Beguinas, las rebeldes de la Edad Media

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Beguinas, las rebeldes de la Edad Media

Labor. Las beguinas sin ser propiamente religiosas velaron por los más necesitados de la época.Foto: Especial
Rechazaron el pensamiento y trabajo de las mujeres de su época y crearon los suyos. Ayudaron a los pobres en Europa; al final fueron perseguidas y acusadas de brujas

En Europa durante el medioevo, las beguinas fueron mujeres que trabajaron con enfermos pobres y víctimas de lepra, sin pedir limosna como otras organizaciones religiosas. Se les considera  antecesoras de las enfermeras por ser el primer grupo organizado de mujeres que cuidaban de otros en la historia.

En esa época la mujer gozaba de menos privilegios que el hombre. Se pensaba que su valor era inferior en la Iglesia. La palabra “femenino” venía del latín feminus: “fe”, de religión y “minus” de menos.  Ante el clero ellas estaban abajo por poseer “menos fe”.

Usaron hábito sin ser monjas, la parte superior de su vestimenta era color beige. Se dice que su nombre viene de este color o del latín benignae, “buen fuego”; tal vez por ello  el ave fénix es su  símbolo.

Las beguinas se rebelaron y decidieron estar en contacto con Dios, servirle y rezarle fuera de las iglesias como los apóstoles, pero sobre todo trabajar lejos del hogar y de la crianza como se esperaba. Algunas surgieron en Bélgica y Países Bajos en el siglo XI, en un momento de sobrepoblación femenina debido a las guerras. La clase burguesa ganaba fuerza. Cualquier mujer sin importar su clase social podía ser beguina y oponerse al clero: si ellos eran ricos y poderosos, ellas eran pobres y espirituales; si ellos fomentaban la vida de lujo y dominio, ellas  la austeridad y desarrollar el espíritu. Por su noble labor la monarquía les ayudó a independizarse en beguinajes (declarados patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco en 1998), los cuales podían abandonar cuando quisieran, casarse y formar una familia o ingresar ya casadas, pues el voto que hacían era distinto al de las monjas, era con ellas mismas. Los beguinajes eran conjuntos de casas que se conectaban entre sí, sus patios eran pastizales con muchos árboles, además de  huertos que ellas sembraban para comer. Escuchaban la palabra de Dios, rezaban, cuidaban a enfermos y hacían manualidades textiles.

LAS INTELECTUALES

En Francia y Alemania está otra parte del origen de las beguinas. En estos países se ha dicho que “beguina” viene de la cofia beige que usaban: béguin o del verbo alemán beginnen, “comenzar”. Lo cierto es que cuando ganaron relevancia peregrinaron a ciudades francesas y alemanas y no hacia Roma como era costumbre. En estos países cultivaron el intelecto y lo compartieron con estratos sociales bajos. Entonces la educación estaba concentrada en la alta Iglesia era poco accesible para el pueblo y más para las mujeres. Esta diferencia data de los años 300 con el libro anónimo Ambrosiaster, en el que se lee: “Ellas son sujeto de dominio del hombre y no tienen ninguna autoridad. No pueden enseñar, ni ser testigos ni ejercer su ciudadanía”. A ellas poco les importó y escribieron  en sus lenguas natales, no en latín, el lenguaje de la Iglesia.

Se rebelaron ante todas las formas de pensamiento y de trabajo de su época y recibieron donativos por parte de los familiares de los enfermos que cuidaban, esplendor que llamó la atención del clero.

Empezó el desprestigio hacia el modo de vida beguina, todo comenzó con insultos: “beguina” se volvió un término despectivo, después se les acusó de herejes y brujas, varias de ellas murieron en la hoguera por su labor. En 1795 las propiedades de las beguinas se confiscaron, ese fue el golpe definitivo. Después de eso el movimiento nunca recuperó su esplendor y ellas fueron expulsadas de varias ciudades a lo largo del siglo XIX, según  el artículo Beguinas, el fin de un mundo de la periodista Beatriz Navarro.

LA ÚLTIMA BEGUINA

Marcella Pattyn, la última de las beguinas, ingresó en 1941 al beguinato de Saint Elisabeth en Gante, Bélgica, ocupado por sólo 206 mujeres, según Raquel Fernández Díez en su artículo ¿Por qué no sobrevivieron las Beguinas al siglo XXI?

Nació en 1920 en Bélgica. Tocaba el banjo, el órgano, el acordeón, escribía y pintaba. Era ciega de nacimiento y quería ser monja, pero la Iglesia no la aceptó por su condición y optó por ser beguina gracias al consejo de una tía. Por  años llevó rutinas del medievo: misa a las siete de la mañana, meditación, desempeñó un oficio y rezaba a la una, tres y  cinco y después de la cena, escribió la periodista española Navarro. En un texto de la misma periodista hay una pregunta que  se le  hizo: ¿Le daba pena que el legado de las beguinas muriera junto a ella? “Conviértanse ustedes en una, a ver si quieren”, contestó ella. Pattyn, la última beguina, falleció mientras dormía a sus 92 años el 14 de abril de 2013.

¿Quiénes eran las beguinas?

Las Beguinas fueron aquellas mujeres cristianas que, en el siglo XII, en Flandes y en los Países Bajos, decidieron agruparse para vivir juntas su deseo de entrega a Dios y a los más necesitados, pero haciéndolo al margen de las estructuras de la Iglesia católica, a la que rechazaban por su corrupción y por no reconocer los derechos de las mujeres.

(El Universal)