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Beber orina está de moda; especialistas señalan los riesgos
CIUDAD DE MÉXICO. En el mundo hay miles de tratamientos de belleza y salud, desde mascarillas y ejercicios hasta menús y cremas. Sin embargo, pocos llaman tanto la atención como 'beber orina'.
Aunque suena asqueroso, muchos aseguran que tomarla y aplicarla ayuda para mejorar la piel, perder peso y sentirse más jóvenes.
De acuerdo con Daily Mail, ésta terapia ha adquirido más adeptos con el paso de los años, uno de ellos es Christo Dabraccio, un meteorólogo de Idaho de 49 años.
Según su testimonio, cuando escuchó hablar por primera vez de la terapia sintió asco, sin embargo, cuando lo venció y lo intentó, comenzó a sentirse como 'Superman'.
Estoy cargado de energía, me siento mucho más joven y tengo una piel radiante. Es como una fuente de juventud", asegura Dabraccio.
El hombre embotella su orina mañanera y bebe aproximadamente tres vasos al día. En la noche la usa para limpiarse la cara y lavarse los ojos.
Me ayudó a perder 13,6 kilos. Estoy maravillado. Entiendo por qué las personas pueden ser escépticas, pero al fin y al cabo, no estoy tratando de vender nada. No podemos venderte tu propio pis, sólo estoy promoviendo la libertad".
Por su parte, Julia Sillaman, pintora de 26 años de Maryland, dice habersuperado su acné después de que Christo le recomendara que se masajeara la cara con la orina. Ella perdió 11.3 kilos.
Después de que empezara a ayunar, la pipí dejó de oler y comenzó a saber como el agua de coco", afirma.
Pese a esto, los científicos advierten que no hay evidencia de que la práctica tenga algún beneficio, pues no se ha realizado ninguna investigación independiente sobre el tema. Paralelamente, especialistas en riñón alertan que ingerir demasiada orina puede conducir a una acumulación de desechos tóxicos similar a los efectos de la insuficiencia renal.
No hay absolutamente ninguna evidencia científica que sugiera que la terapia con orina tenga algún valor terapéutico. Quienes beben su propia orina no hacen más que burlarse de sí mismos", subraya el profesor Henry Woo, cirujano urológico de la Universidad de Sídney.