Bien mal o mal malo

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Bien mal o mal malo

Ideas van, ideas vienen, supuestas conspiraciones en el terreno de las redes sociales; en fin, a final de cuentas el mexicano común, vive con una incertidumbre, con un mal sabor de boca y con esa sensación de ya no saber qué creer o a quién creerle.

Para muchos analistas políticos, especialistas en seguridad o uno que otro “todólogo” las cosas no marchan bien en el gobierno de AMLO y su 4T.

Cancelar obras millonarias, controversias en algunas de sus decisiones como la suspensión de fondos públicos para atender niños y mujeres en situación de violencia (gran negocio perdido para las familias privilegiadas al acceder a muchas guarderías gratuitas y montar un negocio que al ojo público terminaría en situaciones como el caso de la guardería ABC).

En fin, su particular forma de gobernar a cimbrado al país, y creo en parte lo es por ser la primera vez que tenemos un gobierno de “izquierda”.

Según el periódico el Financiero, en lo que fueron sus primeros 100 días, el gobierno gozaba de una aprobación que rondaba en el 78%. Según datos de Forbes, antes de la tragedia de Culiacán, su aprobación era del 68%.

Su estilo particular de hacer política, ha dado una sacudida al país, en específico a los que disfrutan su “status quo” amenazado y a la clase política tradicional.

La comidilla que se quema ¿Qué fue lo que realmente paso en Culiacán? Nadie sabe, nadie supo. Creo que parte de legitimar e informar al pueblo, son las famosas mañaneras, que deben servir para despejar dudas, aprobar aciertos y para una crítica constructiva. 

Pero más que eso, en ocasiones parece que un pastor se planta a dar su homilía al pueblo. 
Considero una actividad que todo buen gobernante debe hacer, pero también creo que tiene sus errores técnicos. No es la prensa granjeada, no es la prensa de oposición al sistema; aunque tampoco es innegable que son una especie de dique, de golpeteo frontal, pero con datos puros y duros, combinados con la invitación al diálogo y la discusión, eso pasaría a segundo término.

Volviendo a lo ocurrido en Culiacán, no me considero experto en seguridad, ni con experiencia castrense. Mi sentido común (lejos de mi formación primaria en el Derecho) me da facultad a opinar en dos sentidos:

1. Apruebo más el valor de soportar el desmadre por proteger vidas de civiles y;

2. La desinformación tanto al interior de la administración como al exterior dejó en un plano desfavorable a AMLO en el terreno nacional e internacional.

Finalmente, creo que la figura de Alfonso Durazo (herencia panista desde Fox) es inversamente proporcional a la figura de un funcionario eficaz y honesto. No estuvo a la altura. Deben prevalecer los mejores intereses del país sobre cualquier consideración personal y de grupo.

Decía Bukowski: “A medida que vamos viviendo vamos siendo atrapados y desgarrados por diversas trampas. Nadie escapa de ellas. Algunos incluso viven con ellas. La idea es darse cuenta de que una trampa es una trampa”. No creamos todo lo que dicen; en especial con las tecnologías de la desinformación.