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Ayer y hoy; ¿cómo se parece el presente al pasado?
El confinamiento no debiera haberse transformado en vacaciones puesto que el salario se siguió pagando. Cien días de retiro fueron muchos, pero debimos continuar la enseñanza, impartir clases, poner y corregir exámenes y, en algunos casos, como el que me corresponde, hacer investigación. Ahora sí, en julio iniciaron vacaciones. ¿Algo cambió?, nada, la vivienda es la misma, el aislamiento también. Es el verdadero significado de la tragedia que nos tocó experimentar. De los proyectos de investigación que debo realizar logré terminar dos gracias a la abundancia de tiempo (no se pierde en traslados, en relaciones sociales u otros). He leído, releído, revisado muchas fichas de resúmenes que hice por años, y encontré datos que me asombraron. De ahí vino la idea de reflexionar sobre cómo se parece el presente al pasado.
Federico Nietzsche puso de moda el concepto “eterno retorno” que en realidad lo habían planteado los griegos: lo que sucede ya había sucedido; lo que vivimos lo vivieron los que nos anteceden. El gran especialista en religiones, Mircea Eliade, muestra que muchísimos pueblos, tanto del pasado como del presente refrendan la idea de que la historia se repite. Carlos Marx tiene una frase muy bella en la que, refiriéndose a un hecho concreto, afirma que una historia tuvo lugar primero como tragedia y luego como comedia. Los nazis creían asimismo que lo que sucedió en el pasado volvía a acontecer. Yo no comparto esas ideas; intento jugar con ellas.
Encontré un dato interesante. Denuncian ante el rey al gobernador de la Nueva Vizcaya (a la que pertenecían Saltillo, Parras y San Pedro) porque asesinó sin piedad centenares de indígenas cerca de Parral. Los mató en el cementerio, junto a la iglesia, incluyendo mujeres y niños: un genocidio. Los indios que sobrevivieron andaban matando españoles para vengar la sangre de sus deudos. El asesino, el gobernador Fernando de Gorraez y Beaumont, golpeaba a los de abajo y alagaba a los de arriba. Se le ocurrió hacer una colecta para apoyar al Rey. Los donativos sumaron 6 mil 695 pesos (una fortuna), pero remitió a Madrid sólo 446. ¿No encuentra usted que hoy vivimos el eterno retorno? Represión y robo. ¿Y la gran deuda?
Más cerca de Saltillo está Monterrey y un buen hacendado (los había) envió una carta en la que afirmaba que Nuevo León era un fracaso y que “la causa ha sido la tormenta o persecución que a este pobre Reino le vino con un gobernador sumamente avariento que parece no lo enviaron para gobernarle sino para tiranizarle”. O sea que… ¿cambiamos?
Otro tema encontré: las denuncias de los abusos de los gobernantes y empresarios. Nadie fue tan activo como los obispos. Hubo al menos cinco que se destacaron. Ejemplifico con Santiago de León Garabito, que denunció a los que oprimían y esclavizaban a los indios. Su enfrentamiento lo llevó a excomulgar al gobernador de Nuevo León, luego siguió con el virrey. Pero no avanzaba. Entonces buscó que la Reina tomara para sí su proyecto de defensa de los derechos humanos. Hay varias cartas de la Reina que son ejemplares. Regreso al eterno retorno: don Raúl Vera ha seguido a Garabito. ¿Y a la Reina?, no veo que doña Rosario Piedra tenga el tamaño.
En lo que toca al movimiento feminista, tardío como tal, he leído manuscritos del siglo 17 que exhiben mujeres distintas de la idea que se tiene: dependientes, dóciles, sufridas… ¡Tremendo error! Hay muchos casos de mujeronas que lucharon por sus derechos: esclavas africanas, sirvientas o muchachas burladas por sus novios. Una muchacha de 18 años llevó a juicio a un alcalde e hizo que lo encarcelaran por abuso sexual. Esas mujeres no titubearon ante el juez para acusar a sus opresores e, increíble, casi siempre ganaron.
En lo que toca al racismo parecería que nada hemos aprendido. Podemos decir lo que queramos, pero todos (o casi) tenemos antepasados africanos, indios, tal vez árabes y de otras procedencias. Encontré un censo del siglo 18 y varios padrones: aparece que, por ejemplo, en Cuatro Ciénegas había un cuarenta por ciento de españoles, otro tanto de mulatos y el resto indígenas. Algo parecido se dio en Patos, Parras, Saltillo y Monclova. Así que los racistas se están burlando de sus antepasados.