo consigas ni sometimientos".
"Para él solo existía la realidad, el pueblo y las necesidades del pueblo: la gente, la felicidad, la paz y la libertad", decía De la Cruz en una entrevista con Efe.
Blas de Otero, el poeta comprometido con lo humano, encasillado en el canon de la poesía social y política dialogó también con la tradición moderna y la poesía experimental. Con influencias del surrealismo, Whitman, García Lorca, Cervantes o la Biblia, según Mario Hernández otro de los grandes estudiosos de su obra.
"Blas es él solo una entera clasificación", decía de él el también poeta José Ángel Valente o "Si hay un poeta a la altura de los mejores autores del 27 en la literatura de posguerra, ése es sin duda Blas de Otero", subrayaba Dámaso Alonso, quien le igualaba a García Lorca.
Clasificaciones, todas ellas para alguien que fue poeta desde niño y que tuvo una infancia dura.
Nacido en una familia acomodada, la vida de Blas de Otero estuvo marcada por una depresión, que se despertó en el escritor sobre los 16 años, tras perder a su padre y a su hermano y tenerse que poner a estudiar Derecho para sacar a la familia adelante, a pesar de que se consideraba poeta por encima de todo.
Abandonó Madrid, donde vivía con su familia desde los diez años, y volvió a Bilbao con su madre y dos de sus hermanas sin un duro en el bolsillo, y a los 19 años se licenció en Derecho.
La Guerra Civil le sorprendió en Bilbao y participó en ella alistado en un batallón de "gudaris". Cuando finalizó la guerra trabajó como asesor jurídico en una fábrica metalúrgica de Vizcaya, hasta que un día lo abandonó todo para dedicarse a la poesía.
Alternó así su labor de creación poética con trabajos que ayudasen a su subsistencia. Dio clases particulares, dictó conferencias y cursillos y trabajó en una mina en Vizcaya
En 1942 publicó su primera obra, "Cántico espiritual", editada en homenaje a San Juan de la Cruz, en una etapa espiritual de cuando todavía era creyente, a la que le seguiría otra etapa existencial con "Ángel fieramente humano" (1950).
"Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre que amó, vivió, murió por dentro/y un buen día bajó a la calle: entonces comprendió: y rompió todos su versos". Escribió Blas de Otero en "A la inmensa mayoría”.