Bibliomanía

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Bibliomanía

Se dice que la gente no lee.

     Claro, hay lectura cibernética. De tuits, de chateo, de inserciones de cara-libro (léase:  feis buk). Se lee mucho y a todas horas en mensajes ¨juatsapeados¨. No se lee en página sino en pantalla, de pod, de pad o de fon. 

     La lectura no es lenta, razonada, reflexionada, memorizada, analizada. No. Es lectura rápida, veloz, precipitada, a la velocidad del tecleo que la responde. Sí. Algunos bajan libros electrónicos a sus dispositivos. Los ojean sin hojearlos porque no tienen hojas.  Otros prefieren el olor, el tamaño, el peso y hasta el precio del libro encuadernado, con pastas flexibles o rígidas y portadas policromadas.

      Y hay campañas para que la gente lea. Se considera la lectura un bien en sí misma y se sacraliza eso que se llama libro. Se ve como virtud tener muchos libros, leer muchos libros, Y el resultado es una obesidad de datos amontonados en la bodega de la memoria. Se dan indigestiones e infecciones, contaminaciones e intoxicaciones. Se vende la idea de que el solo leer te da cultura, te hace sabio, te hace inteligente, te hace letrado e intelectual, te capacita, te informa y te orienta.

       Pero el libro es como el alimento. No es el comer el que nutre. El comer puede enfermar y hasta matar si no hay balance, si no hay selección,  si no hay discernimiento ni mesura. Leer por leer es como el comer por comer. La gula se equipara a la lectura compulsiva. Quien compra un libro esta comprando tiempo de su vida. Cada página es un lapso, una inversión posible de minutos y de horas de inmovilidad de ojos abiertos.

        No es sana la bibliomanía y mucho menos la bibliolatría. Saber escoger autores y temas, saber leerlos con espíritu crítico evita pérdida de tiempo y tragarse ruedas de molino. Hay erudiciones no solo baratas sino frívolas y deformantes, que denotan tiempo desperdiciado y falta de criterio para elegir. Hay elecciones óptimas que se vuelven pésimas por interpretaciones subjetivas distorsionadas y adulteradas. El contenido es bueno pero el lector parece tener miopía intelectual, daltonismo de juicio, estrabismo de sensibilidad que duplica exagerando.

          No hay que leer libros buenos. Solo los mejores, porque no hay tiempo para más. La única censura válida es la del mismo lector que se niega a comer de todo y en cualquier cantidad para no enfermarse. Que no piensa que el libro es bueno por ser libro. Se puede servir un veneno en una copa de oro con adornos de diamantes. Siempre será mejor un rico jugo de frutas aunque se nos sirva en jarro.... No todo lo que brilla es oro ni todo lo que leas te humaniza... No te quedes en la hojarasca, sigue buscando hasta que encuentres fruto sano y maduro... y cómelo bien, masticándolo y sin atragantarte...